Llega el calor y los termómetros de la calle comienzan a marcar temperaturas desorbitadas, llegando a indicar valores de hasta 50ºC. Sin embargo, estos valores no son reales y están muy sobreestimados dada la ubicación y los materiales inadecuados de los termómetros urbanos, eltiempo.es analiza las causas que influyen en esta previsión desvirtuada.

Los termómetros de las ciudades suelen ser metálicos, de colores oscuros y están expuestos a la radiación solar durante todo el día, por lo que las cifras que indican no se convierten en un punto de referencia real de la temperatura del día.

Pero no son los únicos termómetros poco fiables, también los de las marquesinas o los del coche marcan valores poco ajustados a la realidad. Y, es que el entorno del termómetro también influye. El calor que desprende el asfalto y los edificios también eleva el marcador hasta temperaturas muy por encima de lo real.

Los termómetros urbanos absorben la energía del sol calentándose mucho, sumando el calor extra que desprenden los edificios y el asfalto, que contribuyen a que los sensores de los termómetros urbanos exageren todavía más las temperaturas.

¿Cómo sería el termómetro fiable?

Los mercurios de las calle deben estar a la sombra, en espacios abiertos sin edificios y preferentemente sobre suelo no cementado. De esta manera, sin asfalto alrededor que influyan en su percepción de la temperatura se pueden ajustar mejor a la realidad.

Para medir la temperatura real habría que contar con una garita meteorológica. Un medidor con forma de caja y un revestimiento de color blanco donde se aloje el termómetro, ya que refleja el calor del sol. Además, debe contar con unas rendijas que permiten filtrar el aire y a una altura de 2-3 metros para que el calor del suelo no influya en su valoración. También, se encuentran en un espacio libre de humos de coches, asfaltos y edificios que puedan desvirtuar la temperatura.