Estamos en plena temporada de huracanes. Como cada año, desde el 1 de junio hasta el 30 de noviembre tienen lugar estos fenómenos, que la NASA califica como "el evento meteorológico más poderoso en la Tierra". Y no es para menos. Desde Meteored explican que estos sistemas presentan diámetros de entre 300 y 800 kilómetros, y en su centro, en los casos más extremos, llegan a soplar vientos sostenidos superiores a los 250 kilómetros por hora.

Desde la agencia no dudan en afirmar que se trata de un fenómeno "prodigioso", pero que también puede ser "devastador". Y es que los huracanes son "gigantescas máquinas térmicas que se alimentan del calor y la humedad que desprende la superficie oceánica en la zona tropical". Normalmente suelen formarse en el Atlántico, el Pacífico y el Índico, afectando casi siempre a las mismas zonas de riesgo. Pero esto podría cambiar.

Lo primero, sin embargo, es definir qué es un huracán, porque en todo el mundo se conoce a estos fenómenos con distintos nombres. Lo explica Víctor Gonzalez, experto de Meteored: "Un huracán, un tifón y ciclón tropical son en realidad lo mismo. Aquí en España los llamamos huracanes, pero en el Pacífico se les llama tifones. Aunque el término científico es ciclón tropical, y para catalogarlo así tiene que tener vientos superiores a los 120 kilómetros por hora. Si no llega a esa cifra se le denomina tormenta tropical. Y los que registran vientos por debajo de los 65 kilómetros por hora son depresiones tropicales".

El experto señala que para formarse un huracán se necesitan tres factores: "En primer lugar, que el mar esté templado y tenga una temperatura superficial elevada, que debe ser superior a 25 grados. Segundo, tiene que haber una humedad en el ambiente muy elevada. Es decir, que la masa de aire que se encuentra encima del mar esté muy húmeda. Y el tercer factor importante es que no haya cizalladura, que es cuando soplan vientos distintos a medida que subes en altitud, con diferentes intensidades y direcciones".

Precisamente esta es la razón de que en España no hayamos sufrido mucho estos fenómenos meteorológicos. Y es que nuestro país está lejos de ser una zona propensa para su formación. La península ibérica está situada en una latitud donde las temperaturas del mar son más bajas que en los trópicos. Además, el aire seco que recibimos del Sáhara disminuye la humedad del ambiente. Y, por si fuera poco, solemos tener cizalladura.

Pero está sucediendo algo que ha hecho que esa posibilidad aumente. "De los tres ingredientes que necesitan los huracanes, en España ha aumentado uno, que es la temperatura de la superficie del mar. Es verdad que el resto de condiciones siguen siendo adversas, y no es fácil que llegue uno a nuestro país. Pero la temperatura del mar ya es más favorable, así que podemos decir que el riesgo ha aumentado. De hecho, en los últimos años hemos tenido algún susto con algún huracán que se ha acercado mucho o ha llegado debilitado", advierte González.

Cabe recordar que el pasado 24 julio el Servicio Europeo de Cambio Climático Copernicus (C3S) informó que la temperatura media de la superficie del mar Mediterráneo fue de 28,4 grados centígrados. Uno de los tantos récords que se han batido últimamente, y que sirve para ilustrar las anomalías de temperatura que muchos mares y océanos están registrando actualmente.

Huracanes en España

González recuerda bien los "sustos" que hemos tenido en España con los huracanes. En 2005 el huracán Vince, que se había formado en el océano Atlántico, cerca de Madeira, llegó a nuestro país en forma de depresión tropical. Era la primera vez en la historia que se registraba algo así en España. Pero después llegaron más.

En 2018 el huracán Leslie, que se había formado en una zona próxima a las islas Azores, tocó tierra en Portugal con categoría 1. Aunque casi de inmediato pasó a tener categoría de tormenta tropical, eso no impidió que causara graves destrozos en el país vecino, donde dejó miles de casas sin luz y decenas de heridos antes de atravesar España. En nuestro país puso varias provincias en alerta, con rachas de viento de más de 100 kilómetros por hora.

"Pero quizás el más peligroso fue Ophelia, en 2017. Hizo algo parecido a Leslie, pero en lugar de transformarse en una borrasca conservo la categoría 3 de huracán. Paso a unos pocos cientos kilómetros de Galicia, en paralelo a la costa de Portugal y en dirección norte. Esto hizo que generara un temporal de viento en Galicia, justo en un momento en el que había varios incendios forestales activos. Fue uno de los peores desastres medioambientales de los últimos años", rememora González.

La amenaza del Atlántico

Aunque el experto señala con acierto que España está rodeado de mares por todas partes, parece que la amenaza de un posible huracán sólo podría llegar por el océano Atlántico. "Las trayectorias que han tenido estos últimos huracanes vienen de Madeira y las Azores. Las zonas impacto son el suroeste y el oeste. En el noreste dependería de que se formara algo en el Mediterráneo, que no es descartable pero sí sería raro. Y en el Cantábrico es más difícil, porque tendría que atravesar toda la península. Además, que un huracán venga del norte es casi imposible".

No es que en los mares no puedan formarse huracanes (a la vista está el caso del Caribe). Pero las condiciones del Mediterráneo no son las ideales, incluso aunque se esté calentando más rápido que el resto. Lo que no quiere decir que no existan riesgos. "En el Mediterráneo se forman las medicanes, que son un tipo borrasca pequeña, como ciclones tropicales o subtropicales. Y en 2020 se produjo el primer huracán detectado en el Mediterráneo, que dejó varios fallecidos e inundaciones en Grecia", señala González.

Más allá de huracanes, el experto de Meteored sí que es contundente en afirmar que habrá fenómenos extremos que se volverán cada vez más habituales y más intensos en España, como las olas de calor, las tormentas o las lluvias intensas.