Silencio bajo la lluvia. La bandera a media asta. Y un anuncio fatal en la verja. Miles de británicos, algunos con flores, se han acercado en la noche del jueves al Palacio de Buckingham a rendir homenaje a la Reina Isabel II, fallecida en el castillo de Balmoral a los 96 años. "Es la abuela de la nación. Siempre estuvo ahí con nosotros", decían muchos de los entrevistados en los medios británicos. "Es parte de mi vida", repetían algunos.

Su primogénito será su sucesor como Carlos III. La defunción de la Reina ha conmovido a todo el mundo. Su imagen es probablemente, junto con el Papa, la más conocida en el planeta. Y la Reina Isabel II ha ocupado el primer plano más de 70 años. Como ha dicho la primera ministra británica, Liz Truss, era "la roca del Reino Unido moderno". Ha marcado una era y así lo han remarcado los principales líderes globales. Prometió dedicar su vida a su deber y así ha sido hasta el final.

La Casa Real ha difundido el primer comunicado del nuevo rey, que accede al Trono con el nombre de Carlos III. "La muerte de mi amada madre, Su Majestad la Reina, es un momento de profunda tristeza para mi y para todos los miembros de mi familia. Lamentamos profundamente el fallecimiento de una Reina y madre tan querida. Sé que su pérdida se sentirá profundamente en todo el país, en la Commonwealth, y en incontables personas en todo el mundo".

De luto riguroso, Truss, que se encontró con la Reina apenas dos días antes del deceso, ha realizado una declaración ante el 10 de Downing Street. Había conocido la gravedad del estado de la monarca apenas tres horas antes y sus palabras han sido muy emotivas.

"La Reina era la roca sobre la que se asienta el Reino Unido moderno... Ella era el espíritu mismo de Gran Bretaña y ese espíritu perdurará... Nuestro país ha crecido y florecido bajo su reinado. Gran Bretaña es el gran país que es hoy gracias a ella". Al final ha pedido apoyo al nuevo Rey en estos difíciles días.

Truss ha mantenido la primera conversación con Carlos III, que este viernes dará su primer discurso a la nación. Su hijo primogénito, Guillermo, será a partir de ahora el príncipe de Gales, el heredero.

Desde que ascendió al trono en 1952, la Reina era "defensora de la fe y gobernadora suprema" de la Iglesia anglicana. El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, "se ha unido a la nación, la Commonwealth y el mundo para lamentar la muerte de Su Majestad la Reina".

La última imagen que tenemos de la Reina Isabel II, es del martes pasado, cuando recibió a Liz Truss y antes a Boris Johnson, su predecesor. Con su falda escocesa y su chaqueta gris perla, apoyada en su bastón y sonriente en el castillo de Balmoral, fue testigo del traspaso de poder. Truss era la décimo quinta primera ministra que conocía. Estuvo hasta el final dispuesta a servir a su nación.

Horas después de recibir a Johnson y Truss, se suspendió su reunión con el Consejo Privado, prevista para el miércoles, y este jueves se propagó como la pólvora ese comunicado de las 12.32, hora local, de la Casa Real británica sobre "la preocupación de los doctores de la Reina por su salud".

Añadía que habían recomendado que permaneciera "bajo supervisión médica". A cargo del equipo médico de la Reina está el profesor Sir Huw Thomas, que lleva en el puesto desde 2014. Forma parte del equipo médico de Isabel II desde hace 16 años.

A continuación se supo que el heredero, el príncipe Carlos, y su esposa Camilla Parker-Bowles se habían trasladado a Balmoral, el sitio donde la Reina ha sido siempre más feliz y donde puede disfrutar del campo y de los caballos.

A lo largo de la tarde fueron llegando el resto de los miembros de la Familia Real: entre ellos Guillermo, heredero del heredero; el príncipe Andrés, su favorito a la vez que la oveja negra; el príncipe Eduardo y la princesa Ana. El príncipe Harry, de gira por Europa, llegó poco después de anunciarse la muerte de su abuela a las 18.30, hora local. Dos horas antes la primera ministra había sido informada por el secretario del gabinete, Simon Case.

