Este martes el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) ha actualizado el boletín hidrológico semanal. El resultado es que en la última semana (del 4 al 11 de septiembre) las reservas de agua de España disminuyeron en 29 hm³ (el 0,1 % de la capacidad total de los embalses).

Cabe recordar que la semana anterior (del 28 de agosto al 4 de septiembre) la reserva hidráulica ya había disminuido en 319 hm³ (el 0,6 % de la capacidad total de los embalses). Por lo que la conclusión es clara: las lluvias de los últimos días no han sido suficientes. Algo que era previsible, porque las precipitaciones torrenciales no son las idóneas para aumentar el nivel de los embalses. Y que confirma la tendencia de tener cada vez menos agua disponible que llevamos viendo todo el verano.

Esto es normal. En la época estival el consumo de agua se dispara y el calor hace que la evaporación aumente. Pero el impacto de la sequía en 2023 es visible. Y es que la reserva actual de España se encuentra al 37% de su capacidad total. Por poner en contexto, a estas alturas del año la media de la última década es del 50,9%.

Este mismo martes el Miteco y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (Mapa), han presentado al Consejo de Ministros el Informe sobre la Gestión de la Sequía en 2023. Un análisis del que se extrae que el presente año hidrológico "está teniendo un carácter globalmente seco en el conjunto de España". Algo que ha provocado que el 14,6% del territorio nacional esté en emergencia por escasez de agua y el 27,4%, en alerta, debido a que la precipitación media global se sitúa un 17,1% por debajo del periodo de referencia (1991-2020).

La última DANA, explicaron desde el Miteco, ha supuesto un alivio en algunas zonas, mejorando la humedad del suelo y recuperando cierto volumen de almacenamiento. Sin embargo, no ha solucionado los problemas existentes.

Consciente de esta necesidad, en el marco de los Planes Hidrológicos 2022-2027, el Ejecutivo prevé una inversión de 11.839 millones para impulsar la desalación y la reutilización, así como la eficiencia a través de la mejora de las conducciones e infraestructuras de regulación. A esta dotación se suman, además, 3.060 millones del PERTE de digitalización del agua, que impulsa el uso de nuevas tecnologías y "big data" y supondrá un avance cualitativo en la gestión del agua y las sequías.

Impacto de la sequía en la agricultura y la ganadería

Por lo que se refiere a los efectos de la sequía en la agricultura y la ganadería, los cultivos extensivos y los pastos son los sectores más perjudicados. Así, en la producción de cereales de otoño-invierno se estima una reducción en torno a un 40% con respecto a la campaña de 2022. La producción de cebada se ha reducido en un 39%, y la de trigo blando en un 36%.

Asimismo, la superficie de maíz se ha reducido en un 20% debido a la menor
disponibilidad de agua para riego. Como consecuencia de estas bajas
producciones, se estima que España deberá importar unos 20 millones de toneladas de cereales para satisfacer la demanda, tanto de consumo como de fabricación de piensos, lo que obligará a un importante esfuerzo logístico. El descenso en los rendimientos de oleagiosas (girasol y colza) se estima en un 30%. También se esperan producciones inferiores de leguminosas en grano, principalmente lentejas.

La sequía ha afectado igualmente de manera directa a los árboles y producción de frutales, tanto por la falta de lluvias como por las restricciones de agua para riego. De esta forma, en fruta dulce se han obtenido productos de menor calibre, que perciben menores cotizaciones en el mercado e inciden negativamente en la rentabilidad de las explotaciones.

En algunos cultivos hortícolas la falta de agua ha producido una disminución de la superficie sembrada muy significativa. En el caso del tomate de industria, por ejemplo, en Andalucía, donde apenas se han sembrado 1.700 hectáreas, cuando lo habitual está en torno a las 6.600 hectáreas.

En cuanto al olivar, se espera una campaña algo mejor que la anterior. La evolución de la situación climática en las próximas semanas será determinante para la nueva campaña del aceite que empieza el 1 de octubre.

Las perspectivas de producción de uva de vinificación han mejorado algo tras las recientes lluvias. La escasez de precipitaciones desde los primeros meses del año con temperaturas más elevadas de lo habitual, además de los episodios de granizo, tormentas, heladas primaverales y ataques de mildiu hacían prever una cosecha inferior a la del año pasado. El sector maneja un nivel de producción en el entorno de 36 millones de hectólitros de vino, frente a los 41 millones de la campaña pasada.

En la ganadería, la producción en extensivo es la más afectada por la sequía. Además de la escasa disponibilidad de pastos, también encarece las materias primas para alimentación animal, lo que ha incrementado los costes de producción.

Con la proliferación de fenómenos climatológicos adversos, 2023 va a ser el año de mayor siniestralidad en la historia del seguro agrario. Se estima que las indemnizaciones sobrepasarán en el conjunto del año los 1.000 millones. De esta cantidad, 460 millones se destinarán a cultivos siniestrados por la sequía, de los que en el mes de agosto se habían abonado ya más del 90%.

Embalses hidroeléctricos y constitutivos

Especialmente complicada es la situación de los embalses constitutivos, que son los que recogen el agua destinada al consumo humano y a la agricultura. Éstos se encuentran actualmente al 28,3% de su capacidad. Pero durante la última década, de media, solían estar al 45,9% por estas fechas. Es decir, 17 puntos porcentuales por encima de la cifra actual.

Por su parte, los embalses hidroeléctricos presentan una mejor salud. Éstos se utilizan para generar energía limpia y renovable, y actualmente se encuentran al 56,2% de su capacidad. Pero aún así, si hacemos la media de la última década la cifra da como resultado un 61,9% en estas mismas fechas. Así que, igualmente, los datos de 2023 siguen estando por debajo.

Regiones de España con menos agua embalsada

De las 16 cuencas hidrográficas, sólo seis están actualmente por encima de su media de la última década (Cantábrico Oriental, Cantábrico Occidental, Miño-Sil, Tajo y Júcar). Pero, como se lleva viendo todo el año, hay dos regiones de España que están claramente más afectadas por la sequía.

La primera es Cataluña. Allí, las Cuencas Internas de Cataluña se encuentran al 23,2% de su capacidad total. Y la segunda es toda la región sur peninsular, donde hay muchas cuenca a niveles bajos: Guadalete-Barbate (16,5%), Guadalquivir (19,1%), Segura (25,3%), Guadiana (24%), Cuenca Mediterránea Andaluza (25,1%) y Tinto, Odiel y Piedras (58,5%).