Alemania ha vuelto. Es el país que se ha colocado como avanzadilla a la hora de afrontar los nuevos retos en una OTAN que se debate entre un Donald Trump desconfiado de los aliados y un Vladimir Putin acechante. "No se trata de hacer lo que espera Estados Unidos o Trump que hagamos sino de afrontar los desafíos. La principal amenaza es Rusia. Durante años no hicimos caso de las advertencias de los Países Bálticos", señalaba el canciller alemán, Friedrich Merz, ante el Bundestag poco antes de llegar a La Haya, donde este martes y el miércoles se celebra una cumbre que repetidas veces se ha calificado como "histórica".

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Es la primera cumbre de los 32 aliados a la que asiste Donald Trump tras su vuelta a la Casa Blanca. Su demanda principal es que los europeos arrimen el hombro y aumenten su gasto en defensa hasta el 5% del PIB. Sería un 3,5% en defensa pura y 1,5% en gastos relacionados con la seguridad (ciberdefensa, infraestructuras). El plazo sería hasta 2035 pero en 2029 se revisaría cómo cada país ha cumplido con las capacidades asignadas. Alemania quiere llegar al objetivo deseado en 2029.

Antes de aterrizar en La Haya, Donald Trump ha difundido un mensaje del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en el que le aseguraba que "todos los aliados se iban a comprometer a gastar el 5%". Poco antes, Trump volvía a reprochar a España que planteara problemas, ya que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, mantiene que nuestro país puede cumplir sus compromisos con el 2,1% del PIB. "Es muy injusto para el resto", ha remarcado Trump. El presidente de EEUU asiste esta noche a la cena que ofrecen los reyes de los Países Bajos en el Palacio Huis ten Bosch a los jefes de Estado y de Gobierno. Trump dormirá en el Palacio y apenas pasará menos de 24 horas en países Bajos.

El presidente de la República Checa, Petr Pavel, fue general y sabe bien de lo que habla. "El nuevo objetivo del 5% del PIB en defensa se explica porque hemos sido negligentes durante décadas", ha dicho en una de las sesiones celebradas este martes en La Haya en el marco de la cumbre de la OTAN. Ese 5% del PIB en defensa es lo que permitirá a la OTAN contar con las capacidades necesarias para hacer frente a la amenaza de Rusia y las nuevas que se vislumbran en el horizonte. "No estamos en guerra pero ya no podemos decir que estemos en paz", ha señalado la primera ministra danesa, Mette Frederiksen.

Alemania, Suecia y Noruega se ponen las pilas

En la primera sesión del martes, un foro público en el que Mark Rutte ha contestado preguntas de la comunidad atlántica, el secretario general ha elogiado a los países que han dado un paso al frente y han prometido que van a cumplir con el objetivo marcado para 2035. "Alemania ha anunciado que quiere alcanzar el 3,5 % del gasto básico en defensa y, por lo tanto, el 5 % total. No en 2035, sino en 2029. Suecia anunció la semana pasada que quiere alcanzar el 3,5 % en los próximos años. Noruega alcanzará el 3,5 % y, por lo tanto, el 5 % en los próximos años", ha destacado Rutte, quien se ha recordado que países como Polonia, Estonia, Letonia, Lituania y Finlandia están muy cerca de lograrlo. "Es importante porque sabemos que Rusia se está reconstituyendo a un ritmo, a una velocidad realmente asombrosa y aterradora".

Según Camille Grand, ex secretario general adjunto de la OTAN, "volvemos al nivel de gasto de la Guerra Fría. El período de dividendos de la paz ha llegado definitivamente a su fin".

Los alemanes son plenamente conscientes. "Queremos construir las mayores fuerzas armadas convencionales de Europa", ha dicho el canciller Merz. Justo antes de asumir l poder logró que el Bundestag aprobara un fondo especial de un billón de euros para diez años. La mitad se destinará para modernizar la Bundeswehr y reconstruir infraestructura.

El ministro de Finanzas, el socialdemócrata Lars Klingbeil, anunció que Alemania destinará ya en 2029 el 3,5 % del PIB a gastos puramente militares, lo que supondrá un aumento del 70 % con respecto al nivel actual. Berlín destinará directamente a las fuerzas armadas unos 170.000 millones de euros, más que Rusia en la actualidad.

Zelenski en la cena pero no en la cumbre

La cumbre de La Haya será testigo de la retirada definitiva de Estados Unidos del apoyo a Ucrania. No solo el presidente Volodimir Zelenski participará únicamente en la cena del martes ofrecida por la pareja real holandesa, sino que ya no asistirá a la sesión de trabajo del día siguiente. Trump no tiene intención de poner en marcha nuevos programas de apoyo militar a Kiev tras la expiración de los aprobados por Biden. De ahí la relevancia del papel de Alemania.

Sin embargo, Rutte anunció que los aliados europeos y Canadá ya han proporcionado este año 35.000 millones de dólares en ayuda militar a los ucranianos, frente a los 20.000 millones del año pasado. Solo Alemania quiere aportar cada año armas por valor de 8.500 millones de euros para este fin. A pesar de todo, el secretario general aseguró que sigue vigente la fórmula adoptada hace un año en Washington, según la cual "el camino de Ucrania hacia la adhesión a la OTAN es irreversible". 

España, la oveja negra

En el polo opuesto figura España. El actual jefe del Gobierno, acosado por escándalos de corrupción, ha recurrido a la OTAN como carta de salvación de su debilitada coalición con Sumar. El apaciguamiento tiene tirón en la izquierda española, de modo que Sánchez ha abanderado su versión particular del "OTAN no" para cambiar el foco de la corrupción y lanzar un guiño a su izquierda.

Sánchez mantiene que España puede cumplir con los objetivos marcados en capacidades con el 2,1% del PIB en defensa. Así se lo explicó por carta, que hizo pública el 19 de junio, al secretario general de la OTAN. Mark Rutte le respondió que el Gobierno de España tendía que cumplir con las capacidades y si lo hacía con menos presupuesto sería aceptable. Sin embargo, este lunes el secretario general de la OTAN dejó claro que no había "excepciones" en el cumplimiento del objetivo del 5%. "No hay acuerdos al margen. La OTAN cree que España tendrá que dedicar el 3,5% para cumplir con sus obligaciones", reafirmó Rutte. Es el 3,5% en defensa pura, a lo que habría que añadir el 1,5% en cuestiones relacionadas con la seguridad.

La salida de tono de Sánchez, en vísperas de una cumbre crucial, puede tener un alto coste. Ha puesto en riesgo el éxito del encuentro. El ministro polaco de Defensa, Wladislaw Kosiniak-Kamysz, dijo al Financial Times: "Todos los Estados deben asumir conjuntamente la carga de la alianza. Hacer excepciones es perjudicial para la unidad de la alianza y estoy a favor de alcanzar el 5 % lo antes posible". Polonia es, proporcionalmente, el país que más gasta en defensa de la OTAN, con un 4,7 % del PIB destinado a gastos militares este año.

Según Camille Grand, "independientemente de las motivaciones políticas y económicas internas de Madrid, esta posición singulariza a España y sin duda tendrá consecuencias que irán mucho más allá de la cumbre".

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