La Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) lanzada por Ronald Reagan en 1983, que se conoció como la “Guerra de las Galaxias”, y la Golden Dome (Cúpula Dorada, en español), anunciado por Donald Trump comparten la ambición de hacer a Estados Unidos invulnerable ante ataques con misiles balísticos. 

La Guerra de las galaxias fue la gran performance de Ronald Reagan, el actor de Hollywood que llegó a presidente de EEUU. En directo por televisión, en 1983, el presidente anunció la creación de una red de satélites equipados con rayos láser capaces de acabar con cualquier misil balístico de la URSS en el aire. La denominó Strategic Defense Initiative (SDI), un sistema de defensa en el que estaba dispuesto a invertir miles de millones de dólares.

Aquello significaba llevar la carrera militar de la Guerra Fría a otro nivel. Un nivel al que la URSS no podía acceder al estar sumida en una profunda crisis económica. El anuncio de Reagan fue considerado un gran farol, porque esta tecnología no estaba disponible, pero empujó a Mijaíl Gorbachov a sentarse en la mesa de negociación, lo que a la postre condujo al final de la guerra de bloques.

Más de 40 años después de aquel anuncio, un nuevo cielo protector se extiende sobre los Estados Unidos, es el Golden Dome, la cúpula dorada protectora con la que Trump lleva la acelerada carrera armamentística a otro nivel. De momento, sólo Canadá podría beneficiarse entre los aliados de la OTAN de esta tecnología, si bien en la cumbre de la OTAN de Madrid la Alianza apuntó hacia el espacio como ámbito estratégico clave para su desarrollo armamentístico y tecnológico. Pero entonces no estaba Trump en la Casa Blanca.

El Proyecto Manhattan de Trump

Se estima que la Cúpula dorada necesita de la creación de un constelación de hasta 1.000 satélites en órbita baja para detectar y rastrear misiles en tiempo real, y unos 200 de estos satélites estarían armados con láseres capaces de neutralizar misiles en su fase de lanzamiento. El coste estimado del Golden Dome, según el anuncio inicial de Trump alcanzará los 175.000 millones de dólares, si bien hay estimaciones que superan el billón.

El desarrollo de este sistema de defensa, si llega a realizarse, implicaría a empresas tecnológicas y armamentísticas como Lockheed Martin, SpaceX, Palantir y Anduril.  "En términos de importancia para la defensa del país es similar al Proyecto Manhattan”, calificó recientemente Frank St. John, director de operaciones de Lockheed Martin.

Trump anuncia que Estados Unidos construirá una "cúpula dorada" para protegerse de misiles, en el Despacho Oval. | EFE/EPA/CHRIS KLEPONIS / POOL

Nuevas amenazas

La Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos (DIA, por sus siglas en inglés) puso cifras hace dos semanas a las amenazas que apuntan a Estados Unidos. Según esta agencia potencias como China, Rusia y Corea del Norte están expandiendo sus arsenales y capacidades para superar las defensas actuales de EE.UU. China y Rusia lideran el desarrollo de avanzados sistemas de misiles, incluidos misiles balísticos intercontinentales (ICBM), misiles hipersónicos y sistemas orbitales capaces de eludir las rutas tradicionales de detección. Corea del Norte ya dispone de ICBMs con alcance suficiente para atacar cualquier parte del país, mientras que Irán podría alcanzar esta capacidad para 2035. 

Trump señala como ejemplar el Iron Dome (Cúpula de Hierro), el escudo antimisiles de israelí que no sería posible sin la ayuda de EEUU, si bien las dimensiones de Israel no son equiparables a EEUU. “Las plataformas de lanzamiento desde submarinos, aire, tierra y órbita representan amenazas diversificadas, cada vez más difíciles de detectar y neutralizar", señaló un portavoz de la DIA.

Entre los desarrollos más inquietantes para la seguridad de EEUU destacan los misiles hipersónicos que pueden maniobrar a gran velocidad, eludiendo defensas aéreas convencionales y DIA calcula que Rusia y China tendrán 4.000 para 2035.  También preocupan los Sistema de Bombardeo Orbital Fraccional (FOBS), un tipo de sistema de misiles que utiliza una órbita parcial para depositar una ojiva, típicamente nuclear, en una órbita terrestre baja. Esta tecnología fue desarrollada en la Unión Soviética durante la Guerra Fría.