Liz Truss se ha estrenado como primera ministra este miércoles en la tradicional sesión de control del Parlamento británico, apenas 24 horas después de aceptar el cargo ante la Reina Isabel II en Balmoral. "Estoy dispuesta a cumplir con todo el pueblo británico", ha dicho Liz Truss en sus primeras palabras en la Cámara de los Comunes. Economía con altos sueldos y buenos empleos y para ello reduciremos los impuestos para impulsar la economía.

La atención estaba puesta en el pulso con el líder laborista, Keir Starmer, pero ha sido la pregunta de Theresa May, ex primera ministra, la que ha gustado más a las filas conservadoras. "¿Por qué las tres únicas primeras ministras del Reino Unido son conservadoras?". Con placer ha contestado que es cierto que los laboristas no encuentran una mujer para el puesto, y tampoco nadie que no proceda del norte de Londres.

En su primer combate verbal en el Parlamento ha quedado claro que hay una vuelta a las esencias conservadoras y laboristas. Las promesas de recortes fiscales de los tories frente a la preocupación por los salarios bajos en un momento de elevada inflación. Una gran cantidad de trabajadores están en huelga o la han anunciado. Los empleados de ferrocarriles, abogados, estibadores, conductores de autobús, basureros, empleados de Amazon y hasta los periodistas del Daily Express se quejan del estancamiento de los sueldos.

Será el ciudadano el que pague la deuda (...) Sabe que cada libra que no paguen las empresas será una libra más de endeudamiento y eso repercute en la gente"

keir starmer, líder laborista

Truss ha prometido que reducirá los impuestos, incluido el de sociedades, para atraer la inversión y fomentar el crecimiento. Starmer le ha reprochado que incrementará la deuda sin beneficiar a los ciudadanos más necesitados. "Será la gente la que pague la deuda. Sabe que cada libra que no paguen las empresas será una libra de endeudamiento y eso repercute en los ciudadanos. No hay nada nuevo en los conservadores", ha dicho Starmer. Truss ha replicado que lo que no es nuevo es que los laboristas quieran más impuestos, cuando es esa medida lo que favorece la inversión y el crecimiento.

La nueva primera ministra ha confirmado que este jueves va a anunciar su plan para afrontar la imparable subida de los precios de la energía. Los medios anticipan que habrá una congelación de los precios que puede costar unos 90 millones de libras.

Tanto los laboristas como los nacionalistas escoceses, como Ian Blackord, se preguntan cómo se va a financiar el plan de Truss y la primera ministra asegura que el Reino Unido va a ponerse en marcha.

Truss sí que ha agradecido a la oposición su apoyo en el rechazo firme a Rusia por su invasión de Ucrania. Reino Unido es uno de los más leales aliados de Ucrania y uno de los países que más y mejor armamento ha entregado al gobierno de Kiev.

Rodeada de fieles escuderos

Después de un proceso de elección interno que se demoró que ha durado casi dos meses, tras el anuncio de dimisión de Boris Johnson el 7 de julio, la primera ministra se ha puesto manos a la obra desde el primer minuto. En sus primeras palabras ante el 10 de Downing Street, Liz Truss dijo que su gobierno va a ser capaz de "capear el temporal". Aludía a la complicada situación económica en el Reino Unido, al borde de la recesión y con la inflación en datos históricos, superior al 10%.

Truss subrayó que las prioridades de su gobierno son la economía, e insistió en que promoverá una bajada de impuestos; la carestía de la energía, y para ello anunciará un plan de congelación de los precios; y la mejora de la sanidad pública.

En política exterior va a seguir la línea de su predecesor, Boris Johnson, como indican sus dos primeras llamadas telefónicas en la noche del martes. Truss habló con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y con el presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, quien desarrolló una relación muy cercana con Boris Johnson. Uno de sus primeros viajes al exterior será a Ucrania probablemente.

El líder ruso, Vladimir Putin, se permitió el lujo de dar lecciones de democracia a los británicos en una intervención este jueves. "Mirad, el Reino Unido tiene un proceso de elección de sus líderes que está lejos de ser democrático", según informa la BBC.

Los nombres de los miembros de su gobierno se conocieron a última hora del martes. Liz Truss se ha rodeado de un grupo de escuderos fieles, encabezado por el ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, con quien coincide en la necesidad de menos Estado y menos regulación, y la viceprimera ministra Thérèse Coffey, ministra de Salud. Es muy cercana a Truss y ha sido quien ha hecho la ronda de medios este miércoles en nombre del gobierno. Coffey ha asegurado que no es cierto que la lealtad haya sido más importante que el talento a la hora de conformar el nuevo equipo.

James Cleverly será el nuevo jefe de la diplomacia, puesto que ocupaba la propia Truss con Boris Johnson, y Suella Braverman será ministra del Interior. También es el gobierno con mayor diversidad racial: por ejemplo, los padres de Kwarteng proceden de Ghana; los de Braverman de Kenia y Mauricio. No son mayoría los varones blancos, como Jacob Rees-Mogg que sigue pero se ocupa de Empresas, y eso es una gran novedad.

Ninguno de los ministros que respaldaron a su rival en las elecciones internas del Partido Conservador, Rishi Sunak, ex ministro de Economía, permanece en el gobierno. Salen Dominic Raab, Grant Shapps, George Eustice, Steve Barclay, Priti Patel y Nadine Dorries.

Si tenemos en cuenta que fue elegida por apenas el 60% de los militantes del Partido Conservador, el porcentaje más bajo en las últimas contiendas internas, no parece que Truss haya optado por fomentar la unidad del partido. Ha preferido rodearse de leales para que no le pase como a Boris Johnson, a quien ha elogiado sin reparos.