En Bolonia hace casi tanto calor como en Madrid, unos 37 grados, pero Gianfranco Pasquino, catedrático emérito en Ciencia Política en la Universidad de esta ciudad italiana, acepta conversar por zoom con El Independiente para buscar claves para interpretar la caída del gobierno que encabezaba Mario Draghi. Hasta el miércoles confiaba en que podría seguir.

Autor de decenas de libros, entre ellos Tra scienza e politica. Una autobiografia, Pasquino (Trana, 1942) lamenta profundamente la renuncia del ex presidente del Banco Central Europeo (BCE), consecuencia de una jornada en el Senado que interpreta a caballo entre la comedia y el drama. Cuando Draghi estaba dispuesto a seguir adelante si los partidos que formaban el gobierno de unidad le daban su confianza, se topó con un muro. Ganó la moción pero con la ausencia del Movimiento 5 Estrellas, Fuerza Italia y la Liga, lo que hacía su permanencia insostenible. Reconoce que fueron varias circunstancias, y algunos errores los que explican el fin de la era Draghi, pero destaca el papel de Silvio Berlusconi, "que todavía quiere controlar la política italiana". Recuerda su cercanía con el líder ruso, Vladimir Putin, a la par que se muestra convencido de que "los rusos intentarán intervenir en la campaña electoral italiana". Las elecciones se celebrarán el próximo 25 de septiembre.

Pregunta.- ¿Cómo se explica que haya caído Mario Draghi, cuando en Europa está considerado como un líder necesario en un momento como el que vivimos?

Respuesta.- El gobierno de Mario Draghi ha tenido una duración de 17 meses, la media de los gobiernos italianos. No fue excepcionalmente breve. En segundo lugar, los gobiernos de coalición en Italia suelen tener muchos problemas: en este caso, contaba con una derecha agresiva y una izquierda en desintegración. El Movimiento 5 Estrellas está formado por hombres y mujeres que no saben de política y cometen errores continuamente. Además, el gobierno estaba haciendo una tarea importante. Y la derecha tenía miedo de que si continuaba el gobierno la situación favorecería a lo que queda de la izquierda, el Partido Demócrata, que es el que con mayor convicción apoyaba al gobierno. Y también se cometieron errores y hubo tensiones de personalidad. Eso cuenta pero no es determinante.

P.- ¿Se refiere al choque con el ex primer ministro Giuseppe Conte, de quien se ha distanciado incluso su antiguo compañero de filas, Luigi di Maio?

R.- Sí, Conte que no es un político, ni sabe nada de política y no sabe cómo manejarse. Piensa que la única posibilidad es volver a la oposición. Cree que diciendo no puede crear algo viable y formar una oposición al gobierno Draghi. No es así.

P.- ¿Le sorprendió la jornada que se vivió en el Senado el miércoles?

R.- Sí. Fue una comedia y un drama a la vez, muy reveladores, pero sin director de escena. Algunos actores sabían lo que hacían. Otros se quedaron sorprendidos. No creo que fuera una trampa sino el producto de una serie de errores y de guiños de astucia pero no estaba preparado. La secuencia pudo haberse controlado. Probablemente un error de Draghi fue cómo se escribió la moción de confianza.

P.- ¿Vuelve Italia al populismo después de esta etapa con Draghi al frente?

R.- No podemos decir que todo lo que no nos gusta es populismo. Hay populismo, pero la derecha es soberanismo, es egoísmo de algunos sectores sociales, es ambición de algunos líderes, como Silvio Berlusconi que cree poder controlar la política italiana, de Matteo Salvini que quiere volver a ser ministro otra vez, de Giorgia Meloni que quiere ser primera ministra. También hay reacciones contra las reformas.

P.- Berlusconi está detrás de esta maniobra, a su juicio.

Berlusconi es amigo de Putin, a quien no le gusta la política exterior de Italia

R.- Sí, y recordemos que tiene a Putin como amigo, a quien no le gusta la política exterior de Italia. Berlusconi quiere demostrar que aún tiene poder. Fuerza Italia tiene escaños aún, pero va a perder la mitad en la próxima elección. Tiene una influencia muy negativa en la política italiana. No es un liberal como dicen los berlusconianos. Es un duopolista.

P.- Están dándose fugas en Fuerza Italia muy relevantes desde que han participado en la caída del gobierno de unidad de Draghi.

R.- Ellos dicen que es una cuestión menor, de algunas personas. Pero es una cuestión muy seria. Mariastella Gelmini, ministra varias veces, es una política seria que lleva con Fuerza Italia desde 1994. Renato Brunetta a es un buen ministro. Fue socialista. Conoce el mercado de trabajo. Andrea Cangini es un hombre serio. Es una mini escisión. El problema es que personalidades de esta talla, dos ministros y un senador, salen de Fuera Italia cuando son necesarias más que nunca las personalidades.

