Las guerras se sabe cuándo empiezan pero no cuándo terminan. También se olvida, hasta que no se viven cerca, lo cruentas que pueden llegar a ser. "Lo que he visto en Mariúpol espero que nadie más tenga que verlo". Manolis Androulikus, cónsul de Grecia en la ciudad, aún está impactado por la destrucción de la que ha sido testigo en la ciudad portuaria, que es hoy símbolo de la guerra que ha provocado el Kremlin en Ucrania. "Me vienen a la mente nombres como Guernica, Coventry, Alepo, Grozni o Leningrado".

En la misma línea, el secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, ha reconocido cómo la guerra en Ucrania es cada vez más destructiva y más impredecible. "Hemos contemplado un devastador sufrimiento humano con bombardeos sistemáticos que aterrorizan a los civiles y ataques contra hospitales, colegios, edificios y refugios", ha dicho Guterres. "Incluso si Mariúpol cae, Ucrania no va a poder ser conquistada ciudad a ciudad, calle a calle, casa a casa. El único resultado será más sufrimiento, más destrucción y más horror".

Y solo sería el principio. Este jueves se cumple un mes desde el inicio de la guerra que Putin denomina "operación militar especial" y la situación sobre el terreno lleva tiempo estancada. La idea inicial era tomar Kiev y provocar así un cambio de gobierno, de modo que Ucrania fuera otro satélite más de Rusia, como lo es de facto Bielorrusia. Pero ese plan A falló. Putin tenía en mente una operación como la realizada en Praga, en 1968. No contó con la resistencia de los ucranianos, ni con la ayuda militar que han recibido y siguen recibiendo.

"El Kremlin preveía una campaña muy rápida. Fracasó el intento de tomar Kiev con la toma del aeropuerto Antonov y mover desde allí unidades por vía aérea. El avance por tierra no ha salido como querían ni se han mostrado su supremacía aérea. Una vez que falló la ofensiva relámpago se produjo el estancamiento", explica Christian D. Villanueva, director de la Revista Ejércitos.

Ahora intenta anexionarse el sureste de Ucrania, que siempre ha considerado parte de la antigua Rusia. Y a su vez busca destruir la economía del país"

taras kuzio, politólogo univ. Kiev

Como dice Taras Kuzio, investigador asociado en la Henry Jackson Society y profesor de Ciencia Política de la Universidad Nacional Mohyla de Kiev, "ahora intenta anexionarse lo que denomina la nueva Rusia, el sureste de Ucrania, que siempre ha considerado parte de la antigua Rusia. Y a su vez busca destruir la economía de Ucrania al bloquear su acceso al mar".

Para Christian D. Villanueva, "el siguiente escenario, la invasión terrestre, era difícil llevar a cabo porque el apoyo de inteligencia y armamento occidental con misiles contra carro, misiles antiaéreo portátiles ayuda a equilibrar la superioridad militar rusa. Lo siguiente es la estrategia de imposición de costes". Y añade: "Como no pueden tomar Kiev o Járkov, destruyen todo lo que pueden con artillería, misiles y aviación. Y cada vez van a más hasta que el daño sea ya imposible de asumir"

Según Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano, "se trata de destruir por agotamiento, como va a pasar en Mariúpol. Es muy difícil hacerlo en varios sitios y ganar corredores a la vez. Lo que queda demostrado es que no tienen un ejército para hacer una invasión tan ambiciosa". 

Así llegamos a un momento en el que los ucranianos siguen teniendo fuerza para resistir y los rusos aún se ven con recursos para hacer más daño. "Si no estamos ya en un punto muerto, nos estamos acercando rápidamente a él. Y es bastante decir si se tiene en cuenta la disparidad de fuerzas cuando comenzó esta lucha. No se llega a este punto si no se cometen una serie de errores", ha señalado un funcionario de la OTAN a la CNN.

Si bien el Kremlin ha desconcertado por no haber tenido en cuenta las dificultades a las que se iba a enfrentar y ni siquiera está claro quién está al mando de las operaciones. La CNN apunta que no se sabe quién es el comandante que está a cargo sobre el terreno, lo que explicaría que sea tan desconcertante el comportamiento de las tropas rusas. Las diferentes unidades parecen actuar de forma independiente y con ciertos problemas de comunicación.

Los riesgos del estancamiento

El estancamiento actual es peligroso porque puede conducir a incrementar la brutalidad de los ataques. Ni se van a rendir los ucranianos, como dice insistentemente el presidente, Volodimir Zelenski, ni los rusos parecen dispuestos a retroceder, ya que es una cuestión de honor para Putin. Es uno de los factores que llevan a pensar a los expertos que aún quedan semanas de guerra.

"Es una guerra que ya es larga. Hay muchos ucranianos que llevan combatiendo en la zona del Donbás desde 2014. Lo hacían contra los separatistas prorrusos. La novedad es que ahora están las tropas rusas directamente implicadas. Por eso los ucranianos estaban mentalizados y movilizados. Y por eso están resistiendo mejor de lo que creían los rusos", dice Arteaga.

Tampoco las negociaciones, o conversaciones strictu sensu, parecen cercanas al entendimiento, si bien los mediadores turcos son optimistas. Ucrania ha aceptado ser neutral pero demanda garantías de seguridad, es decir, un paraguas de protección que le darían otros países. Y Zelenski está dispuesto a tratar sobre el Donbás y sobre Ucrania con Putin, pero se guarda la carta del referéndum en toda Ucrania sobre su relación con Kiev.

