Es uno de los mejores conocedores de los entresijos de Hamás y una referencia obligada en el movimiento islamista palestino que trata ahora de encajar los repetidos golpes a su cúpula propinados por Israel, tras la eliminación el pasado miércoles de su máximo dirigente político Ismail Haniyeh en Teherán. El martes la dirigencia de Hamás anunció la designación de Yehia Sinwar como sucesor de Haniyeh. "El Movimiento de Resistencia Islámica Hamás anuncia la elección del comandante Yehia Sinwar como jefe del buró político del movimiento, sucediendo al mártir comandante Ismail Haniyeh, que Alá tenga piedad de él", dijo el movimiento en un breve comunicado.

Azzam Tamimi (Hebrón, Cisjordania, 1955) es un periodista británico-palestino que dirige el canal de televisión Alhiwar. Dirigió el Instituto de Pensamiento Político Islámico y, entre sus libros, figura “Hamás: los capítulos no escritos”, “El Islam del poder compartido”, “Islam y laicismo en Oriente Próximo” y “Rachid Ghannouchi, demócrata dentro del islamismo” sobre la figura del político tunecino que emergió como una de las promesas de la Primavera Árabe, una esperanza de cambio sofocada por el retorno a las autocracias árabes.

Pregunta.- ¿Cuál es hoy la radiografía de Hamás y su cúpula?
Respuesta.- Hamás está bien organizada, por lo que la eliminación de un líder, aunque sea el máximo dirigente, no perturbará mucho. Hamás ya ha pasado por esta experiencia muchas veces y tiene estructuras institucionales. De acuerdo con las normas de organización dentro del movimiento,  el máximo dirigente tiene tres adjuntos: uno para Gaza, otro para Cisjordania y otro para la diáspora. Cuando por cualquier motivo uno de ellos es destituido o eliminado, los otros le sustituyen. Ahora sólo queda uno, que es Jaled Meshaal, el jefe de la organización en la diáspora. Saleh al Arouri, a cargo de Cisjordania, fue asesinado en Beirut el pasado enero; y Sinwar, que es el jefe de la organización de Gaza.

P.- A Meshaal se le considera más cercano a Turquía que a Irán. ¿Cuán diferente es su perfil?
R.- Meshaal fue el líder hasta 2017, cuando se celebraron las elecciones y Haniyeh asumió el poder. Lo único realmente tangible que ha ocurrido desde entonces es la mejora de las relaciones con Teherán. Pero eso no se debe a Haniyeh personalmente, sino a las circunstancias de la región en su conjunto. La Primavera Árabe había sido abortada y un número cada vez mayor de los regímenes árabes se estaban volviendo contra Hamás. A Hamás no le quedó más remedio que recurrir a Irán. Meshaal tiene una larga experiencia al frente del movimiento. A los iraníes no les gusta mucho, es cierto, pero tratan con una organización, no con un individuo.

Funeral de Ismail Haniyeh por las calles de Teherán. | EFE

P.- Israel ha confirmado esta semana la muerte de Mohamed Deif, el líder del ala militar de Hamás…
R.- Hamás no lo confirma pero el ala militar de Gaza está bien organizada. Estoy seguro de que si el máximo dirigente del ala militar desaparece, alguien ocupará inmediatamente su lugar.

Todos pertenecen a la escuela de los Hermanos Musulmanes, y su visión respecto a Palestina es la misma: Israel no tiene lugar en Palestina

P.- ¿Qué impacto tiene la desaparición de Haniyeh en la organización? Se habla de diferencias entre la dirección exterior y la interna en Gaza…
R.- Haniyeh estaba muy unido a Sinwar. Casi coincidían en la mayoría de los asuntos. Eran amigos desde hacía mucho tiempo, desde la infancia; crecieron juntos y se unieron juntos al movimiento. Por supuesto, los individuos no son idénticos. Las personas tienen gustos y caracteres ligeramente diferentes. Pero cuando se tiene una institución adecuada y el proceso de toma de decisiones está bien establecido y se realiza a través de consultas, no suele haber un cambio radical inmediato con el cambio del máximo dirigente. Antes de Haniyeh, varios altos dirigentes fueron eliminados. No es algo nuevo. En un movimiento de liberación, es de esperar que los dirigentes se vayan y que sean sustituidos inmediatamente. No veo diferencias de ideología. Todos pertenecen a la escuela de los Hermanos Musulmanes, y su visión respecto a Palestina es la misma: Israel no tiene lugar en Palestina. Esto no es negociable. Acordaron una solución provisional basada en la realidad pero no un reconocimiento de Israel. Eso no va a cambiar.

P.- Se  ha retratado a Haniyeh como más moderado y pragmático…
R.- Dentro de la cúpula directiva, no veo esas diferencias. Haniyeh y Meshaal siempre coincidían en las cosas. Meshaal era su adjunto cuando era líder de la organización en la diáspora. Por supuesto, hay elementos dentro de Hamás que pueden ser más moderados o menos moderados. Esa es la naturaleza de las cosas. Pero estamos hablando de una visión adoptada por una institución. Cualquier cambio en esa visión tendrá que pasar por el proceso de toma de decisiones, que es a través de la consulta.

P.- Benjamin Netanyahu insiste en “erradicar Hamás”. ¿Hamás, tanto su organización como sus ideas, pueden ser eliminados?
R.- Hamás como organización puede ser debilitada y socavada. Pero como idea, es eterna porque aunque aplaste a la organización actual, vendrá otra y llevará la bandera y seguirá adelante. Esto es lo que le pasó con Fatah, que se fundó en 1957, treinta años antes de Hamás. Luego, al cambiar de rumbo Fatah, llegó Hamás, que ocupó su lugar.