P.- ¿Qué papel ha tenido Salvini en esta crisis?

R.- Sí, pero Salvini es un hombre de gobierno cuando le conviene y cuando le conviene de oposición. Yo creo que ya no tiene la mayoría dentro de la Liga pero nadie quiere desafiarlo oficialmente. La Unión Europea no tiene una buena opinión de él, pero sí de Giorgetti.

P.- Por eso es tan peligroso para la UE.

R.- Sí, son muy peligrosos. Porque es una oposición que se pueda derrotar. Son una guerrilla, una guerrilla de otra Europa. No se sabe si la Europa de Orban o de Polonia. Algunos miembros de Fratelli d'Italia también lo son.

P.- Ve a Meloni como futura primera ministra.

R.- Hay una cuestión de técnica constitucional importante. Es el presidente de la República quien nombra al presidente del Consejo de Ministros. Si tienen bastantes escaños, irían los tres al presidente con una propuesta. Pero el presidente puede rechazar su opción. Ya lo ha hecho y porque el ministro tenía una posición antieuropea. Mattarella no aceptaría a Meloni o Salvini. Sería necesaria una personalidad que tenga un perfil europeo.

P.- ¿Cómo valora el gobierno de Draghi?

R.- Ha sido un buen gobierno. Ha hecho mucho contra la pandemia, ha invertido los fondos europeos, ha tenido una buena política exterior. Draghi sabe que existe una diferencia muy importante entre las democracias como Ucrania y las autocracias, como Rusia. Tiene un prestigio europeo muy merecido. Y goza de buena relación con dirigentes europeos, y también banqueros. Ha sido muy importante. Imagino que hoy estará decepcionado. Pero confío en que podamos utilizar la fuerza, los conocimientos y el prestigio de Draghi.

P.- En Europa está pensando.

R.- También en Italia.

P.- ¿Cree que puede apoyar a alguna opción política en Italia o competir en política como hizo Monti?

R.- No, creo que puede construir opciones políticas, no una organización política. Será importante como interlocutor pero no como actor.

P.- Draghi ha recibido muchos apoyos en Italia: de alcaldes, ciudadanos, sindicatos, empresarios... ¿A dónde irá ese voto?

R.- Depende mucho de la campaña electoral y de la capacidad del Partido Demócrata de buscar el apoyo de alcaldes, empresarios... Los electores esperan una oferta y no sé si el secretario Letta sabe cómo formularla. Hay consumidores, utilizando la metáfora, que esperan una auténtica oferta.

P.- Si no, ganará la derecha, como anticipan los sondeos.

La derecha puede ser derrotada, porque puede cometer errores y tiene contradicciones"

R.- Si no votamos, o nos fiamos de los sondeos, la derecha ha ganado. Yo creo que aún puede ser derrotada. Porque puede cometer errores. Hay contradicciones. Para derrotarla el centro izquierda ha de saber qué hacer y no parece que lo sepa.

P.- ¿El Movimiento está muerto?

R.- No del todo. Puede ganar entre un 10 y un 15%. Son los más recalcitrantes, los totalmente insatisfechos con la política italiana y creen que hay un complot contra ellos. Aún cuentan con apoyo.

P.- Draghi ha sido muy firme contra Putin. ¿Lo celebrarán en el Kremlin?

R.- Estoy seguro de que los rusos intentarán interferir en la campaña electoral italiana. No tengo ninguna duda. Algunos candidatos recibirán fondos. Y utilizará medios tecnológicos para influir.

P.- A Putin le beneficiaría que gane la derecha en Italia.

R.- Es curioso, pero se debe a que la derecha italiana tiene elementos autoritarios, y Putin es un ejemplo de autoritarismo perfecto. Hay una afinidad.

P.- ¿Ve la situación peor ahora que en 2018, cuando se votó por última vez?

R.- Empeorará si hay problemas de importación de gas, pero la industria italiana, los empresarios están trabajando con inteligencia y tienen gran presencia en los mercados internacionales. La política tiene un gran espacio para empeorar, pero siempre hay límites. El presidente de la República marca los límites. Hay tres misiones que ha de hacer el próximo gobierno: la lucha contra la pandemia, la lucha contra las desigualdades y una presencia europea seria, creíble y confiable. Son los criteros para la elección del presidente del Consejo.

Los ciudadanos esperan que les expliquen las razones de la crisis. Hay una opinión pública informada, y otra menos. Pero cuando empiece la campaña se buscará la información. Los electores saben lo que tienen que hacer y aprenden lo que han de hacer cuando es necesario.

P.- Usted cree que no está todo dicho en Italia hasta la votación.

R.- Sí, no está todo dicho, pero necesitamos mucha suerte. Como italiano necesito siempre suerte.