En noviembre de este año el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cumplirá 85 años. Y lo hace en un momento importante, de transformación, después de una década complicada en la que la inversión en ciencia, como en casi todos los ámbitos, se frenó en seco. Pero ahora, la séptima institución pública de investigación más potente a nivel mundial, que cuenta con 15.000 trabajadores y 124 institutos distribuidos por nuestro país, quiere recuperar el tiempo perdido.

Desde junio del 2022 Eloísa del Pino está al frente. Se trata de la segunda mujer de la historia en llegar a la presidencia del CSIC, y la primera persona en ocupar el puesto teniendo una formación en ciencias sociales, al ser Doctora en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid y licenciada en Derecho y en Ciencias Políticas. Estos últimos días Del Pino ha visitado Málaga para participar en el Foro Europeo para la Ciencia, Tecnología e Innovación (Transfiere). Y El Independiente ha aprovechado para repasar con ella la actualidad del organismo científico más importante de España.

Pregunta. Usted viene de la rama de las ciencias sociales. ¿Cree que dentro de la comunidad científica se mira con recelo a todo aquel que no se haya formado en ciencias naturales?

Respuesta. Creo que no. Ahora mismo, de hecho, estamos en un momento en el que casi todos los problemas científicos, y los problemas sociales con componente científico, como el cambio climático, el envejecimiento de la población o la situación geopolítica, solamente se pueden resolver con ayuda de las ciencias sociales. Por eso en el CSIC estamos creando, estimulando e incentivando equipos multidisciplinares, donde las ciencias sociales son un elemento esencial. Todos somos conscientes de lo que pueden aportar.

P. ¿Qué panorama se encontró cuando llegó a la presidencia del CSIC en 2022?

R. Lo que me encontré es que realmente teníamos problemas tanto en lo que tiene que ver con la financiación como en el refuerzo de las estructuras de gestión. Y también había que modernizar la organización. Estamos en ello. El año pasado el CSIC consiguió firmar el Contrato de Gestión con el Gobierno de España, que implica que ellos se comprometen a darnos un determinado presupuesto si nosotros conseguimos cumplir con ciertos objetivos tanto de gestión como científicos. Era algo que llevábamos esperando desde 2009, y ahora tenemos el enorme reto de desplegarlo para modernizar una institución que desde distintos puntos de vista está algo anticuada.

Tenemos un plan de transformación digital que está en la segunda fase y acabará dentro de cuatro años. Y luego tenemos una estrategia científica muy bien definida, tenemos muy claro donde queremos estar en los próximos años. Queremos seguir en el G-6 de la ciencia europea y seguir mejorando, por ejemplo, para no ser solo un país que exporta científicos, sino que también trae de vuelta a los españoles que están en el extranjero e importa a gente de otros países. Además, hemos puesto en marcha tres o cuatro planes científicos muy importantes que, por primera vez, cuentan con financiación. Porque antes muchas veces se ponían en marcha planes que luego no tenían una financiación detrás.

P. Históricamente, ¿en qué sectores de investigación ha sido más fuerte España y en cuáles más débil?

R. El Consejo se crea en un contexto en el que España tenía determinados problemas vinculados a su actividad económica de entonces, que estaba centrada en el sector primario. Por eso se hizo una apuesta muy importante por la agricultura, la ganadería y la pesca. En esos ámbitos somos muy fuertes, y vamos a serlo mucho todavía porque son sectores estratégicos para España, y más con la situación geopolítica actual.

También hay una fuerte investigación en ciencias de los materiales, en física, en historia y en arqueología, donde estamos entre los mejores del mundo. Y en biomedicina, que es el sector que abarca la mayor parte de la investigación que se hace en el Consejo, somos muy potentes también. Luego hay ámbitos en los que somos muy débiles como en ciencias sociales. Ahí en cuanto a resultados somos buenos, porque tenemos los mismos o mejores que Francia o Alemania, pero tenemos muy pocas personas dedicadas a ese tema.

Luego hay otros ámbitos en los que claramente hay que apostar en el futuro, como todo lo que tiene que ver con la tecnología y la inteligencia artificial. No sólo a la hora de investigarlo, sino también a la hora de incorporarlo a la propia gestión de la institución o a otros ámbitos. Además, también estamos diseñando ahora mismo nuestra propia estrategia de quantum technologies. No podemos permitirnos que el CSIC no esté a la última.

P. En cuanto a la IA, ¿qué están investigando y qué herramientas han implementado en el CSIC basadas en esta tecnología?

R. Todavía estamos en un momento de cierta incertidumbre, porque no sabemos muy bien cómo la inteligencia artificial va a afectar a la investigación. Nosotros, además estar investigándola desde distintos puntos de vista, acabamos de terminar nuestra propia estrategia de inteligencia artificial. Nos ha llevado siete meses hacerla, y hay muy pocas instituciones españolas fuera del Gobierno de España que tengan una.

