Si Israel está -o al menos estaba- considerado como uno de los países más seguros del mundo es porque dispone de unos servicios de inteligencia de primer nivel y de un ejército de soldados de élite. Y a eso se le suma que cuentan también con un importante músculo tecnológico. La muestra más clara es la llamada Cúpula de Hierro, uno de los sistemas antimisiles más sofisticados del mundo, que protege los cielos israelíes de los cohetes de corto alcance desde el año 2011.

El sistema fue desarrollado en apenas dos años y medio por la empresa Rafael Advanced Defense Systems, y a lo largo de la última década ha logrado neutralizar y destruir más de 2.500 cohetes enemigos, con una tasa de éxito superior al 90%. No obstante, el ataque sorpresivo de Hamás el sábado pasado, que supuso el inicio de una nueva escalada de tensión, también desnudó las vulnerabilidades de la Cúpula de Hierro.

Tal y cómo explicó la empresa desarrolladora, se trata del "único sistema multimisión del mundo" que proporciona una "solución probada" contra cohetes, artillería, morteros, aviones, helicópteros, vehículos aéreos no tripulados y misiles de crucero. Cuenta con protección tanto terrestre como naval, que está activa las 24 horas del día, los siete días de la semana y en cualquier condición climática. Y desde que comenzó a utilizarse, hace ya más de una década, no ha dejado de evolucionar y mejorar.

Al contrario de lo que sugiere su nombre, la Cúpula de Hierro no se trata en realidad de un escudo. Es un sistema de diez baterías colocadas estratégicamente en diversos puntos del país, que llegado el caso lanzan misiles que interceptan y neutralizan los proyectiles enemigos. De acuerdo con la compañía Raytheon, que también trabajó en su desarrollo, cada batería consta de tres o cuatro lanzadores, 20 misiles Tamir y un radar de campo de batalla, que son capaces de defender casi 100 kilómetros cuadrados.

Los misiles Tamir cuentan con sensores electroópticos y aletas de dirección con ojivas explosivas de proximidad. Y con un sistema inteligente que es capaz de determinar si los proyectiles enemigos aterrizarán en áreas despobladas, en cuyo caso ignora la alerta y aborta los lanzamientos de misiles defensivos para poder ahorrar costes.

De acuerdo con el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), en 2012/2013 producir una batería completa de la Cúpula de Hierro costaba aproximadamente 100 millones de dólares. Y aunque inicialmente se estimó que cada misil Tamir costaría otros 100.000 dólares, informaciones más recientes aseguran que en realidad cada unidad cuesta entre 40.000 y 50.000 dólares.

Un sistema defensivo de tres capas

La Cúpula de Hierro sólo es el primer nivel dentro del sistema de defensa antimisiles israelí, y se encarga de interceptar proyectiles tierra-tierra de corto alcance (es decir, lanzados a una distancia de entre 4 y 70 kilómetros de distancia). Pero por encima existen otros dos operativos, que actúan de manera conjunta como un escudo de tres capas.

El segundo nivel es la Honda de David, un sistema encargado de destruir los misiles tierra-tierra lanzados desde una distancia de entre 40 y 300 kilómetros. Es la capa intermedia de seguridad, y puede hacer frente a cohetes de gran calibre, misiles balísticos de corto alcance y amenazas en desarrollo. Está operativo desde 2017, y a diferencia de la Cúpula de Hierro, que es móvil, es un sistema estacionario que puede proteger a todo Israel desde su ubicación permanente.

El tercer nivel de seguridad, la capa superior, está compuesto por los sistemas Arrow 2 y Arrow 3, que la Fuerza Aérea Israelí emplea desde 2002 y 2017, respectivamente. Ambos son móviles, e interceptan misiles de mediano y largo alcance disparados desde una distancia máxima de 2.400 kilómetros.

El papel clave de EEUU

Desde el comienzo, Estados Unidos, un firme aliado de Israel, ha sido fundamental para que el Estado hebreo levante sus sistemas de seguridad antimisiles. La cadena CNBC estimaba que antes del ataque de Hamás el país norteamericano había proporcionado casi 3 mil millones de dólares para construir y mantener la Cúpula de Hierro.

"Los legisladores estadounidenses han votado repetidamente a favor de proporcionar financiación a la Cúpula de Hierro de Israel en los últimos años", recordaban desde la CNBC. Pero no parece ser suficiente, porque la CNN apuntaba estos días que un funcionario estadounidense les había asegurado que, tras el último ataque, Israel solicitará a Washington más "asistencia militar".

Cabe recordar también que en 2019 el Departamento de Defensa de Estados Unidos compró dos baterías de la Cúpula de Hierro al Ministerio de Defensa de Israel para el Ejército estadounidense. En 2020 se hizo la entrega, con objetivo de proteger la capa más baja del país norteamericano.

Lagunas y futuras versiones

En un artículo reciente Al Jazeera señala que la ofensiva de Hamás pudo sortear los escudos israelís gracias al elevado número de misiles que se dispararon de manera casi simultánea. La organización palestina aseguró que habían sido unos 5.000, mientras que el Ejército de Israel afirmó que sólo fueron la mitad, 2.500.

En cualquier caso, el medio catarí se muestra convencido de que el ataque demostró que la Cúpula de Hierro tiene "un punto de saturación" que, eso sí, es desconocido. Es decir, que sólo puede interceptar un número determinado de misiles, y si se supera esa cifra los proyectiles podrán penetrar en el sistema de seguridad. Esto significa que Hamás, de manera consciente o inconsciente, lanzó más misiles de los que Israel podía neutralizar.

El mismo media recuerda que algunos expertos como Theodore Postol, profesor de Ciencia, Tecnología y Seguridad Internacional en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, llevaban años alertando de que la Cúpula de Hierro tiene lagunas técnicas. Y al tiempo, recuerda que Israel ya está trabajando en el desarrollo de un sistema basado en láser para neutralizar cohetes y drones de manera más eficaz, que está previsto que entre en funcionamiento a lo largo de la próxima década.