El equipo de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional (AI) desplegado en Ucrania tiene por primera vez "pruebas físicas" del uso de municiones de racimo por parte de Rusia. El uso de estas armas lo venía denunciando Naciones Unidas y supone una violación del derecho internacional.

Así lo ha anunciado la propia organización a través de un comunicado, donde destaca que las tropas rusas están empleando "tácticas de asedio" y "ataques indiscriminados" en zonas densamente pobladas. En tales áreas la unidad de AI ha podido reunir testimonios de civiles afectados por el sitio de sus ciudades.

“Una característica definitoria de estos crueles asedios son los implacables ataques indiscriminados de Rusia, que con el tiempo causan un daño absolutamente devastador”, afirma Joanne Mariner, directora del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional, en declaraciones recogidas por la nota.

Fragmento de una bomba de racimo extraído de la pierna de un herido en Járkov
Fragmentos de una bomba de racimo extraídos de la pierna de un herido en Járkov Amnesty International

AI ha podido verificar el uso de bombas de racimo a través de los fragmentos de un cohete que fueron extraídos de la pierna de Olesky Stovba, un hombre de 41 años que resultó herido al salir de una tienda de alimentos en Járkov el pasado 4 de marzo, semana y media después del inicio de la invasión rusa de Ucrania.

“Nos paramos fuera de la tienda de alimentos y escuché un sonido muy fuerte. Me giré y vi mucho fuego. Me caí y mi esposa también. Sentí que algo me golpeó la pierna derecha… Me bajé los pantalones y vi mucha sangre”, narró Stovba al personal de AI.

El investigador del equipo analizó los restos y concluyó que el fragmento más grande de los tres extraídos de la pierna y pie derecho del hombre pertenecía a una munición de racimo 9N210.

Además, el equipo ha podido corroborar el uso de otras armas con efectos amplios, como bombas no guiadas y sistemas de cohetes de lanzamiento múltiple.