Lo que estamos viendo es que necesitamos tres cosas. Primero, incrementar la masa crítica de investigadores que se dediquen a la IA. En segundo lugar hay que formarlos, y para ello estamos diseñando junto con la UNED, y espero que con el apoyo del Gobierno de España, un programa formativo tanto para técnicos como para científicos y personal de gestión. Y también hay otra tercera pata, que es estudiar qué tecnología concreta tenemos que ir actualizando e incorporando a la institución para para poder responder a las demandas en ese ámbito.

P. Le he escuchado decir en alguna entrevista que el CSIC investiga todas las áreas del conocimiento humano menos Derecho. ¿Por qué?

R. Hubo un instituto de investigación de Derecho en el CSIC, pero lo trasladaron a una universidad. Creo recordar que fue a la Carlos III. Pero no fue por nada en particular en realidad...

P. ¿Les interesaría recuperarlo entonces?

R. Bueno, yo soy científica del CSIC en Ciencias Sociales, y tengo una formación también jurídica. Y nosotros apostamos por todas las áreas del conocimiento humano. Podríamos apostar por esa también, ¿no? No es que tengamos nada en contra del Derecho, por supuesto, porque como digo sí que estuvo en el CSIC. Pero por alguna razón que tengo que explorar mejor pasó a la Universidad Carlos III.

P. ¿Cómo de lejos estamos de los países europeos que están por encima de nosotros?

P. No estamos muy lejos. Aunque habría que ver en qué ámbitos. Por ejemplo, esta semana el CSIC ha aparecido como el primer organismo español público o privado en número de patentes solicitadas a la oficina europea de patentes. Y no sólo las solicitamos, sino que las licenciamos. Es decir, que al final acaban siendo utilizadas por las empresas grandes y pequeñas. En esto, por ejemplo, estamos por encima de los países de nuestro entorno.

No obstante, yo no diría si estamos bien o mal en general, sino que lo analizaría en las distintas disciplinas. En algunas somos extraordinariamente buenos, y por eso muchos investigadores quieren venir a España y en concreto al CSIC. Tenemos lo que se llaman las credenciales Severo Ochoa y María de Maeztu, que reconocen a los centros excelentes de investigación. El CSIC tiene 17, y España en total tiene más de 50. Y todos esos están entre los mejores del mundo. Pero en otras áreas hay todavía que mejorar.

Ahora mismo nosotros tenemos una política, que podría ser discutible, pero que apunta a apoyar a los centros que ya son muy buenos y a aquellos que, con un pequeño empujoncito, podrían serlo, pero que todavía tienen que trabajar en algún área específica.

P. ¿Qué países europeos están por encima de España en investigación científica?

R. Te diría nuevamente que depende de las disciplina. Pero el G6 de la ciencia europeo lo forman el CSIC, una institución de Italia, otra de Francia y tres de Alemania. Ahora no está el Reino Unido, aunque ellos no tienen una institución parecida al CSIC. Pero la realidad es que estamos codeándonos con los mejores. Luego en el resto del mundo claramente Estados Unidos es una potencia. Canadá también, al igual que Japón. Y China, que siempre se dice que es una potencia emergente pero creo que ya se puede considerar potencia a secas.

P. ¿Qué presupuesto maneja del CSIC actualmente?

R. Es bastante importante. Tenemos 1.300 millones de presupuesto. El 60% viene de una subvención del Ministerio de Ciencia y sirve para pagar los salarios y también los gastos corrientes. Pero lo que es muy relevante, y que muy poca gente conoce, es que el 40% restante del presupuesto lo conseguimos los investigadores y los gestores. Es decir, el CSIC paga el sueldo y el despacho, pero luego cada uno tiene que conseguir dinero para hacer su propia investigación. Por eso siempre me gusta decir que para emprendedores, los investigadores. Eso es un riesgo que asumen.

P. Y ese presupuesto no deja de crecer.

R. Ahora mismo es el mejor momento de la historia de España en cuanto a investigación. En el año 2022-2023 el presupuesto destinado a ciencia fue el más alto de siempre. Luego hay que distinguir entre inversión pública y privada, porque la primera se ha incrementado un 11% y la segunda menos, eso hay que decirlo. Pero en el CSIC el año pasado es la primera vez que tuvimos un presupuesto superior al de 2010. Y con la aprobación del Contrato de Gestión en los próximos cuatro años esa cifra se incrementará en un 40%. Va a ser algo absolutamente clave.

