Con una paloma de paz prendida a la ropa, Marina Tauber (Chisinau, 1986), número dos del partido opositor Shor, ha declarado la guerra a la presidenta europeísta y atlantista Maia Sandu. "Abajo con Sandu, abajo con la dictadura", corean en las continuas protestas en las calles, Tauber agita los ánimos de los moldavos, hartos de unos precios de la energía por las nubes. "No queremos guerra, no queremos que nos inmiscuyan en el conflicto", defiende Tauber, que ejerce de líder de facto desde que el fundador de Shor, el oligarca Ilan Shor, tuviera que huir del país vinculado a un caso de fraude bancario.
Después de Ucrania, Moldavia es el país europeo más afectado por la invasión rusa, ordenada por el líder ruso, Vladimir Putin, hace 371 días. Sus 2,5 millones de habitantes han sufrido un alza de la inflación de un 30% en 2022. Con un enclave en el este, Transnistria, bajo control de facto ruso desde 1992, es un flanco débil. Para la presidenta, Maia Sandu, y el nuevo primer ministro, Dorin Recean, la supervivencia del país depende de sus vínculos con la UE y la OTAN. Sin embargo, la oposición atiza el descontento y pide que Moldavia sea "neutral" y "mantenga lazos con todos los países".
La narrativa de Marina Tauber responde a las pautas del Kremlin. Es la presidenta Sandu la que quiere arrastrar a Moldavia a la guerra y quien está destruyendo la economía. Demanda al gobierno que pague a los ciudadanos la factura del gas y la electricidad de los últimos tres meses. En declaraciones a Romania TV, Tauber, de origen judío como Ilan Shor, con quien coincidió en el colegio, insistió: "No queremos derramamiento de sangre. Queremos desarrollo, no guerra". Y añadió que cualquier alianza ha de someterse a referéndum.
Moldavia, junto a Ucrania, está reconocido como país candidato al ingreso en la Unión Europea, un proceso que puede durar muchos años, pero que marca un horizonte. Moldavia no es parte de la OTAN, lo que hace que su posición sea más frágil aún. El jefe del Servicio de Seguridad de Moldavia considera que existe un "riesgo muy alto" de que Rusia lance una nueva ofensiva que les afecte este año.
Marina Tauber está implicada en el caso de fraude bancario que provocó la huida del país del oligarca Ilan Shor, que ahora reside en Israel. En octubre de 2022 EEUU sancionó a Shor y a su partido por promover la influencia rusa en Moldavia. Sigue activo en diversas redes sociales. El activismo político de Shor obedece a su interés en limpiar su historial de corrupción a la vez que mantiene buenas relaciones con Moscú.
"Está claro que Shor utiliza temas rusos, directa o indirectamente, como la negociación de precios más bajos para el gas ruso o el acceso de los productores agrícolas al mercado ruso. También los representantes de Shor tuvieron entrevistas oficiales en Moscú. Todo esto indica una presupuesta coordinación de discursos. No hay mucha evidencia sólida sobre este asunto, pero el resultado notable es una sincronización demasiado visible para ser accidental", indica Denis Cenusa, politólogo e investigador asociado en el Eastern Europe Studies Centre, de Lituania, y el Expert-Grup de Moldavia.
La presidenta Sandu se ha planteado ilegalizar el partido, con un apoyo del 10%, pero lejos de terminar con el problema, daría más argumentos a los que ahora le acusan de ser antidemocrática. Lo han hecho cuando se prohibió a los manifestantes marchar este martes por el centro de la ciudad.
Las señales de Moscú
El pasado 9 de febrero el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, advirtió de que la Inteligencia ucraniana había interceptado un plan del Kremlin para desestabilizar la situación política en Moldavia. La presidenta Sandu ha acusado a Moscú de recurrir a "saboteadores" disfrazados de civiles en las recientes protestas, incluso de tener un plan orquestado para dar este golpe. "Algunos quieren que nuestro gobierno caiga para instalar en Chisinau un gobierno títere esclavizado a los intereses del Kremlin", mantiene Sandu.
Rusia ha dado señales que explican los temores de la presidenta Sandu y el gobierno de Dorin Recean, que juró su cargo el pasado 16 de febrero, tras la dimisión de Natalia Gavrilita, después de un año y medio acuciada por la crisis económica.
