El Gobierno de China ha aclarado que su Embajada en Afganistán sigue operando como de costumbre a pesar de que los talibán se hiciesen el domingo con el control de la ciudad, en el marco de una ofensiva ante la que Pekín se ha puesto de perfil mientras apela a la no injerencia.

La portavoz del Ministerio de Exteriores, Hua Chunying, se ha limitado a decir que evalúan la situación y que ofrecerán a los ciudadanos chinos la ayuda que sea necesaria durante este momento. Pekín, ha dicho, "respeta la voluntad y las decisiones del pueblo afgano", según la prensa oficial.

El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, se reunió a finales de julio con una delegación talibán encabezada por Abdul Ghani Baradar, a la que ya entonces reclamó que el grupo rompiese cualquier relación con otras organizaciones terroristas en favor de la seguridad tanto de Afganistán como de la región.

La delegación visitante, por su parte, aseguró que "los talibán nunca permitirían que ninguna fuerza utilizase territorio afgano para cometer actos en contra de China". "Los talibán creen que Afganistán debería tener relaciones de amistad con los países vecinos y con la comunidad internacional", declaró, según 'Global Times'.

Rusia se reunirá este martes con los talibán

El embajador de Rusia en Afganistán, Dimitri Zhirnov, se ha citado este martes con los talibán para tratar la seguridad del personal diplomático, aunque ya ha descartado que exista amenaza alguna y ha dicho trabajar "tranquilamente" pese a la llegada de los milicianos a Kabul.

Al contrario que otros países, Rusia ha decidido mantener operativa su Embajada. El enviado del Kremlin para Afganistán, Zamir Kabulov, ha anunciado en una entrevista a la emisora Eco de Moscú que Zhirnov se reunirá el martes con la cúpula talibán para abordar cuestiones de seguridad.

Asimismo, ha evitado posicionarse sobre el reconocimiento futuro que puede tener un nuevo régimen talibán. "Nadie va a apresurarse", ha asegurado en estas declaraciones, recogidas por la agencia de noticias oficial Sputnik.

El propio embajador ha asegurado que "no hay amenazas directas" ni para el personal diplomático ni para las instalaciones. "Seguiremos trabajando aquí tranquilamente, como de costumbre", ha asegurado en una entrevista en televisión, mientras en el aeropuerto de Kabul se vivían escenas de caos por las evacuaciones masivas.