P. ¿Qué imagen hay de los científicos españoles fuera de nuestras fronteras?

R. Creo que no es mala. España no sé si ya se reconoce o no como un país que hace ciencia, pero nos fustigamos mucho diciendo que hemos avanzado muy poco, aunque en los últimos años el esfuerzo está siendo inmenso. Yo creo que están todas las administraciones trabajando. El gobierno de España lo ha hecho, es verdad que con fondos europeos en buena medida, pero los podría haber canalizado para otras cosas y lo ha destinado a ciencia. Luego ese dinero ha ido a las comunidades autónomas, que nuevamente también están invirtiendo. Y hay algunos ayuntamientos que ya tienen concejalías de ciencia. Aunque es verdad las empresas se tienen que sensibilizar un poco más, porque nos hacen falta.

Creo que España está mucho mejor si nos comparamos con nosotros mismos en el pasado. Si nos comparamos con otros países, nos queda un reto grande. Pero tenemos algunos institutos del CSIC donde atraemos mucho talento. Viene gente de todos los países y están prácticamente a silla caliente, porque sale uno y entra otro. Ahora necesitamos que la inversión en ciencia no solo sea cuestión de unos años en los que la economía va bien, sino que también sea sostenida a lo largo del tiempo. Ese es el principal reto y mi principal preocupación.

P. ¿Cómo ficha el CSIC talento?

R. Tenemos varios programas para atraer talento internacional. Uno de ellos empieza con estudiantes universitarios que están en los últimos años de carrera con las becas JAE Intro, con el que tratamos de captar a gente que todavía no ha decidido a qué se quiere dedicar de mayor, por decirlo así. Vienen, pasan unos meses en el CSIC y a muchos de ellos los conseguimos convencer.

Luego tenemos las contratos predoctorales. Ahora tenemos a 1.200 personas en formación haciendo su tesis doctoral, y tenemos también opciones para que nuestros propios investigadores hagan estancias en el extranjero y luego vuelvan al CSIC. Y luego para captar el talento 'postdoc', es decir, una vez que ya has hecho tu tesis doctoral, tenemos algunos contratos postdoctorales para atraer a españoles que están en el extranjero.

Estamos siendo muy agresivos en la captación del talento. Hemos abierto la Oferta de Empleo Público, hemos creado una oficina de atracción del talento internacional... Y estamos empezando a competir por captar a los mejores científicos internacionales de diversas maneras. Por ejemplo, les ayudamos a establecer sus laboratorios dentro del CSIC, les incentivamos los primeros años salarialmente o les facilitamos a sus familias un acomodo en nuestro país. Y ahora estamos trabajando con el Ministerio para que a los extranjeros no encuentren tantas barreras burocráticas. Somos capaces de captar talento, tenemos buenas tecnologías y equipos y encima España acompaña. No es como irte a vivir Alaska.

P. Una de las labores del CSIC, más allá de la investigación, es la divulgación. ¿Cuáles son las principales dificultades de trasladar los conocimientos a la población en general?

R. Nosotros hacemos 15.000 eventos de divulgación científica al año. Seguramente incluso más. Hacemos visitas a colegios, talleres, tenemos casas de la ciencia, que son sitios muy vivos... Los investigadores cada vez están más interesados en hacer divulgación de alto nivel. Están muy sensibilizados, por ejemplo, con combatir el negacionismo. En España no teníamos negacionistas en temas como las vacunas, y no es que los tengamos ahora, pero no los queremos tener. Y también queremos sensibilizar mucho sobre el cambio climático.

También tenemos un programa precioso que se llama Ciudad Ciencia, en el que llegamos a 60 municipios españoles donde tenemos un catálogo de actividades. Y hay otro programa que se llama con el que vamos a los barrios más desfavorecidos de nuestro país.

Es muy importante combatir el negacionismo. Una de los principales amenazas es que tengamos políticos negacionistas, porque la evidencia científica dice que muchos ciudadanos cambian de opinión cuando escuchan a un político así. Y lo tenemos que combatir desde el CSIC. Tenemos que convencer a los a los políticos también de que sean prudentes si quieren empatizar con los problemas de los ciudadanos. Pero a la vez teniendo claro qué dice la evidencia científica sobre el cambio climático, que es un fenómeno que está ocurriendo.

P. ¿Qué hacemos entonces con los partidos políticos españoles negacionistas?

R. Para nosotros es muy importante divulgar la ciencia tal y como es. El cambio climático va a cambiar la forma en la que viven muchos ciudadanos, y tenemos que contar la ciencia y la repercusiones científicas. Pero también tenemos que empatizar y darnos cuenta de que los políticos compiten entre sí para ganar elecciones. Y también hay que hacerlo con los ciudadanos para explicarles bien las cosas y entender cuáles son sus problemas. Yo creo que si hacemos eso ayudará a que los políticos nos vean con mejores ojos, y que sepan que nosotros también estamos preocupados por el sufrimiento social.

