Nuevo disgusto para la Familia Real británica. Según ha informado este lunes el palacio de Buckingham la princesa Ana, de 73 años, está ingresada en el hospital Southmead de Bristol. Después de haber sufrido el domingo un incidente en Gatcombe Park, su casa de campo, permanece en el centro de salud en observación como medida de precaución.

Según han publicado los medios británicos, las lesiones leves y contusión que sufre la Princesa serían consecuencia de un accidente hípico, tras el impacto con la cabeza o patas de un caballo. Sin embargo, parece que la propia Ana no recuerda qué ha ocurrido. Se espera que esta misma semana pueda volver a casa tras unos días de observación para confirmar que no hay problemas mayores.

"Se espera que tenga una recuperación completa y rápida", asegura el comunicado. "El Rey ha sido informado con detalle y le manda, junto con toda la Familia Real, su profundo cariño y buenos deseos a la Princesa para una recuperación rápida", finaliza el texto.

Sin embargo, ya ha pospuesto sus compromisos esta semana, entre los que había un viaje a Canadá. Además, se esperaba que la Princesa formara parte de los distintos actos con motivo de la Visita de Estado de Japón a Reino Unido, que había comenzado el sábado con la llegada del emperador Naruhito.

El compromiso de la princesa Ana

La princesa Ana tiene fama de ser "la que más trabaja" de la Familia Real británica, al ser la que más compromisos reales metió en su agenda el pasado año. Superó los 450 actos en todo 2023, mientras que el rey Carlos III se quedó en los 425.

Este año las cifras será mucho más evidentes, ya que tras confirmarse la enfermedad del rey Carlos y su nuera, la princesa Kate, Ana ha cogido el testigo. Las responsabilidades de los ausentes se han repartido entre la reina Camila, Eduardo de Wessex y su mujer Sophie, el príncipe Guillermo y la propia Princesa Real.

Solo el 8% de la población inglesa siente rechazo por la única hija de Isabel II, Ana. Una cifra que contrasta con el casi 15% que sí tienen sus reticencias ante el rey Carlos III o su hijo Guillermo. A pesar de que la Princesa también haya tenido sus propios escándalos (como su divorcio y segunda boda) siempre ha sabido mantener una estricta separación entre su compromiso con la realeza y su vida personal. Hasta el punto de que sus hijos no tienen títulos nobiliarios ni son personas públicas como sí los son las princesas Eugenia y Beatriz de York, porque así lo decidieron entre todos.