El abogado saharaui Mohamed Hali ha sido galardonado con el Premio Front Line Defenders 2025 para Defensores de Derechos Humanos en Riesgo, en medio de una creciente campaña de represión por parte del Estado marroquí contra activistas saharauis en los territorios ocupados del Sáhara Occidental.
Hali, que lleva años privado de su derecho a ejercer como abogado en Marruecos, ha dedicado su vida a denunciar las violaciones de derechos humanos cometidas en su tierra natal, la ex colonia española ocupada por Rabat desde 1975. A pesar de ser licenciado en Derecho, las autoridades marroquíes le han negado sistemáticamente la posibilidad de colegiarse y ejercer la profesión por su apoyo al derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.
"Durante muchos años, mi sueño ha sido trabajar como abogado de derechos humanos y defender los derechos de mi pueblo. Este premio refuerza mi determinación de seguir luchando", ha afirmado Hali tras conocer el reconocimiento. "Lo dedico a todos los defensores saharauis que, a pesar de los riesgos y las consecuencias personales, siguen protegiendo los derechos humanos".
El caso de Hali ha llamado la atención de organismos internacionales. En 2022, la Relatora Especial de la ONU sobre la independencia de jueces y abogados emitió una comunicación al respecto, y en 2024 su situación fue mencionada en el informe del Secretario General de Naciones Unidas sobre el Sáhara Occidental.
La realidad que Marruecos trata de ocultar
Para Tone Sørfonn Moe, abogada internacional de Hali, el premio es un reconocimiento al valor de quienes “documentan e informan sobre una realidad que Marruecos trata de ocultar al mundo”.
Front Line Defenders (FLD) es una organización internacional con sede en Dublín (Irlanda) dedicada a la protección de personas defensoras de los derechos humanos en riesgo, especialmente aquellas que trabajan en contextos de represión, violencia o criminalización. FLD fue galardonada en 2018 con el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, un reconocimiento que subraya su papel crucial en la protección de la sociedad civil global.
Desde hace años, las organizaciones de derechos humanos denuncian una represión sistemática en el Sáhara Occidental. A los activistas saharauis se les niega el acceso al empleo, la educación y los servicios sociales; son objeto de campañas de difamación, vigilancia, detención arbitraria y tortura. Uno de los casos más emblemáticos es el de los 19 presos de Gdeim Izik, condenados en 2017 a largas penas, incluyendo cadena perpetua, tras un proceso denunciado por la comunidad internacional por su falta de garantías.
“El premio a Hali pone de relieve la impunidad con la que actúa Marruecos en el Sáhara Occidental”, declaró el Grupo de Trabajo sobre Derechos Humanos en el Sáhara Occidental Ocupado, que agrupa a defensores saharauis e internacionales. “Reconocer su labor es también visibilizar a un territorio cerrado a observadores internacionales y medios de comunicación”.
El colectivo insta a la comunidad internacional a exigir el fin de la represión, el acceso al territorio para periodistas y organismos de derechos humanos, y la liberación de los presos políticos saharauis. También reclaman que se garantice a Hali su derecho a ejercer como abogado. Mientras tanto, Hali, sin toga pero con voz, sigue siendo un símbolo de resistencia en un territorio donde el derecho continúa siendo vulnerado por el régimen alauí.
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