P. El CSIC acaba de lanzar la iniciativa Cazabulos. Llevamos ya muchos años con Internet y con redes sociales, aunque no dejan de salir cosas nuevas. Quizás TikTok ha sido la última gran plataforma que en generar un impacto en la manera en que consumimos contenidos. ¿Está la gente hoy más o menos preparada para distinguir los bulos que hace una década?

R. Las redes sociales y la tecnología nos lo ponen muy difícil. Y no sé si hemos llegado un poco tarde a la regulación de la inteligencia artificial. Pero además de regularla mejor tenemos que hacer ver a los ciudadanos y a los políticos los riesgos que tenemos. La IA va a ser algo muy importante. Nos va a permitir, seguramente, vivir mejor como ciudadanos y como humanidad, pero también tiene sus propios riesgos. Uno muy grave es el de la desinformación y su mala utilización.

Yo creo que las nuevas generaciones van a ser mucho más conscientes que la generación anterior, que sufrió la irrupción de la tecnología un poco sin que supiéramos las implicaciones que iba a tener. Probablemente los niños de ahora y sus padres son mucho más conscientes. Simplemente tenemos que ser responsables con todo esto, pero también aprovechar todas las oportunidades que nos ofrecen estas herramientas.

P. Hace poco unas compañeras mías en el periódico escribieron un artículo hablando de lo que les costaba encontrar mujeres expertas para consultarlas. No porque no las haya, sino más bien porque no quieren hablar al no sentirse preparadas. Algo que no sucede con los hombres. ¿Por qué sucede eso y cómo podemos cambiarlo?

R. Creo que las mujeres somos cada vez más conscientes de que tenemos que involucrarnos también en la divulgación de la ciencia y en la actividad científica. Y en ese sentido nosotras mismas estamos haciendo un esfuerzo, porque tienes toda la razón, en todos los contextos en los que yo me muevo a las mujeres nos cuesta más asumir esas responsabilidades. De hecho, a mí misma como mujer también me costó mucho más asumir esta tarea de ser la presidenta del CSIC. Pero una de las razones que pesó en mí fue ser un ejemplo a seguir para otras.

Para hacer que las mujeres aparezcamos más en los espacios públicos podemos hacer muchísimas cosas entre todos. Empezando por crear un entorno público mucho más sano del que tenemos ahora, en el que no seamos tan extraordinariamente críticos y radicales con aquellas personas que están en la esfera pública asumiendo un puesto de responsabilidad política o de gestión de un organismo público. O que están haciendo divulgación científica. Y después hay que crear las condiciones institucionales apropiadas.

Nosotros acabamos de hacer un estudio y hemos podido comprobar científicamente que las personas que consiguen las plazas en el CSIC lo hacen por mérito. No tenemos discriminación de género, pero esto se debe nada más a que hemos hecho un trabajo interno muy importante desde 2002. Mis compañeros mismos están haciendo mucho esfuerzo para incorporar talento femenino. En este sentido las cuotas están funcionando bien. Ojalá, no las necesitáramos, pero ahora mismo las necesitamos todavía para conseguir que haya un equilibrio de género como el que hay al principio de la carrera, donde tenemos el mismo número de hombres y de mujeres.

P. ¿Por qué España ha ganado tan pocos Premios Nobel a lo largo de la historia? Son 8, menos que Polonia, Hungría o Sudáfrica. 

R. Tenemos un retraso. La inversión en ciencia ha sido más reducida, aunque ahora estamos recuperando a toda velocidad. Desde 2018 uno de cada cinco empleos que se ha creado eran en ciencia. Como te decía antes estamos en el momento mejor de la historia del país, pero necesitamos más inversión, no es suficiente.

Luego también nos lo hemos creído bastante poco. Seguramente deberíamos haber tenido algunos ganadores más. Últimamente hemos estado muy cerca de conseguir un par, y durante el periodo de la Guerra Civil también. Tenemos que creérnoslo un poco más, y tenemos que tener también una estrategia de diplomacia para que nuestros científicos se presenten a premios internacionales para estar más presentes en la esfera internacional. Yo creo que podremos conseguirlo dentro de poco.

P. Para acabar quiero preguntarle por uno de los grandes retos globales, el cambio climático. Algo que a España le afecta especialmente. ¿Estamos preparados desde un punto de vista técnico para afrontarlo? ¿Tenemos la tecnología y el personal experto que necesitamos?

R. Ahora estamos siendo líderes en ese sentido, pero todavía nos queda mucho por hacer desde un punto de vista científico. Tenemos varias áreas que atacar, desde las energías renovables al reto del sector primario. España va a desarrollar ahora su estrategia de materiales críticos, que vamos a necesitar para todo, desde fabricar medicamentos hasta las baterías de móviles o la fabricación de automóviles. Necesitamos estos materiales críticos, el CSIC está trabajando intensamente en esa en esa dirección y tenemos que prepararnos un poco mejor. Pero yo creo que vamos por buen camino ahora mismo.