Kateryna Yakymovych se ha propuesto que la Navidad llegue al frente de guerra ucraniano. Fundadora de la ONG Voin UA (guerrero, en ucraniano), hace de Santa Claus en la distancia para que a los soldados no les falten los regalos, aunque sea un mínimo detalle cariñoso que les recuerde la esencia de estas fechas tan especiales. Los presentes son sencillos: caramelos, manualidades o cartas escritas por niños. "Estos obsequios son muy apreciados en el frente, sobre todo los dibujos y todo lo que hacen los críos. Los soldados están construyendo nuestro futuro y los niños son nuestro futuro", señala Kateryna, de 38 años, con quien estamos en contacto por correo electrónico.

Este año las Navidades ucranianas son las primeras que se celebran de acuerdo a un nuevo calendario. La mayoría de los ucranianos son cristianos ortodoxos, pero la Iglesia ucraniana acordó trasladar la festividad del 7 de enero al 25 de diciembre. Así se distancian de Rusia. "Todo lo que tiene que ver con Rusia incomoda a la población", reconocía Myjailo Omelian, un cura ortodoxo de Kiev a la agencia Reuters.

Los ucranianos, que quieren integrarse en la Unión Europea lo antes posible, prefieren celebrar como el resto de los europeos. Ha sido motivo de alegría en este mes de diciembre la luz verde del Consejo Europeo al inicio de las negociaciones de adhesión de Ucrania a la UE, aunque el primer ministro húngaro, Viktor Orban, sigue poniendo palos en las ruedas con su bloqueo a los fondos o con la amenaza de rechazar avances en fases posteriores.

Cuando empezó la guerra a gran escala, quisimos ampliar el proyecto. En 2022 hicimos 1.500 regalos y este año llegaremos al menos a 1.400"

Kateryna yakymovich, fundadora de voin UA

El proyecto de Kateryna se puso en marcha en 2014, cuando la guerra estaba localizada en el Donbás. "Empezamos con esta iniciativa hace nueve años, pero era un proyecto más modesto. Recogíamos entre 400 y 600 paquetes. Había que recoger los obsequios o hacer que alguien los entregue. En algunos casos los compramos. Luego hay que a empaquetarlos. Cuando empezó la guerra a gran escala, en febrero de 2022, tuvimos claro que queríamos ampliarlo y en 2022 hicimos 1.500 regalos. Este año llegaremos a los 1.400", afirma Kateryna, fisioterapeuta de profesión. Dos chicos ayudan a esta joven mujer con esta tarea. Los soldados a quienes envían los paquetes están por todo el frente: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiya.

Kateryna comenzó a trabajar como voluntaria en 2014. Se presentó en un hospital militar de Kiev, de donde procede, y se ofreció a colaborar. "Me hice cargo de los casos más graves y ayudé con la rehabilitación de los heridos", relata Kateryna, quien cuenta que fue madre en 2017 y después emprendió un negocio de confitería. "Pero con la agresión rusa todo esto pasó a segundo plano. Si ser voluntaria fuera una profesión, sería la mía. Ayudo a las Fuerzas de Defensa", añade.

Para emplearse a fondo como voluntaria y por el riesgo de los bombardeos, su madre y su hija salieron de Ucrania. Desde agosto de 2023 su hija está de vuelta. En 2022 lanzó una organización que trata de adaptarse a las necesidades de las Fuerzas Armadas.

"Nuestro mayor proyecto para el Ejército ha sido la compra de antenas remotas, que sirven para los drones, el procesamiento de los mandos a distancia de antenas remotas y la compra de los cables. Enviamos estos kits al frente, que sirven para el reconocimiento aéreo. Hemos distribuido unos 2.000 kits", señala Kateryna. Apunta que una antena "puede salvar la vida de una persona, o de todo un batallón, y ayudan en el combate". Kateryna está muy orgullosa de su tarea.

Confiesa que a Papá Noel le pide paz y que los soldados vuelvan a casa cuanto antes. "Estoy esperando a que mi marido vuelva del frente. Ya lleva seis meses sin rotar y celebraremos las fiestas sin él", lamenta Kateryna, con la esperanza de que sea el último año en que tenga que hacer de Santa Claus.

He puesto el árbol pensando en los soldados que pasen por allí. Quiero darles un motivo para sonreír"

yevhen tkachev, voluntario en chasiv yar

A pesar de que la guerra sigue desangrando al país, hay numerosas iniciativas de ciudadanos voluntarios dirigidas a los soldados. En Chasiv Yar, Yevhen Tkachev, ha instalado un árbol de Navidad en una de las carreteras situadas a seis kilómetros de Bajmut. "Lo he hecho pensando en los soldados que pasen por allí. Quiero darles un motivo para sonreír. Es la carretera más bombardeada". Las tropas rusas recuperaron Bajmut en mayo pasado después de diez meses de encarnizados combates. Decenas de miles de ucranianos perdieron su vida en esa zona, pero hicieron que esa victoria rusa fuera muy amarga.

Yevgnia Shets, periodista de 29 años, se ha volcado con los soldados heridos en el frente que convalecen en los hospitales. Con otro grupo de jóvenes como ella elabora comida casera para los militares. También les llevan ropa o material de higiene. En estas fiestas tratan de que se sientan menos solos.

"Todas trabajamos y no podemos hacerlo todos los días, pero siempre que tenemos tiempo nos acercamos", señala. "A los soldados les hace feliz ver cómo la gente se preocupa por ellos. Me conmovió la historia de dos soldados. Uno de ellos había perdido las dos manos y una pierna y aún así seguía siendo divertido y nos animaba a todos. Nos hicimos amigos. Ahora está en Estados Unidos en rehabilitación. El presidente, Volodimir Zelenski, le ha visitado". explica Yevgenia.

A pesar de los bombardeos, y de las batallas, tanto en el frente como en los hospitales estos días van a escucharse los koliadky, los villancicos ucranianos que reflejan la tradicional hospitalidad de este pueblo. Muchos comienzan: "Buenas noches, querido anfitrión". Ahora algunos reflejan la realidad de la guerra. Y en los árboles de Navidad o en los muñecos de nieve se colocan banderas azules y amarillas, los colores de Ucrania.