"Quiero demostrar que el Brexit funciona y terminar el trabajo". Rishi Sunak ha demostrado su pragmatismo. El primer ministro británico, en el cargo desde octubre, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han escenificado en un hotel en Windsor esta tarde el acuerdo sobre el Protocolo de Irlanda del Norte, la tarea pendiente del Brexit. Sunak confía en que las concesiones realizadas por Bruselas sean suficientes para satisfacer a los unionistas norirlandeses y a los euroescépticos en su partido. "Es el comienzo de un nuevo capítulo en nuestra relación", ha dicho Sunak, "un punto de inflexión", que se ha referido al "marco de Windsor", en referencia a los cambios del Protocolo.

"En primer lugar, hemos facilitado el comercio de bienes entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte. No habrá frontera en el mar de Irlanda. Podrán aplicarse cambios fiscales en el Reino Unido, se permitirá llevar animales de compañía de Gran Bretaña a Irlanda del Norte con más facilidad y se facilitará el suministro de medicamentos. En tercer lugar, este acuerdo garantiza la soberanía de Irlanda del Norte. El único marco es el Acuerdo de Viernes Santo. El Parlamento de Stormont tendrá voz en las nuevas leyes europeas", ha señalado Sunak.

Ha asegurado que lo acordado termina con "la incertidumbre" en la que vivían los norirlandeses. Ha elogiado la "visión" de la presidenta de la Comisión Europea.

Von der Leyen ha descrito como "histórico" el paso dado con estas modificaciones al Protocolo de Irlanda del Norte. "Hemos encontrado soluciones que respetan nuestros respectivos mercados. El resultado es extraordinario". La presidenta de la Comisión Europea ha reconocido que las dos partes han sido honestas al reconocer las dificultades de sus relaciones bilaterales, algo que quieren dejar a un lado con este pacto Según Von der Leyen, "podemos estar orgullos de lo que hemos conseguido". Lo más relevante, a su juicio, es que se protege el mercado único y a la vez no se establecen fronteras entre las dos Irlandas.

El Protocolo de Irlanda del Norte ha sido una fuente de tensión entre el Reino Unido y la Unión Europea en los dos últimos años. Es necesario debido a que salió de la UE el Reino Unido pero no la vecina Irlanda, y en virtud del Acuerdo de Viernes Santo no puede haber una frontera entre las dos Irlandas.

Las modificaciones introducidas en el protocolo permiten que los bienes procedentes del Reino Unido no pasen controles si se dirigen a Irlanda del Norte. Es lo que se ha llamado un corredor verde. En el caso de que el destino sea Irlanda se aplicarán controles, lo que se denomina corredor rojo. La legislación de la UE seguirá teniendo un papel en Irlanda del Norte. Es una consecuencia de su permanencia en el mercado único. Pero hay una fuerte ruptura sobre lo que la legislación de la UE puede hacer en Irlanda del Norte, en virtud del llamado "freno de Stormont", un mecanismo de emergencia que puede aplicar el Parlamento de Irlanda del Norte cuando vea que sus productos resultan afectados. Lo que no podrá hacer Londres, como pretendía Boris Johnson y luego Liz Truss, es reescribir de forma unilateral las reglas del protocolo.

Los unionistas han asegurado que van a tomarse su tiempo para dar su veredicto sobre el protocolo, aunque algunas fuentes apuntaron al Irish Times que se inclinaban a dar su luz verde. Llevan meses boicoteando el Parlamento de Stormont por su desacuerdo con el actual protocolo. Su fuerza política se ha reducido en todo caso: en las últimas elecciones quedaron segundos y ganó el Sinn Fein, que no tiene representación en Westminster por deseo propio.

Los euroescépticos del Partido Conservador condicionan su valoración a lo que decidan los unionistas. Una buena señal es que el ministro para Irlanda del Norte, el euroescéptico Steve Baker, ha dicho: "Es un resultado fantástico para todas las partes implicadas". El primer ministro Sunak va a realizar una declaración en el Parlamento. No sería necesario que el protocolo se votara, porque no es un nuevo acuerdo sino una flexibilización del actual, y en su caso, los laboristas lo apoyarían. Pero a Sunak no le convendría depender de los laboristas. En la rueda de prensa, Sunak ha asegurado que sí se votará pero que dará tiempo a los diputados para que conozcan a fondo el acuerdo.

Sin embargo, en un momento de crisis económica y con el Partido Conservador en caída libre sería una jugada muy arriesgada mostrar división y desechar la ocasión de cerrar el Brexit de manera que pueda iniciarse una nueva era en las relaciones con la UE, el mayor mercado único del mundo con 500 millones de consumidores.

A ello se suma que el presidente de EEUU, Joe Biden, está especialmente preocupado por el cierre del protocolo de Irlanda del Norte. Si queda pendiente por resolver este asunto, se ponen en peligro los Acuerdos de Viernes Santo, que cumplen 25 años el próximo 10 de abril. Si se confirma que sale adelante este marco de Windsor, Joe Biden estará en esas conmemoraciones.

Pendientes de unionistas y euroescépticos

Rishi Sunak se apunta con este acuerdo el primer tanto importante de su mandato, que arrancó en octubre pasado, después de que Liz Truss, sucesora de Boris Johnson, forzado a dejar el puesto por las consecuencias del Partygate, tuviera que renunciar cuando apenas llevaba 45 días en el cargo. Su política económica fue un absoluto fracaso y hasta los más fieles le dieron la espalda. Rishi Sunak, millonario de origen indio, había sido ministro de Finanzas con Boris Johnson.

Precisamente ha sido Boris Johnson una de las voces más críticas sobre las modificaciones pactadas con Bruselas ahora. Muchos ven en su actitud sed de venganza, ya que la dimisión de Sunak en julio pasado marcó el final de su gobierno.

Más pragmático que carismático, Sunak estaba empeñado en cerrar la página del Brexit de la mejor manera posible. Si logra que los críticos sean tan solo unos pocos, habrá logrado su mayor éxito desde que fue elegido. Lo necesita porque los sondeos reflejan una amplia ventaja de los laboristas, liderados por Keir Starmer.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tiene previsto tomar el té con el rey Carlos III en el castillo de Windsor. La oficina del primer ministro asegura que ha sido decisión del monarca mantener esta entrevista y que no es un factor que haya influido en el acuerdo sobre Irlanda del Norte. No todos se creyeron esta versión del 10 de Downing Street. En principio, Von der Leyen iba a viajar el fin de semana y el encuentro con Carlos III iba a tener más relevancia. Incluso se manejó que se llamara Acuerdo de Windsor, pero las protestas de los euroescépticos por inmiscuir a la Corona forzaron un cambio de planes. Finalmente, ha sido "el marco de Windsor" (Windsor framework).

"Esto no se trata de mí, o de la política, sino de la gente de Irlanda del Norte", ha subrayado el primer ministro, Rishi Sunak. "Es un paso adelante para los ciudadanos de Irlanda del Norte". Para Von der Leyen, es relevante destacar cómo el Reino Unido y la UE "comparten los mismos valores y por eso buscamos las mejores soluciones para Irlanda del Norte".