El comisario de Presupuesto, Anti Fraude y Administración Pública de la Unión Europea, el polaco Piotr Serafin, ha anunciado en el Parlamento Europeo la propuesta para el Marco Financiero de los Veintisiete para 2028-2034 que asciende a casi dos billones de euros. Serafin ha calificado el presupuesto como "ambicioso". 

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En palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha hablado al mismo tiempo que el comisario Serafin para sorpresa de los propios eurodiutados, es "el más estratégico, flexible y transparente".

Las negociaciones se han prolongado durante la mitad de la jornada del miércoles, de forma que la rueda de prensa se ha retrasado varias veces. El presupuesto de la UE es muy complicado de cuadrar: una auténtica prueba de fuego par los negociadores. Los eurodiputados se han quejado al comisario Serafin por la falta de transparencia, ya que no han accedido al contenido hasta última hora. Además, Von der Leyen y Serafin han competido mutuamente a la hora de dar a conocer los detalles.

Este presupuesto representa el 1,26 % de la renta nacional bruta del bloque (RNB), frente al 1,13 % actual. Sin embargo, gran parte del incremento se explica por el pago de la deuda del fondo de recuperación, según informa la agencia Efe.

La gran mayoría de los fondos, que ascienden a 865.000 millones, estarán gestionados dentro de un gran fondo que agrupará distintas políticas emblemáticas del bloque y que funcionará a través de planes nacionales y regionales que tendrán que elaborar los Estados miembros.

Dentro de este gran fondo se incluirán los programas de gasto tradicionales de la Unión Europea, en especial los llamados fondos de cohesión para las regiones y las ayudas de la Política Agrícola Común (PAC).

El presupuesto agrícola propuesto por la UE para el periodo 2028-2034 ascenderá a unos 302.000 millones de euros dentro del Fondo Único (el 3 %). Esto supone un recorte con respecto al presupuesto actual.

Las regiones menos desarrolladas recibirían 216.000 millones de euros, mientras que se han previsto 131.000 millones de euros para inversiones importantes para la defensa. Los países que, como Polonia, se encuentran en el flanco oriental de la UE, recibirán una bonificación debido a la amenaza rusa.

La adhesión a Ucrania no se contempla

La necesidad de destinar más fondos se explica, según la sede central de la UE, por las nuevas tareas a las que se enfrenta la Unión: la defensa contra el imperialismo ruso, la mejora de la competitividad de la economía europea y la necesidad de alcanzar a China y Estados Unidos. También hay que preparar la adhesión de Ucrania y frenar el cambio climático. Por último, los fondos adicionales son necesarios porque, a partir de 2028, Bruselas comenzará a pagar los préstamos contraídos para el fondo de reconstrucción tras la COVID. Se trata de entre 25.000 y 30.000 millones de euros al año.

Sin embargo, dado que países como Francia ya tienen una deuda y un déficit público tan elevados que no aceptarán pagos más elevados, la Comisión Europea quiere minimizar el aumento de las contribuciones actuales de los Estados miembros. La solución sería crear cinco nuevos "recursos propios" de Bruselas, es decir, fondos que, en cierto modo, se destinarían directamente al presupuesto de la UE. En total, aportarían hasta 58.200 millones de euros de ingresos anuales, de un total de unos 280.000 millones de euros al año. Un ejemplo son las tasas por la eliminación de residuos electrónicos.

Entre 2028 y 2034 se creará para Kiev un fondo independiente por valor de 100.000 millones de euros, compuesto en un tercio por subvenciones y en dos tercios por préstamos preferenciales. Sin embargo, se trata de un nivel de ayuda para la preparación de la adhesión, no para la adhesión en sí, y corresponde a los fondos que reciben hoy los ucranianos de Bruselas. La adhesión no está contemplado que se haga efectiva antes de 2034, según este marco financiero.

Estamos en el inicio del proceso. El objetivo es terminar la negociación en 2026, antes que en otras ocasiones, para que así quede ya fijado antes de las presidenciales en Francia o de las legislativas en Polonia. En Francia Marine Le Pen, o Jordan Bardella, tienen sobre el papel opciones de suceder a Macron. En Polonia los nacionalpopulistas de Ley y Justicia (PiS) aspiran a recupera el Gobierno, aunque necesitarían a los más ultras de Konfedercja o incluso al negacionista Grzegorz Braun.

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