Si buscamos en Internet noticias sobre la Antártida es fácil entender por qué: titulares terroríficos advierten la ruptura de icebergs del tamaño de de Luxemburgo acompañados por vídeos a cámara lenta de hielo que se estrella en el océano. Pero esta historia encierra mucho más.

Para entender realmente qué significa el cambio climático para la Antártida, debemos observar los glaciares más altos de la Antártida y también sus aguas más profundas.

El océano Antártico es un importante barómetro de cómo el cambio climático está afectando a nuestro planeta. La ciencia puede usar muestras de hielo de la Antártida como un registro de cientos de miles de años de antigüedad, comparando los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera de los últimos 800.000 años con las mediciones de hoy. Esto nos lanza un dato alarmante: los niveles de dióxido de carbono son más altos ahora que nunca.

Como resultado, zonas de la Antártida se han calentado tres veces más rápido que otras zonas de nuestro planeta. Los científicos registraron recientemente la temperatura más elevada de su historia: 17,5 °C.

El cambio en la temperatura de las aguas océanicas también es significativo, ya que calientan los gigantes glaciares antárticos desde la base, lo que los hace menos estables. Los glaciares se forman en la masa antártica a medida que la nieve se va convirtiendo en hielo, y fluyen bajo su propio peso hacia el océano, como un río muy lento. Pero a medida que estos glaciares sienten el calor de un océano más cálido bajo ellos, aceleran su marcha hacia la costa, lo que provoca que grandes trozos de hielo se desprendan en el mar como icebergs a una velocidad mayor.

El deshielo de los glaciares en el océano eleva el nivel del mar en todo el mundo

El deshielo de los glaciares en el océano eleva el nivel del mar en todo el mundo. Actualmente los glaciares antárticos pierden más hielo del que se crea. La velocidad a la que se derriten las capas de hielo de la Antártida, con temperaturas cada vez mayores, afectará a las comunidades costeras de todo el mundo, ya sea en pequeñas islas o en megaciudades.

Unas aguas cada vez más cálidas también tienen impacto en la vida silvestre icónica de la Antártida. Los científicos han advertido que una Antártida más cálida también podría atraer nuevas especies de animales y plantas, creando una competición por la vida antártica que está especialmente adaptada a temperaturas bajo cero. También se está investigando si las temperaturas más cálidas aumentan el riesgo de enfermedades para la estrella de mar más abundante del océano Antártico.

Más cerca de la superficie, la cantidad de agua de mar que se congela alrededor de la Antártida durante el invierno -y el tiempo que permanece congelada- afecta a numerosos animales antárticos. Cada año, en octubre, el hielo marino normalmente cubre un área dos veces más grande que Estados Unidos, pero en 2017 se registraron nuevos mínimos.

Efectos en las poblaciones de kril

Los pingüinos emperador, que dependen del hielo marino para su reproducción, podrían perder áreas clave de su hogar. La pérdida de superficie helada en el mar podría también tener implicaciones alarmantes para las poblaciones de kril (la base de la cadena alimenticia en la Antártida) que se agrupan en torno al hielo marino para obtener alimento y refugio. Las previsiones indican que, si no tomamos medidas para reducir el calentamiento, las mayores reducciones de hielo marino se producirán en las áreas donde se concentra la mayor parte del kril.

Los científicos también han advertido que el kril se enfrenta a dificultades para crecer y reproducirse en unas aguas que se están volviendo más ácidas por la absorción de carbono. El carbono se disuelve más fácilmente en aguas frías en comparación con los mares más cálidos, por lo que la vida en las regiones polares se ve particularmente afectada por la absorción de la contaminación causada por la quema de combustibles fósiles en tierra. Prácticamente toda la fauna antártica, desde ballenas hasta pingüinos y focas, depende del kril como principal fuente de alimento, por lo que las amenazas a este animal tendrán efectos en todo el ecosistema antártico.

Proteger los mares con una red de santuarios ayudará a que la vida marina se desarrolle

Pero el océano Antártico -y los océanos en todo el mundo- no es simplemente una víctima del cambio climático. Si protegemos los mares con una gran red de santuarios, ayudaremos a que la vida marina se desarrolle. Y si esto ocurre, podría ayudar a frenar el cambio climático, lo que nos beneficiaría a todas las personas.

¿Como funciona esto?

La creación de santuarios oceánicos proporciona un refugio para la vida marina, a salvo de la actividad industrial. No solo brindan un espacio para que estos animales se recuperen de las presiones que amenazan a nuestros mares y desarrollen resistencia a los impactos de un clima cambiante, sino que permiten que esta vida silvestre siga almacenando carbono.

Los santuarios oceánicos permiten que la vida silvestre siga almacenando carbono

Las plantas diminutas en la superficie del mar absorben el carbono para generar energía, que entra y viaja a través de la cadena alimenticia del océano. A medida que esto sucede, los científicos han sugerido que la “caca” del kril, más glamorosamente conocida como materia fecal rica en carbono, transporta el carbono a aguas profundas donde permanece durante largos períodos, almacenando la misma cantidad de carbono que el total emitido cada año por todos los hogares del Reino Unido.

También encontramos carbono en los cuerpos de criaturas marinas mucho más grandes, como las ballenas. En vida, las heces de las ballenas ayudan a alimentar a esas diminutas plantas que absorben carbono cerca de la superficie del mar, mientras que una vez muertas, el carbono en los cuerpos de las ballenas acaba enterrado junto a ellas en el fondo marino. Aquí se puede almacenar carbono durante miles de años.

Esta es nuestra elección: un ecosistema antártico sano puede ayudarnos a evitar los peores efectos del cambio climático, mientras que si dejamos que las amenazas dañen esta salvaje naturaleza helada contribuiríamos a empeorarlo.

Todo esto refuerza una idea: debemos actuar ahora. Afrontar las causas del cambio climático y proteger el océano deben ir de la mano. Necesitamos transformar nuestro sistema energético y reemplazar los combustibles fósiles contaminantes por energía 100% renovable al tiempo que protegemos nuestros océanos con amplios santuarios oceánicos.

Las decisiones tomadas en la próxima década afectarán el futuro de todo el planeta

Los científicos advirtieron recientemente que las decisiones tomadas en la próxima década afectarán el futuro de la Antártida y, por lo tanto, de todo el planeta. Así que mejor hagamos de esas decisiones las decisiones correctas. Pidamos a nuestros gobiernos que apoyen estas semanas la creación de un Santuario del Océano Antártico, que proporcionará a la vida silvestre el espacio necesario para hacerse resiliente ante unas aguas cambiantes y nos ayudará a evitar los peores efectos del cambio climático.

Louisa Casson es responsable internacional de la Campaña por un Santuario Antártico de Greenpeace.