"Una guerra prolongada es uno de los varios escenarios. Otros escenarios podrían ser, en primer lugar, algún tipo de acuerdo negociado, aunque no tengo esperanzas. También podría darse alguna forma de intervención militar después de que Rusia utilice armas químicas. En tercer lugar, las fuerzas rusas se podrían resentir gravemente por las altas bajas, la baja moral y los malos suministros. En cuarto lugar, podría sucederle algo a Putin por presión de sus generales. O que la economía y las finanzas rusas se hundan debido a las sanciones. Ambas cosas fomentarían mayores protestas callejeras", dice el politólogo ucraniano Taras Kuzio.

Mariúpol, punto de inflexión

Es cierto que la caída de Mariúpol marcaría un punto de inflexión, si bien incluso los aliados de Putin, los separatistas del Donbás, reconocen que llevará días. Aún quedan 300.000 personas en la ciudad portuaria, una de las principales bases de los ultracionalistas del Batallón Azov.

La toma de Mariúpol permitiría unir los territorios tutelados en el Donbás, es decir, las autoproclamadas repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, con la península de Crimea, anexionada por Rusia en 2014. Mariúpol es una ciudad que el gobierno ucraniano ha cuidado con esmero, que tenía un 48% de población rusófona. Muchos de ellos han sido víctimas de los bombardeos de las tropas del Kremlin.

"Solo podría cambiar el curso de la guerra que Mariúpol cayera porque esto permitiría que Rusia liberara fuerzas. En lugar de concentrar tropas allí, podrían dirigirse a Zaporiya y Dnipro. Ahora no es evidente que puedan conseguirlo. Puede caer pero necesitaría tiempo para redirigir las fuerzas", señala el director de la Revista Ejércitos. Ve más probable esta opción que atacar Odesa. "En Odesa no se puede desembarcar y dejar aisladas las tropas. Sería más lógico que se dirigieran hacia el norte. Odesa sería una complicación". 

Podría cambiar el curso de la guerra que Mariúpol cayera porque permitiría que Rusia liberara fuerzas que se dirigirían a Zaporiya y Dnipro"

christian d. villanueva, director de la 'revista ejércitos'

Rusia ha tenido problemas logísticos por falta de combustible o mantenimiento, pero no se tardará en saber su naturaleza y su razón. También parece haber cosechado gran número de bajas, hasta 10.000 según difundió un medio ruso para luego atribuir a un hackeo esa filtración. Aunque fueran unas 6.000 víctimas mortales ya serían muchas en tan solo un mes de guerra. En las dos guerras en Chechenia murieron unos 10.000 efectivos. Resultará difícil confirmar los datos hasta que pase tiempo, como ha ocurrido en otros casos. Serán las asociaciones de veteranos y las madres las que se ocuparán de recabar esos datos.

"Objetivamente se ha parado el avance militar. No cuentan con medios personales para mantener la ventaja del que ataca, que ha de ser tres o cuatro veces superior a los que defienden. El porcentaje de bajas, por muerte o heridos, está siendo muy alto. Si fuera del 10%, como vaticinan algunos datos, sería altísimo", señala Félix Arteaga.

Según el Institute for War Studies de Washington, todo indica que el Kremlin se está haciendo a la idea de que la guerra puede prolongarse más de lo que deseaba. "El Estado Mayor ucraniano informó por primera vez de que el Kremlin está preparando a su población para una 'larga guerra' en Ucrania y por ello está aplicando medidas de movilización cada vez más draconianas. El Estado Mayor informó de que los comisariados militares rusos de los distritos federales de Kuban, Primorsky Krai, Yaroslavl Oblast y Ural están llevando a cabo medidas de movilización encubiertas, pero se enfrentan a una resistencia generalizada", señalaba el think tank el pasado 20 de marzo. Y apunta que aunque movilice más tropas se precisa tiempo para que estén operativas donde se precisa.

Al contrario de lo que han difundido algunos medios, el Kremlin no habría llamado a reclutas, de acuerdo con Christian D .Villanueva, y de ahí que hayan recurrido a combatientes chechenos o sirios. "Para Rusia sigue siendo una operación limitada y actúa en consecuencia".

Según Villanueva, al Kremlin no le interesa que entre en el conflicto la OTAN y se declare una Tercera Guerra Mundial. Pero este experto no descarta una escalada en la que se utilice armamento químico o nuclear de forma limitada. En declaraciones a la CNN, el portavoz de Vladimir Putin, Dmytri Peskov, señalaba este martes que Rusia consideraría el uso de armas nucleares "si ve amenazada su existencia".

"De momento están siendo racionales, desde el punto de vista militar. En Europa no lo concebimos, pero es así", mantiene Villanueva. "La guerra no deja de ser política por otros medios, como decía Clausewitz. Putin busca un objetivo que no ha logrado con la política. Si no lo consigue, puede escalar con armamento químico o nuclear. La escalada nuclear no quiere decir que sea total. Pueden detonar un artefacto en una zona despoblada y a partir de ahí ir subiendo. Calcularán que el beneficio sea mayor que el coste".