La apertura este martes de los polémicos puntos de ayuda de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), la ONG estadounidense contratada por Israel y criticada por la ONU, están dejando imágenes de absoluto caos en el enclave palestino tras 11 semanas de bloqueo israelí al acceso de alimentos y medicinas. Miles de palestinos, desesperados, han invadido un centro de distribución de ayuda en Rafah, en el sur de Gaza, mientras los agentes de seguridad han abierto fuego con munición real contra la multitud.
El primer centro de distribución de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza ha abierto sus puertas este martes al oeste de Rafah, en la plaza Al Alam. Según medios de comunicación israelíes, miles de residentes de Gaza han acudido hasta el lugar para recibir paquetes de alimentos. Algunos han subido imágenes a las redes sociales en las que se ven los paquetes, que parecen contener productos como pasta, aceite, harina, arroz, conservas y legumbres.
La ONG admite haber suspendido la entrega ante la avalancha
La ONG ha reconocido que el volumen de personas que solicitaban ayuda fue tan elevado que su equipo tuvo que retirarse para permitir que la gente "recibiera la ayuda de forma segura y se dispersara" y evitar así víctimas. "Los habitantes de Gaza sufrieron retrasos de varias horas para acceder al centro debido a los bloqueos impuestos por Hamás", aseguró. La fundación estima que hasta el momento ha distribuido alrededor de 80.00 cajas de alimentos, lo que supone un total de 462.000 comidas.
El director de la ONG dimite
Los vídeos que ha difundido la televisión qatarí Al Yazira muestran a una multitud corriendo junto a una valla rota tratando de recibir algunos de los primeros paquetes entregados en las zonas controladas por Israel. Los puntos están protegidos por mercenarios de una empresa de seguridad civil estadounidense.
La Fundación Humanitaria de Gaza recibió el encargo de Israel y Estados Unidos de hacerse cargo de la distribución de la ayuda, tras la prohibición impuesta por Israel a la ONU y a otros organismos internacionales para realizar la labor en una población de dos millones de gazatíes que han sufrido 20 meses de bombardeos indiscriminados y operación militar terrestre que han reducido a escombros el enclave palestino.
El director ejecutivo de la Fundación Humanitaria Jake Wood dimitió este lunes al considerar que no podía asumir la misión. A su juicio, el plan de ayuda israelí-estadounidense para Gaza no puede llevarse a cabo "respetando los principios humanitarios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia". Su dimisión se produjo después de que la junta directiva del fondo se comprometiera a continuar con la entrega de ayuda y lanzara una crítica implícita a la ONU, que ha criticado duramente el plan. Wood añadió que cree que la única vía para una solución a largo plazo es "la liberación de todos los rehenes, el cese de las hostilidades y la creación de una vía hacia la paz, la seguridad y la dignidad para todas las personas de la región".
Previamente, las Fuerzas de Defensa de Israel habían anunciado la apertura de los centros de distribución de ayuda establecidos en la Franja de Gaza. "En las últimas semanas se han establecido cuatro centros de distribución de ayuda, de conformidad con las directrices de la cúpula política y en estrecha coordinación con Estados Unidos. Como parte de la apertura gradual de los centros de distribución, dos de ellos, situados en Tel al-Sultan y el corredor de Morag, en la zona de Rafah, han comenzado a funcionar hoy (martes) y están distribuyendo paquetes de alimentos a miles de familias de la Franja de Gaza", señala el comunicado.
La ONU tilda de "distracción" a la iniciativa
"No participamos en esta modalidad por las razones expuestas. Es una distracción de lo que realmente se necesita", declaró de manera tajante Jens Laerke, portavoz de la oficina humanitaria de la ONU (OCHA), en una rueda de prensa en Ginebra, en la que pidió la reapertura de todos los pasos fronterizos.
También reclamó que se pusiera fin a las restricciones israelíes sobre el tipo de ayuda que se permite entrar en el enclave, que, según él, se selecciona «a dedo» y no siempre se ajusta a las necesidades.
Por su parte, Juliette Touma, portavoz de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), dijo que había grandes envíos médicos en espera a los que se les había denegado la entrada en Gaza. "Tenemos más de 3000 camiones, no solo de alimentos, sino también de medicamentos, que están haciendo cola en lugares como Jordania o Egipto, esperando la luz verde para entrar, y llevan medicamentos que caducan pronto".
Médicos Sin Fronteras ha denunciado que "Israel prosigue su campaña de limpieza étnica en Gaza emitiendo continuas órdenes de desplazamiento forzoso". "Desde que Israel rompiera unilateralmente el alto el fuego, el pasado 18 de marzo, unas 600.000 personas se han visto desplazadas de nuevo. Son 31 las órdenes de desalojo emitidas desde entonces, lo que supone que en la actualidad estas órdenes de desplazamiento y las zonas militares prohibidas para la población gazatí cubran actualmente alrededor del 80% de Gaza. Durante estos dos meses y medio, ninguna zona de la Franja ha quedado a salvo de los ataques", ha precisado la organización.
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