"No hay paro que nos detenga. Sindicalistas mafiosos, gerentes de la pobreza, jueces cómplices y políticos corruptos, todos defendiendo sus privilegios, resistiendo el cambio que decidió la sociedad democráticamente y que lidera con determinación el presidente Javier Milei. No hay paro que nos detenga, no hay amenaza que nos amedrente", ha escrito el líder argentino en su cuenta de X sobre la primera huelga general, de media jornada, convocada por los principales sindicatos argentinos, contra sus políticas.

Los datos sobre la afluencia son muy dispares, según la fuente. El sindicato convocante, la Confederación General de Trabajadores, sostiene que en Buenos Aires se movilizaron unas 600.000 personas. En todo el país sobrepasaría el millón y medio. Sin embargo, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, asegura que apenas había 40.000 personas en la capital. Bullrich se comprometió en mantener el protocolo antipiquetes, por el que se impide que la marcha implieque cortes de tráfico.

Desde mayo de 2019, cuando era presidente el conservador Mauricio Macri, los sindicatos, aliados del kirchnerismo, no convocaba una huelga general. Durante la gestión del peronista Alberto Fernández (2019-2023), pese a que la inflación llegó al 211,4 % anual, superior a la de Venezuela, y la pobreza afectó al 40% de la población, no hubo paros.

La Confederación General de Trabajadores convocó esta protesta cuando habían transcurrido 18 días de la asunción de Javier Milei como presidente de Argentina, lo que tuvo lugar el pasado 10 de diciembre. A pesar de que los precios siguen al alza, y las medidas económicas de Milei tendrán efecto a medio plazo, no ahora, Milei goza de una aprobación del 58%, según publica La Nación.

El ultraliberal Javier Milei dio la sorpresa en la segunda vuelta de las presidenciales al imponerse al candidato oficialista, el ministro de Economía del gobierno de los dos Fernández, Sergio Massa. Triunfó entonces su "que se vayan todos" y su recurso a la motosierra, como símbolo de todo lo que iba a recortar de un Estado sobredimensionado, en su visión.

La protesta de este miércoles se centraba en el rechazo al decreto de necesidad y urgencia (DNU), que entró en vigor el 29 de diciembre, aún bajo revisión judicial, y el proyecto de ley de Bases y Punto de Partida para la Libertad de los Argentinos, también conocida como Ley Ómnibus, que el miércoles logró la luz verde de las comisiones y así pasará a debatirse.

Para el presidente Milei y sus fieles la convocatoria de huelga general, de media jornada, es "un gran sinsentido, una complicación y una pérdida de dinero", que a su juicio "va contra lo que quiere la mayoría". Para los convocantes, comandados por la Confederacón General de Trabajadores, se hacía necesario este pulso en las calles. Sus principales dirigentes, Héctor Daer y Pablo Moyano, iban en cabeza de la movilización. El paro tuvo mucho menos seguimiento que en ocasiones anteriores.

Milei, al Riachuelo

En su intervención, Pablo Moyano ha dicho: "Les pedimos a los diputados que tengan dignidad, que tengan principios, que no se ofendan si algún compañero les dice algo en los medios. Les pedimos que no traicionen a los trabajadores, que no traicionen a la doctrina del peronismo". Según Moyano, "estamos para exigirles a los diputados y diputadas que hagan campaña cantando la marcha peronista, y cuando tienen que rechazar una ley que va en contra de lo trabajadores, se esconden y tenemos que ir a buscarlos a su despacho”, apuntó.

En el tramo más duro de su discurso el líder camionero ha apuntado: "Yo le digo -al presidente- ante miles de compañeros que si lleva esas medidas de ajuste, de hambre los trabajadores, los jubilados y los más humildes lo van a llevan en andas, pero para tirarlo al Riachuelo". Entre las modificaciones que se van a introducir destaca la reducción de indemnización por despido, la ampliación del periodo de prueba a ocho meses, así como incluir el "bloqueo" como causa de despido.

Es importante que no hubo disturbios y que el gobierno logró imponer sus condiciones: controla la calle"

Jorge sigal, analista argentino

A juicio del columnista Jorge Sigal, "en esta movilización se expresó una parte de la sociedad que, como se sabe, está partida casi en mitades, me parece importante que no haya habido disturbios y el gobierno logró imponer sus condiciones: controla a calle". Y añade: "Todo está condicionado, creo, a la suerte que tenga el plan económico en el corto plazo: si baja la inflación -algo que todavía está en duda porque el dólar pataleo (el no oficial) sigue subiendo- no parece que pueda convertirse este conflicto en crisis de gobernabilidad. Sí, en cambio, la inflación volviera a desbocarse, entraríamos en zona de peligro", concluye Sigal.