Al principio fue una DANA, que luego evolucionó a borrasca. En ese momento se le puso nombre, Daniel, porque se pensó que podría acabar siendo peligrosa. Y así fue. Grecia, Turquía y Bulgaria sufrieron las consecuencias: lluvias intensas y persistentes durante varios días que causaron inundaciones, destrozos y víctimas mortales. Pero la cosa fue a peor cuando la borrasca se transformó en un medicán y llegó a Libia. 

"El estatus de medicán no lo conservó durante mucho tiempo. Fueron sólo unas cuantas horas. Pero Daniel llegó a presentar una estructura organizada característica de esos sistemas. Y eso coincidió con el momento en el que impactó en la zona del sureste de Libia, en la que ha causado tanta devastación", asegura José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored.

Las consecuencias ya las sabemos todos. La tromba de agua, unida al derrumbe de dos presas, desbordó la rambla que atraviesa la ciudad de Derna, de 90.000 habitantes. Y arrasó con lo poco que quedaba tras doce años de guerra, turbulencias políticas, aislamiento internacional y precarias infraestructuras. Las últimas cifras oficiales del ministerio del Interior hablan de al menos 5.200 muertos. Pero aún hay centenares de desparecidos.

"Los medicanes son un tipo de ciclones en superficie cuya apariencia visual y mecanismo interno de funcionamiento es muy similar al de un ciclón tropical- Pero suceden en el Mediterráneo. Y de forma muy básica podemos decir que normalmente su aparición va vinculada al desprendimiento de borrascas de latitudes medias de la circulación general del oeste, que se desplaza sobre las aguas más cálidas del mar", relata Mar Gómez, responsable de meteorología de eltiempo.es.

Normalmente, explica la experta, se genera primero una DANA, que puede evolucionar a borrasca como sucedió en el caso de Libia. En un momento de su ciclo de vida la baja en superficie y la de altura se sitúan ambas en la vertical, favoreciendo los desarrollos convectivos, alimentados a su vez con aguas más cálidas. Y surgen los medicanes.

Las estimaciones de algunos expertos apuntan que, desde que se registró el primer medicán en 1983 en Sicilia (Italia), se han formado en el Mediterráneo aproximadamente medio centenar más. Y una decena de ellos afectaron a las costas españolas.

Gómez explica que se necesitan estudios para vincular directamente cada evento de este tipo con el cambio climático. Pero es innegable que los fenómenos meteorológicos se están volviendo cada vez más extremos gracias al aumento de la temperatura global y también de los océanos. Y aunque Daniel ya está muy debilitado, y sólo podría dejar algunas lluvias débiles más, en vista de los destrozos que ha causado la pregunta es obligada. ¿Podría suceder una catástrofe así en España?

Un sistema de predicción y alertas de primer nivel

Gómez y Viñas coinciden en que un fenómeno como el de Libia podría ocurrir en nuestro país. Pero también concuerdan en que su impacto no sería igual. "Pueden darse medicanes en nuestra zona, por supuesto. Así como DANAs que generen lluvias torrenciales. Pero cuando suceden este tipo de cosas influye mucho la planificación y ordenación del territorio", comenta la meteoróloga.

"En España no es descartable que pueda formarse un sistema de características parecidas, que podría ser muy destacado. Si tenemos memoria podemos recordar la borrasca Gloria, que hace unos años causó un temporal impresionante en gran parte del Mediterráneo, afectando a muchas zonas de costa. No fue catástrofe a nivel de víctimas como en Libia. Pero el impacto del temporal marítimo, de los vientos y de las lluvias fue comparable", afirma Viñas.

La clave, explica el meteorólogo de Meteored, está en que nuestro país tiene un sistema de avisos y de protección civil muy bien organizado. Algo que nos permite minimizar los daños cuando llegan. "Nosotros en ese aspecto estamos en el primer mundo. No es comparable a lo que ocurre en Libia. Y sobre todo en la parte oriental del país, que tiene su propio líder y es mucho más caótica. Allí no tienen ningún tipo de organización", asegura.

El experto considera que eso fue el origen del desastre. Si se hubiera avisado a la población libia unas horas antes de lo sucedido se podrían haber llevado a cabo acciones para reducir las víctimas y los daños. Como, por ejemplo, evitar la rotura de las presas que provocaron las inundaciones catastróficas. Pero la mayoría de los que murieron es probable que no supieran que algo así podía suceder.

En este sentido, el nivel de solvencia de España quedó patente hace muy poco. Lo explica Gómez: "Hace dos fines de semana, cuando tuvieron lugar las lluvias torrenciales e inundaciones provocadas por la DANA, en muchas zonas de nuestro país se demostró que la predicción meteorológica fue certera, que los profesionales avisamos y que, además, el sistema de alertas de Protección Civil enviado a los dispositivos móviles fue una buena forma de avisar de la situación".

No obstante, la experta considera que se seguirá mejorando: "Creo que este sistema irá evolucionando, pero es una muy buena base para alertar a la población y salvar vidas. También en términos de previsión meteorológica cada vez tenemos mejores pronósticos y más avanzados".

"Siempre hay un margen de mejora en los sistemas de avisos y en la propia predicción, aunque esta última ha mejorado muchísimo", detalla Viñas. "Recientemente hemos tenido una DANA que ha sido muy polémica, porque en la ciudad de Madrid se emitió el aviso rojo y se informó a la población pero luego las lluvias catastróficas se produjeron más al oeste. Pero casi 48 horas antes el modelo ya había previsto esa situación", añade.

Tener un sistema así cuando llegan fenómenos meteorológicos extremos marca diferencias. "Es un punto bastante bueno para anticipar un fenómeno de alto impacto como borrascas o DANAs, que podrían dejar en poco tiempo gran cantidad de lluvia. Hay margen de mejora, pero estamos ya en un punto muy bueno en cuanto a calidad. En Libia no funcionan los sistemas de avisos como aquí. Y eso que la Organización Meteorológica Mundial ha puesto mucho empeño en que estos sistemas se globalicen. Porque salvan vidas", concluye Viñas.