Luto global

Las condolencias por la muerte de la Reina Isabel II coinciden en resaltar su dedicación y su compromiso. El Papa Francisco ha dicho que reza "por el eterno descanso de la difunta Reina". Ha querido rendir homenaje a su vida de servicio ininterrumpido por el bien de la nación y de la Commonwealth, su ejemplo de devoción al deber, su firme testimonio de fe en Jesucristo y su firme esperanza en sus promesas". Ahora confiesa que reza por el Rey Carlos III, su heredero.

"Encomendando su noble alma a la bondad misericordiosa de nuestro Padre Celestial, aseguro a Su Majestad mis oraciones para que Dios Todopoderoso le sostenga con su gracia infalible al asumir ahora sus altas responsabilidades como Rey", ha añadido.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quiso compartir sus recuerdos con la monarca británica. Evocó su primer encuentro en 1982 y el último, en 2021.

"Disfrutamos con su ingenio, nos conmovimos con su amabilidad y compartió generosamente con nosotros su sabiduría. Se solidarizó con los Estados Unidos durante nuestros días más oscuros después del 11 de septiembre, cuando nos recordó que 'el dolor es el precio que pagamos por el amor'.

También el presidente ruso, Vladimir Putin, ha reconocido la relevancia internacional de Isabel II. "Los acontecimientos más importantes de la historia reciente de Reino Unido están indisolublemente ligados al nombre de su majestad", de quien ha señalado que "durante décadas disfrutó legítimamente del amor y el respeto de sus súbditos", según informa Europa Press. Ha deseado "coraje y perseverancia" al nuevo Rey, Carlos III.

El Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad, Josep Borrell, ha subrayado que la Unión Europea "le rinde tributo por su contribución a la paz y la seguridad". Y señala que "su pérdida se siente en todo el mundo".

El presidente francés, Emmanuel Macron, habló de ella como "una amiga de Francia, una reina de corazón bondadosa, que ha dejado una impresión duradera en su país y en su época". Ha encarnado "la continuidad y la unidad de la nación británica durante más de 70 años".

Para el canciller alemán, Olaf Scholz, la Reina es "un modelo a seguir, una inspiración para millones de personas". Destacó su papel para hacer posible que se restablecieran las relaciones entre el Reino Unido y Alemania, después de "los horrores de la Segunda Guerra Mundial". Como otros dirigentes que tuvieron ocasión de compartir conversaciones con ella, el canciller alemán ha dicho que "echaremos de menos su maravilloso sentido del humor".

Para el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, era "una presencia constante en nuestras vidas y su servicio a los canadienses seguirá siendo para siempre una parte importante de la historia de nuestro país". Trudeau ha reconocido que "era una de mis personas favoritas en el mundo".

Telegrama de los Reyes de España

Los Reyes de España, emparentados con la Reina Isabel II, a quien cariñosamente llaman "dear aunt Lilibeth" (querida tía Lilibeth), han envíado un telegrama para expresar su pésame al nuevo Rey y toda su familia.

"Sin duda, Su Majestad la Reina Isabel ha sido testigo, ha escrito y ha dado forma a muchos de los capítulos más relevantes de la historia de nuestro mundo durante las últimas siete décadas. Su sentido del deber, su compromiso y toda una vida dedicada al servicio del pueblo del Reino Unido e Irlanda del Norte fueron un ejemplo para todos nosotros y quedarán como un sólido y valioso legado para las generaciones futuras", dice el telegrama del Rey Felipe en el que alude también a la Reina Letizia. Los dos les envían todo su amor y rezan por ellos.

A su vez, tuvo unas palabras en recuerdo de la Reina en su discurso en el Real Alcázar, donde el Guion Real ondeó a media asta en señal de duelo.

El presidente español del Gobierno, Pedro Sánchez, también mostró su pesar en su cuenta de Twitter en un mensaje en español y en inglés. "Era una figura de relevancia mundial, testigo y autora de la historia británica y europea". La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso, ha declarado tres días de luto oficial.

Isabel II era más que una Reina. Y no solo pertenecía a los británicos. Son los más desolados en esta triste jornada. Sienten una orfandad desconocida porque la Reina siempre veló por ellos. Para el resto del mundo era también señal de un mundo en el que se veneraba el sentido del deber. Era la persona favorita de millones dentro y fuera del Reino Unido.