La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha decidido salir al paso ante la avalancha de noticias que algunos medios de comunicación llevan semanas publicando sobre las cabañuelas, un supuesto método de predicción meteorológica que se ha viralizado en los últimos dos años a pesar de no contar con ningún rigor científico. A través de su cuenta de Twitter la agencia ha elaborado un extenso hilo, compuesto por 30 tweets, en el que detallan el complejo proceso científico que utilizan para predecir el tiempo y los límites irresolubles que por el momento se les presentan.

"Desde el paso de Filomena, las informaciones y titulares alarmistas han aumentado, además del uso de falsas predicciones basadas en pseudociencias. Vamos a hablar del riesgo que puede suponer para la población y las incertidumbres en predicción", arrancaba el hilo de Twitter en referencia a Jorge Rey, el joven burgalés de 16 años que supuestamente pronosticó la llegada de la borrasca Filomena en enero de 2021 utilizando las cabañuelas, y que desde entonces ha recibido una gran cobertura mediática con cada nueva predicción.

AEMET, sin embargo, contradice estas noticias, asegurando que "no hay registros de una predicción de Filomena basada en las cabañuelas" aunque mucha gente sigue "dando la historia por cierta", algo que consideran que "desprestigia a los meteorólogos y a los que se dedican a la información meteorológica".

Ecuaciones sin solución

En tweets sucesivos AEMET concreta que ellos "ni alertan, ni hacen temblar de miedo, ni muestran su preocupación, como dicen ciertos titulares", sino que simplemente emiten avisos por riesgos meteorológicos, en base a predicciones e informes, que posteriormente autoridades como Protección Civil pueden convertir en alertas.

Según explican, la única manera de estudiar la atmósfera de manera correcta es mediante la ciencia: "La física más básica nos dice que es un fluido y su movimiento presenta unas ecuaciones que no tienen solución, las ecuaciones de Navier Stokes", consideradas uno de los problemas matemáticos del milenio y que tienen premio para aquel que consiga resolverlas: 1 millón de dólares. Además, al tratarse de un sistema caótico detallan que "pequeñas variaciones en las condiciones iniciales hacen que la evolución prevista sea muy diferente".

64.000 personas para predecir el tiempo a nivel mundial

La complejidad de las ecuaciones requieren "conocer el estado actual de la atmósfera en una escala de cientos de km y en distintos puntos" lo que para el meteorólogo Richardson significaría que para poder predecir el tiempo de todo el planeta sería necesario que 64.000 personas trabajaran de manera conjunta. Por ello es necesario utilizar ordenadores, tal y cómo ejemplifica AEMET, aunque éstos también presentan límites.

Este nivel de complejidad provoca que AEMET trabaje con la probabilidad, lo que implica que cada poco tiempo es necesario actualizar los pronósticos ante la posibilidad de que cualquier pequeño cambio provoque grandes alteraciones en la meteorología.

De ahí deriva el peligro de hacer caso a las pseudociencias como las cabañuelas, que aunque utilicen previsiones muy generales y vagas (que son fáciles de cuadrar con lo que acaba sucediendo) "pueden suponer el coste de vidas cuando hay fenómenos meteorológicos extremos si la población desconfía de los avisos y alertas".

"La idea del tipo 'las cabañuelas pueden fallar, al igual que los modelos meteorológicos' es tan grave como decir 'no me tomo un medicamento porque no siempre cura'. Los modelos meteorológicos y la ciencia permiten saber en qué se falla y en qué se puede mejorar", explican desde AEMET. Y añaden: "Las predicciones a más de dos semanas y estacionales estiman tendencias, no medidas exactas y hacen uso de probabilidades e incertidumbres".

El hilo concluye con una petición por parte de la agencia estatal dirigida a los medios de comunicación, a los que demanda que "eviten titulares alarmistas" y "dejen de dar voz a pseudociencias porque resulta en más desconfianza y desprestigio la profesión meteorológica".