Odiseo ya está camino de la Luna. Hablamos de la nueva misión conjunta de la NASA, SpaceX -la compañía de Elon Musk- y la empresa aeroespacial Intuitive Machines, que este miércoles ha despegado con éxito desde Cabo Cañaveral (Florida, EEUU). A las 7.05 de la mañana, hora peninsular española, los motores se encendieron mientras la nave despegaba y se perdía en el firmamento. Si todo va según lo previsto, aterrizará sobre la superficie lunar el próximo 22 de febrero. Pero hay muchas cosas que comentar.

Primero, un poco de contexto. Es una misión importante. De entrada, porque puede suponer el primer alunizaje de EEUU en más de 50 años (la última vez que lo consiguieron fue con la misión Apolo 17 en 1972, que también fue la última vez que un ser humano pisó la Luna). En caso de tener éxito, se trataría también de la primera misión privada en posarse sobre la Luna. Y supondría un gran paso para volver a llevar humanos al satélite.

Pero para eso, claro, todo tiene que salir bien. Y aunque la primera fase, el lanzamiento, parece haber ido según lo previsto, aún pueden fallar muchas cosas. Prueba de ello es la misión Peregrine, lanzada por la empresa Astrorobotic el pasado enero en colaboración con la NASA, que era muy similar a Odiseo y estaba llamada a cumplir con los retos que ahora enfrenta ésta. Pero un fallo después del despegue provocó que todo se torciera, y Peregrine nunca pudo aterrizar en la Luna. Acabó estrellándose en alguna región del Pacífico Sur, aunque no se sabe exactamente dónde porque los científicos perdieron el contacto con la nave.

Lo cierto es que el lanzamiento de Odiseo tuvo un pequeño contratiempo, porque inicialmente estaba programado para ejecutarse un día antes, el 14 de febrero. Sin embargo, los científicos detectaron anomalías mientras cargaban el cohete con metano, un combustible que China ya ha empleado, pero que es la primera vez que se utiliza en un cohete de SpaceX. En concreto, registraron "temperaturas inadecuadas". Aunque por lo que parece han podido corregirlo.

Ahora vamos a profundizar. Cuando hablamos de Odiseo en realidad nos referimos a la misión bautizada como IM-1, que transporta a bordo el módulo Nova-C. Ésta se engloba dentro de los llamados Servicios Comerciales de Carga Útil Lunar (CLPS, por sus siglas en inglés), una serie de misiones en las que la NASA subcontrata a empresas externas para que éstas puedan enviar pequeños robots y vehículos de exploración a la Luna, que suelen ir acompañadas de tecnologías de la propia agencia.  

Según el portal Space Launch Schedule, especializado en informar sobre lanzamientos espaciales, el presupuesto de Odiseo es de 52 millones de dólares. Una vez aterrice en la superficie lunar, la idea es que las operaciones duren una semana, antes de que llegue la noche lunar. Intuitive Machines, que recibió 77,5 millones de dólares por el contrato, es responsable de los servicios de entrega de un extremo a otro, incluida la integración de la carga útil, la entrega desde la Tierra a la superficie de la Luna y las operaciones de carga útil. La empresa programa ya lanzar la misión IM-2 a finales de este año y la IM-3 en 2025.

La importancia del polo sur lunar

Está previsto que Odiseo aterrice cerca del cráter Malapert, situado a unos a unos 300 kilómetros del polo sur lunar. Y estas es otra de las claves, porque la región es muy interesante. Hasta hace poco, ningún país había conseguido llegar hasta allí. Pero en agosto de 2023 India finalmente lo hizo gracias a su sonda Chandrayaan-3.

El gigante asiático ganó esa carrera, pero ya hay otras muchas misiones que apuntar al polo sur del satélite. La NASA admitió que tiene "la vista puesta" en esta región, que asegura que "está lleno de misterio, ciencia e intriga" y que puede ser el lugar idóneo para "comenzar una nueva era de la ciencia del espacio profundo".

Las condiciones extremas y cambiantes convierten al lugar en todo un desafío. Pero su potencial es enorme, porque se cree que puede servir como una posible ubicación para un futuro asentamiento humano. Además, como los polos pueden contener agua en forma de hielo, se podría convertir en una fuente de agua potable, y podría ayudar a enfriar las naves y a producir hidrógeno como combustible y oxígeno para respirar. Por supuesto, también nos ayudaría mucho a dar el salto a Marte. Pero la NASA tiene claro que el polo sur, por sí solo, puede traernos "descubrimientos científicos sin precedentes".

Programa Artemis

Y llegamos al quid de la cuestión. Y es que los instrumentos científicos que viajan ya a bordo del Odiseo ayudarán a la NASA a aprender más sobre el terreno y las comunicaciones del Polo Sur lunar. Y todo eso servirá para preparar el escenario de las futuras misiones Artemis.

Estamos hablando del programa espacial más ambicioso de la actualidad. Y aunque recientemente la NASA informó de que va a retrasar los plazos, el objetivo sigue siendo el mismo: que el hombre vuelva a la Luna. En 2022 la agencia ya lanzó Artemis I, una misión no tripulada que orbitó el satélite y sirvió para preparar el terreno. Artemis II (prevista para 2024 y pospuesta hasta 2025) sobrevolará la Luna pero esta vez con tripulación a bordo. Y en 2026, si todo sale según lo previsto, Artemis III marcará el regreso de la humanidad a la superficie lunar más de 50 años después. Y la NASA hará historia al enviar a los primeros humanos a explorar la región cercana al Polo Sur lunar.

En concreto, Odiseo servirá para testear tecnologías de aterrizaje de precisión para futuros sistemas de navegación autónoma, y los datos que ayudará a recabar también jugarán un papel fundamental. Además, el sitio previsto para su alunizaje es una de las 13 opciones que la NASA baraja para programar que aterrice la misión Artemis III. Y todo esto, a su vez, será importante para planificar futuras misiones que nos lleven cada vez más lejos.