El líder ruso, Vladimir Putin, ha revocado un decreto de política exterior de 2012 que reconocía en parte la independencia de Moldavia. El Ministerio ruso de Defensa pasó a la ofensiva y acusó a Ucrania de "preparar una ofensiva armada" contra la región separatista prorrusa de Transnistria "en un futuro cercano". En Transnistria, donde vive medio millón de personas, lleva en una especie de limbo desde 1992, aunque Moldavia no controla el territorio. Hay allí unos 2.000 soldados rusos, desplegados como "fuerza de paz" desde entonces. Incluso puede haber más.
Rusia necesita un contexto político favorable en Moldavia para complicar la situación en Ucrania. La prioridad sigue siendo Ucrania"
denis ceusa, investigador expert-grup
"Rusia necesita un contexto político favorable en Moldavia para complicar el contexto geopolítico y geoestratégico de Ucrania. La principal prioridad de Rusia sigue siendo Ucrania. En cualquier caso, Moscú quiere mantener sus intereses geopolíticos en Moldavia a través de las fuerzas cuya agenda política encaja con la de Rusia. En consecuencia, estas fuerzas de oposición y Rusia se utilizan por igual para lograr sus objetivos", señala Denis Cenusa.
"Desde el punto de vista operativo, es muy complicado que Rusia organice un golpe de Estado, en un país donde un solo partido controla políticamente todas las instituciones del estado. Además, las consecuencias para las fuerzas prorrusas que participarían en tal escenario serían draconianas con sanciones por parte de Occidente y un aislamiento regional total", añade el investigador.
Sobre una posible intervención de Ucrania, Denis Cenusa es escéptico. "Rusia no tiene evidencia de un plan de este tipo por parte de Ucrania, pero está fomentando las percepciones distorsionadas de lo que los funcionarios ucranianos han declarado anteriormente sobre la capacidad de reaccionar contra cualquier amenaza de la región separatista. Si no fuera con un objetivo o preventivo, Ucrania sufriría consecuencias de reputación y otros costos si decide lanzar acciones militares contra Transnistria. Por lo tanto, Kiev entiende bien la situación y también que Rusia quiere hacer que Ucrania cometa errores usando Transnistria. En realidad, las élites de la región se mantienen neutrales y no quieren perder los beneficios existentes".
Apoyo de Occidente
Moldavia cuenta con el apoyo de la vecina Rumanía, de la Unión Europea, e incluso de Estados Unidos. En un comunicado conjunto con el primer ministro moldavo, el jefe del gobierno de Rumanía, Nicolae Ciuca, ha reconocido este miércoles que "cada vez vemos más intentos de desestabilizar la República de Moldavia, con la creación artificial de tensiones y la difusión de narrativas hostiles". Ciuca ha reiterado "el apoyo inquebrantable de Rumanía para respetar la soberanía e integridad territorial de Moldavia". Bucarest ha sido el primer destino del primer ministro moldavo tras asumir su cargo.
La Unión Europea ha mostrado su apoyo con préstamos y ayudas por valor de 250 millones de euros. Sin este respaldo, la situación habría sido insostenible. Aún así la mayoría de la población está sufriendo los efectos económicos derivados de la guerra en el país vecino.
El presidente de EEUU, Joe Biden, se reunión en su reciente visita a Varsovia con la presidenta Sandu, quien había visto al jefe de la diplomacia de EEUU, Antony Blinken, pocos días antes en la Conferencia de Seguridad de Múnich. EEUU ha reiterado su apoyo a "la soberanía e integridad territorial" de Moldavia. EEUU y la UE saben de la importancia estratégica de este pequeño país situado entre Ucrania y Rumanía. Si Rusia avanzara por el sur hacia Odesa, trataría de conectar con Transnistria y así crearía un puente que le acercaría al territorio de la OTAN por el sur.
"El escenario más probable, que también conviene a Rusia, son los esfuerzos de la oposición pro-rusa para capitalizar la imagen pública y consolidar su legitimidad con la popularidad decreciente del gobierno reformista pro-europeo. El obstáculo para que tal escenario se dé es el apoyo de Occidente, que ha sido fundamental para la actual estabilidad del país. El gobierno intentará utilizar los logros en algunas reformas judiciales y el diálogo previo a la adhesión con la UE para desviar la atención pública de los problemas sociales y económicos, pero esto tiene que ser muy poderoso para que prevalezca el pensamiento de qué hay en el refrigerador para comer", concluye Denis Cenusa.
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