P.- No se puede pues acabar con las ideas y el apoyo social de Hamás…
R.- No. Es imposible porque se trata de una idea que defiende la mayoría del pueblo palestino. Si preguntas a cualquier palestino de mi familia,  que se calcula que son 100.000 personas, te dirán que Israel no es legítimo; que Israel es un proyecto colonial que tendrá que llegar a su fin. Es lo mismo que pensaban los argelinos del colonialismo francés o lo mismo que pensaban los vietnamitas del imperialismo estadounidense.

P.- ¿Cómo la eliminación de Haniyeh puede complicar las negociaciones para poner fin a la guerra y conseguir la liberación de los rehenes?
R.- Aún no he visto ningún indicio de que su asesinato vaya a cambiar la postura de Hamás respecto a las negociaciones. Eso está por ver. Pero, por supuesto, habrá quien se pregunte: ¿por qué debemos seguir negociando con los israelíes si no aceptan nada y si continúan con su genocidio en Gaza y siguen asesinando a nuestros líderes? Sin embargo, el verdadero obstáculo no es realmente Hamás. El verdadero obstáculo es Netanyahu. Netanyahu no quiere que esta guerra termine. No quiere un intercambio de rehenes. Porque terminar la guerra y resolver el problema no le favorece personalmente. Podría acabar yendo a la cárcel.

El verdadero obstáculo es Netanyahu. Netanyahu no quiere que esta guerra termine. No quiere un intercambio de rehenes

P.- ¿La campaña israelí de asesinatos políticos puede llegar a Qatar y Turquía, donde se halla la dirigencia de Hamás en el exilio?
R.- Quizá los israelíes lo intenten, pero creo que será más difícil. Creo que Irán no es un lugar tan seguro. Algunos altos dirigentes de Hamás, cuando hablé con ellos tras conocerse la noticia del asesinato, me reconocieron que están muy decepcionados con los iraníes. Los iraníes parecían ser muy laxos en materia de seguridad. No me sorprende, porque su propio presidente fue asesinado y no supieron qué hacer al respecto. [¿Se refiere a Ibrahim Raisi?] Sí. Hasta ahora, el mundo no sabe cómo fue eliminado. Hablan de un accidente de helicóptero, pero esto no es convincente. Hay rumores de que probablemente fue eliminado por un partido determinado, local o extranjero. Pero claramente, en Iran, el Mossad tiene muchas celulas activas, y muy probablemente, el asesinato de Haniyeh fue llevado a cabo de esta manera.

P.- Los detalles que conocemos de la eliminación de Haniyeh, con una bomba colocada semanas antes en su alojamiento, son humillantes para Irán…
R.- Mucho. Sea cual sea la historia que se inventen los iraníes y sea cual sea el resultado de la investigación, no cabe duda de que se ha producido un grave fallo en la seguridad de Irán. Creo que esto afectará en el futuro a la actitud de los dignatarios extranjeros cuando vayan a Irán. A partir de ahora se lo pensarán dos veces antes de decidir ir a Irán.

P.- ¿Los israelíes seguirán su campaña de liquidación? El siguiente y más preciado ahora es Yehia Sinwar…
R.- Por supuesto, los israelíes nunca han dejado de intentarlo. Es una cuestión de si tienen éxito o no. Estoy seguro de que tienen agentes que están mirando a su alrededor y buscándolos y probablemente enviando información. Ya ocurrió antes. Durante los últimos 10 meses, los israelíes intentaron varias veces actuar a partir de la información que recibían de sus colaboradores, pero la mayoría de las veces no funcionó.

P.- ¿Qué supondría cazar a Sinwar?
R.- Como la idea no muere, no importa lo que le pase a la organización, volverá de nuevo. El verdadero fracaso se produce cuando un movimiento de liberación nacional cambia sus resultados o abandona la lucha porque ha sufrido mucho. En el caso de Hamás, es poco probable que esto ocurra. Por mucha gente que asesinen, por mucha destrucción que causen, Hamás no es una organización que sucumba a las presiones o cambie de rumbo a causa de ciertas pérdidas.

P.- ¿Cuál es el futuro de Hamás?
R.- Es demasiado pronto para hablar de ello. El movimiento ha resistido realmente durante 10 meses. Ha demostrado ser resistente, y es posible que se reconstruya.

P.- ¿Qué consecuencias puede tener en el acuerdo inicial de unidad firmado entre Hamás y Fatah hace semana y media en Pekín?
R.- Los esfuerzos de reconciliación han sido un trabajo de relaciones públicas por parte de los chinos, pero en realidad no supone ninguna diferencia para Hamás. La división entre Fatah y Hamás es tan profunda y tan amplia porque los dirigentes de  Fatah reconocen a Israel. Hamás no. Los dirigentes de Fatah ya no creen en la resistencia armada; Hamás sí. Es realmente muy difícil. No puede haber reconciliación a menos que se tenga una visión unificada, y estamos bastante lejos de una visión unificada.

P.- ¿Es posible integrar a Hamás en la Autoridad Nacional Palestina?
R.- Fatah siempre ha insistido en que la integración de Hamás en la OLP tendrá que basarse en las tres condiciones que los estadounidenses impusieron a Hamás cuando ganó las elecciones en 2006: que tiene que reconocer a Israel, tiene que desarmarse y tiene que aceptar todos los acuerdos firmados entre la OLP e Israel. Hamás rechaza las tres condiciones, por lo que la reconciliación no va a funcionar.