La reactivación de la guerra entre Azerbaiyán y Armenia en los alrededores del Nagorno-Karabaj se ha cobrado ya cientos de víctimas en ambos bandos desde el lunes. Pero va camino además de provocar una importante fractura geopolítica: el quiebre de la confianza entre Ereván y Moscú.

Desde el inicio de las hostilidades, Armenia ha reclamado la intervención de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, la 'mini-OTAN' que encabeza Rusia y que reúne también a Bielorrusia, Armenia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, estos dos últimos países también al borde de la guerra entre ellos mismos en las últimas 48 horas. A imitación de la OTAN, la OTSC tiene su propio mecanismo de defensa colectiva para socorrer a Estados miembro en caso de agresión de un tercero.

Pero no se han activado en este caso, pese a las reclamaciones de Armenia, que solicitó asesoramiento y ayuda política y militar. Lo único que ha encontrado, de momento, es una misión de evaluación en cuyos resultados no parecen confiar demasiado. Entre medias, y ante los avances azeríes en la frontera, el primer ministro armenio llegó a sugerir esta semana una renuncia al Nagorno-Karabaj que asegure la paz en el resto del territorio de Armenia. Un movimiento que provocó el cabreo instantáneo de miles de ciudadanos, que llegaron a rodear el Parlamento e instaron a acudir casa por casa a los domicilios de los diputados para impulsar una moción de censura.

Este viernes, en una entrevista con el diario local Libertad, el secretario del Consejo de Seguridad de Armenia, Armen Grigoryan, ha explicitado el tremendo desencanto del país caucásico con la organización que lidera la Rusia de Vladimir Putin y en la que confiaban para actuar como 'hermano mayor' en su peculiar laberinto: rodeada por Turquía y Azerbaiyán, a los que está enfrentada históricamente, y con el único apoyo regional de Irán.

"¿Cuál era nuestra expectativa al recurrir a la OTSC? Que proveyera ayuda política y militar para que la soberanía de Armenia sea protegida y las tropas azeríes se retiren del territorio. Esa era nuestra demanda, pero no se ha cumplido hasta ahora. Naturalmente, no podemos estar satisfechos", ha declarado el secretario de Seguridad en la entrevista.

Tras ser preguntado por las esperanzas de que la protección de Armenia sentara un precedente, como había expresado el Gobierno de Ereván en otras ocasiones, Grigoryan es igualmente claro: "Naturalmente, existía esa esperanza. Y naturalmente, esa esperanza ha desaparecido completamente y ya no existe".

El responsable de Defensa armenio explica que la confianza en la organización que lidera Putin sólo podrá recuperarse con pasos concretos. "El hecho de que la OSTC no haya reaccionado adecuadamente y hecho retirarse a las tropas azeríes del territorio de Armenia significa que nuestras expectativas no se han cumplido. Y nuestras expectativas sólo se cumplirán en ese caso", ha enfatizado.

Putin, reprochado por China e India

El político también asegura que es la propia OSTC la que debería pensar en una retirada de Armenia de la Alianza, y no el Ejecutivo en Ereván, y confirma que las tropas azeríes siguen controlando algunos territorios fronterizos en los que se han establecido en los últimos días, con intención de seguir avanzando.

La crisis entre Armenia y Azerbaiyán ha cogido a Rusia en su momento más débil tras las victorias de Ucrania en las contraofensivas de Járkov. Y la sintonía entre Azerbaiyán y otros países miembros de la OSTC, como Kazajistán, tampoco jugaba a favor de los intereses armenios, pese a que su primer ministro ha mantenido varias conversaciones con Vladimir Putin, con Rusia apelando por un alto el fuego que no se ha respetado.

El dirigente ruso, además, ha recibido varios reveses en las últimas horas durante su asistencia a la cumbre internacional de Samarcanda. Allí, tanto la China de Xi Jinping como la India de Narendra Modi le han recriminado con distintas intensidades el papel de Rusia en la guerra de Ucrania y han apelado por la "estabilidad".