La reciente revelación del testamento de Lord Robert Fellowes, tío político de los príncipes William y Harry, ha causado conmoción en el Reino Unido. El aristócrata, cuñado de la princesa Diana y secretario privado de la reina Isabel II durante nueve años, excluyó por completo a sus sobrinos de una herencia valorada en 1,5 millones de libras esterlinas (≈1,75 millones de euros). Su fortuna fue legada íntegramente a su viuda, Lady Jane Fellowes —hermana mayor de Lady Di—, junto a donaciones simbólicas a instituciones como el Eton College y un hospicio local.
Una relación familiar estrecha con final inesperado
Lord Fellowes mantuvo durante décadas un vínculo cercano con la familia real. Casado con Jane Spencer desde 1978, fue testigo clave de eventos históricos, incluido el divorcio de Carlos y Diana, y ejerció como figura estabilizadora durante la crisis monárquica de los años 90. Pese a esta proximidad, su testamento —redactado en 2012 y sin modificaciones posteriores— no incluyó a los hijos de su cuñada más famosa. Los príncipes, sin embargo, asistieron a su funeral en agosto de 2024, donde su interacción fue descrita como "tensa" y "distante".
Expertos legales señalan que la exclusión sigue un patrón común en planificaciones sucesorias británicas, donde el cónyuge suele ser el principal beneficiario6. No obstante, el gesto adquiere relevancia simbólica al involucrar a figuras públicas. La donación de 5.000 libras al Eton College —centro donde estudiaron tanto Fellowes como los príncipes— contrasta con la omisión de los herederos al trono. Este detalle alimenta especulaciones sobre posibles tensiones no divulgadas, aunque documentos oficiales no mencionan motivos explícitos.
El episodio se enmarca en el delicado momento que atraviesan William y Harry, cuya relación sigue fracturada tras la salida de este último de la familia real en 2020. Analistas sugieren que la decisión de Fellowes podría interpretarse como un respaldo implícito a la postura institucional frente a las críticas públicas de Harry. Sin embargo, la ausencia de declaraciones oficiales deja abierto el debate sobre si se trató de un acto personal, una estrategia patrimonial o un mensaje velado en la compleja trama de lealtades reales.
Mientras tanto, la herencia no repartida se suma a la lista de elementos que profundizan la brecha entre los príncipes, recordando que incluso en las familias más prominentes, los testamentos pueden convertirse en legados de silencios elocuentes
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