La Polonia liberal está de vuelta en Europa. Después de ocho años de gobiernos ultranacionalistas, Donald Tusk (Gdansk, 1957), quien fuera primer ministro polaco (2007-2014) y presidente del Consejo Europeo (2014-2019), encabeza un gabinete de coalición de centro izquierda que acaba de presentarse ante el Parlamento. Donald Tusk ya obtuvo la aprobación del Legislativo la víspera con 248 votos a favor y 201 en contra, igual que su gobierno el martes, tras fracasar en su intento Tadeusz Morawiecki, primer ministro saliente, del partido Ley y Justicia, que solo consiguió 190 apoyos. Este miércoles Tusk jura su cargo ante el presidente Andrzej Duda.

El partido Ley y Justicia encajó mal esta derrota. Su líder, Jaroslaw Kaczynski, líder de facto de Polonia desde 2015, acusó a Donald Tusk de ser un "agente al servicio de Alemania" (su abuela es de origen germano) y sentenció: "Es el fin de la democracia polaca". El ultraconservador Kaczynski tiene aversión personal a Donald Tusk.

En las elecciones celebradas el pasado 15 de octubre el partido más votado fue Ley y Justicia con el 35,3% de los votos, pero sus 194 escaños le dejaban lejos de la mayoría (231) y sin posibilidad de pactos. Sin embargo, Plataforma Cívica, liderada por Tusk, con sus 157 diputados sí tenía opciones de alianzas con la conservadora Tercera Vía, con 65 representantes y la Nueva Izquierda, que cuenta con 26.

Aún así el partido Ley y Justicia aceptó el encargo del presidente Andrzej Duda para formar gobierno y agotó todos los plazos sin conseguir su propósito de mantenerse en el poder. Su mandato se ha caracterizado por la pérdida de independencia del poder judicial, su soberanismo a ultranza en la Unión Europea y su política antimigración, y la marginación del colectivo LGTBI.

El discurso de Tusk en el Parlamento polaco ha sido seguido por 265.000 personas en YouTube. Muchos ciudadanos vieron la votación del lunes en los cines con gran expectación. "Es un gran día para todos los que durante años han seguido confiando en que iremos a mejor. Ahuyentaremos la oscuridad", dijo Tusk.

Entre quienes fueron testigos en la tribuna del cambio político estaba Lech Walesa, legendario líder de Solidaridad, el sindicato que promovió los primeros avances democráticos en Polonia en los ochenta. A Walesa se dirigió el lunes en su intervención, tras conseguir el visto bueno como primer ministro del Sejm: "Preparamos una de las manifestaciones de Solidaridad cerca del astillero y entendimos que la política puede ser una hermosa vocación".

Mejoras para las mujeres

En su intervención ya como primer ministro, Tusk ha asegurado este martes que su gobierno empieza desde su designación a trabajar en la regeneración democrática de todas las instituciones del Estado. Ha prometido "mejoras radicales para todas las mujeres de Polonia", una política migratoria que combine la protección de las fronteras "con un acercamiento humano" y ha condenado la xenofobia. Como medidas concretas ha anunciado el aumento del 30% del salario de los maestros y profesores, y un proyecto de ley para regularidad las parejas homosexuales.

Ha subrayado que se va a empeñar en que Polonia "recupere el lugar que le corresponde" en la Unión Europea. "Traeré los tan esperados millones de euros desde Bruselas", ha dicho Tusk, que se refiere a los fondos de recuperación europeos, bloqueados por la falta de cumplimiento con el respeto al Estado de derecho. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, fue de las primeras en felicitar al nuevo primer ministro polaco. También ha mostrado su satisfacción el líder del Partido Popular, Alberto Feijóo. Este jueves y viernes Tusk se estrena en el Consejo Europeo.

"No hay ninguna razón para que Polonia tenga complejo de inferioridad en la Unión Europea. La locura anterior nos ha costado mucho más que hacer el ridículo. Os puedo garantizar que Polonia volverá a ocupar el sitio que merece", ha subrayado el nuevo primer ministro ante los parlamentarios. Alemania y Francia ven con buenos ojos a Donald Tusk, que intentará revivir el concepto de los tres de Weimar, la suma de este trío como motor europeo.

Tenemos que hablar con una sola voz sobre Ucrania. Esta causa debe unirnos, no separarnos"

donald tusk, primer ministro de polonia

Tusk se ha mostrado como un claro defensor de los "valores democráticos y de Ucrania" frente a la agresión rusa. El gobierno saliente empezó marcando la pauta en el apoyo a Ucrania pero acabó distanciándose y poniendo trabas a la importación de grano por razones nacionalistas y electorales. "Tenemos que hablar con una sola voz sobre Ucrania. Esta causa debe unirnos, no separarnos. El ataque a Ucrania es un ataque a todos nosotros", ha destacado.

Donald Tusk ha presentado su gobierno en el que hay dirigentes de Plataforma Cívica, Tercera Vía y la Nueva Izquierda. Regresa como ministro de Exteriores el periodista Radoslaw Sikorski, que ya fue jefe de la diplomacia polaca en el anterior gabinete de Tusk, y el ex ombudsman Adam Bodnar, abanderado de la lucha por la independencia del poder judicial frente al anterior gobierno, será ministro de Justicia.

En sus dos mandatos anterior, entre 2007 y 2014, Donald Tusk abanderó la transformación económica de Polonia y logró controlar la deuda pública. Polonia experimentó un crecimiento récord. Es un liberal en el sentido más clásico, nada amigo de los extremos, y un europeísta convencido. Conocido por su cabezonería y su optimismo, no perdió la esperanza en los últimos ocho años de un giro de guion en Polonia, un país donde los derrotados de Ley y Justicia atizarán el discurso del odio.

Ley y Justicia no va a desaparecer y cuenta con aliados en el Banco Central, el Tribunal Supremo y otras instituciones financieras. Además, el presidente Andrzej Duda, cuyo mandato no expira hasta 2025, puede vetar algunas leyes. Como muestra, lo que ocurrió el lunes: el Constitucional, considerado un órgano politizado por Bruselas, dictaminó que la reforma judicial que Polonia debería adoptar para acceder a los fondos son inconstitucionales.

Será un camino lleno de obstáculos. Pero Donald Tusk es un polaco con una determinación férrea y la convicción de que su país como superó el comunismo también vencerá al nacionalpopulismo.