El conjunto de documentos que han sido filtrados a CNN exponen por primera vez la información que manejó el Gobierno de China las primeras semanas de la pandemia del Covid-19. Estos datos permanecieron herméticos dentro de sus fronteras hasta que se comenzaron a manifestar los primeros casos en otros países, a muchos kilómetros de Wuhan —la metrópoli china donde residía el denominado paciente 0—.

Los archivos, adjuntados por un trabajador del sistema sanitario de China, revelan una primera respuesta —vital en este tipo de situaciones— que resultó ser insuficiente. A esto se le suma la impenetrabilidad en la información que se administra desde Beijing, algo que podría haber orientado a controlar el resto de brotes que comenzaron aparecer en el resto del mundo.

Se pone en el foco el contexto que aconteció en la provincia de Hubei, donde en numerosas ocasiones se llegó a maquillar las cifras oficiales de muertes provocadas por coronavirus. Según detalla el medio norteamericano, las cifras que trascendieron dentro de China fueron asimismo censuradas desinflando la cifra real. La difusión detalla que estas fueron mucho más grandes en casos confirmados, diagnosticados clínicamente y otros cuyas sintomatología o contactos estrecho confirmaban la presencia del virus.

Las autoridades asiáticas recogían todos los cuadros en los que se manifestaba bajo el mismo paraguas de "casos sospechosos" o "dudosos", para unificar más tarde el criterio. En ese sentido, si China hubiese informado con menos opacidad sobre lo que estaba sucediendo y hubiese reaccionado de una forma más dinámica, habría supuesto un punto de inflexión en el desarrollo y propagación del Covid-19.

Infectados en tres semanas

Uno de los documentos detalla que el tiempo que transcurrió entre el inicio de los primeros contagios y la manifestación del los primeros sintomáticos fue de unos 23 días aproximadamente. Un total de tres semanas que se tuvieron para poder señalar de manera oficial los nuevos casos. En esta línea, diciembre de 2020 supuso un antes y un después cuando se comenzaban a exteriorizar los primeros casos de China en los medios de comunicación de todo el mundo.

Pasajeros en el metro de Hong Kong portando mascarilla facial Keith Tsuji/ZUMA Wire/dpa EUROPA PRESS

Los adjuntos exponen que se notificó un elevado pico en las cifras relativas a casos de gripe común por aquel entonces, ya que se desconocía el nuevo virus, justo cuando ya se habían contagiado los primeros portadores del Covid-19. Los datos hablan de veinte veces más de pacientes con gripe respecto al año 2018 en esas mismas fechas. Por lo tanto, el sistema de hospitales y centros de salud de la región se vio desbordado ante la cantidad de gente que presentaba "síntomas gripales".

Este escenario planteó una mayor dificultad a la hora de localizar los primeros casos del SARS-CoV-2, y los documentos que recogen esto no lo vinculan con el origen del coronavirus. Estos pacientes infectados de "gripe" se estudiaron sus síntomas con el procedimiento habitual de gripe común, y sin presentar de manera clara esta enfermedad estacional, se abre la puerta a la sospecha de la presencia del Covid-19.

China implora su transparencia

Este aumento inusual debió de haberse analizado como algún tipo de alerta, ya que los números mostrados corresponden con cifras verdaderamente preocupantes. Se plantea la posibilidad de que muchos de los casos que se trataban como gripe común camuflaron la aparición del coronavirus. Asimismo las actas presentan que las ciudades que revelaron los mayores picos fueron las vecinas Xianning y Yichang, y no en el mercado de pescados de Wuhan, ciudad que permanece en el imaginario colectivo como epicentro del coronavirus.

A pesar de que China implora su transparencia durante la gestión, la OMS vio limitada su investigación en terreno sobre los orígenes del Covid-19. Según el gabinete de relaciones exteriores de Pekín, cuestionar su transparencia corresponde con una campaña de desprestigio orquestada por las potencias occidentales, en especial por Estados Unidos. Desde el inicio de esta enfermedad ya han muerto más de un 1.500.000 de personas.