El AXA Research Fund ha publicado recientemente la Guía “Biodiversidad en riesgo”, que cuantifica por primera vez el impacto monetario que supondría para la economía mundial una pérdida significante de la biodiversidad: entre 125 y 140 billones de dólares al año, según las estimaciones actuales, lo que equivale a más de una vez y media el PIB mundial. Y los más expuestos a estos costes serán las poblaciones de bajos ingresos, que dependen en mayor medida de los recursos naturales para sus ingresos y medios de subsistencia.
“La pérdida de biodiversidad tendrá un alto coste para nuestras economías: la pérdida de hábitat, la contaminación, el aumento de plagas y otras especies invasoras afectarán a sectores que van desde la agricultura, la pesca y la forestación hasta el desarrollo inmobiliario, el turismo y la salud pública”, destaca el documento, que analiza la relación de la biodiversidad con el cambio climático, la seguridad y la economía, entre otros aspectos.
“La pérdida de biodiversidad exige más investigación y compromiso por parte de todos para adaptar nuestras sociedades y economías hacia modelos sostenibles desde el punto de vista medioambiental y económico", asegura Josep Alfonso, director general de Fundación AXA. “Documentos como este demuestran la trascendencia de lo que está ocurriendo en el medio ambiente”, añade.
La biodiversidad es el conjunto de animales y plantas que produce oxígeno, regula el agua, retiene el suelo y proporciona protección contra las inundaciones, entre otros servicios vitales de considerable valor y de los que depende la vida. Las investigaciones recientes han arrojado luz sobre la gravedad de la pérdida de biodiversidad, con un millón de especies de animales, plantas e insectos en peligro de extinción (IPBES, 2019).
Las consecuencias de estas extinciones podrán ser catastróficas. Si bien es cierto que la biodiversidad proporciona el capital natural que está impulsando nuestro crecimiento económico, este crecimiento lleva aparejado, en ocasiones, daños ambientales que están socavando la sostenibilidad de nuestro modelo económico y están poniendo en tela de juicio las medidas tradicionales de riqueza y desarrollo, como el Producto Interior Bruto (PIB), según recoge el estudio del AXA Research Fund.
Sin embargo, implementar medidas de desarrollo distintas no es tarea sencilla. ¿Podemos ponerle precio a la naturaleza? Si lo hacemos, ¿nos ayudará a proteger los ecosistemas? ¿Y qué hay de los aspectos culturales - el sentido de pertenencia y belleza que se deriva de la naturaleza? El debate sobre las posibilidades y los riesgos de poner un valor económico a los recursos naturales es intenso.
Pero precisamente la medición del valor monetario de la biodiversidad, a pesar de las incertidumbres metodológicas, -especialmente cuando se trata de los beneficios culturales y espirituales de la biodiversidad, es una buena forma, según el estudio, de transmitir el argumento económico de la protección de la biodiversidad a los responsables de la toma de decisiones.
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