Un nuevo episodio de violencia en Cisjordania ocupada ha conmocionado a la región y al mundo del cine documental. Odeh Hadalin, activista palestino de 31 años y colaborador en la producción del documental ganador del Óscar No Other Land, fue asesinado por un colono israelí en la pequeña aldea de Umm al‑Khèr, parte de la región de Masafer Yatta, al sur de Hebrón.
El periodista y director israelí Yuval Abraham, codirector del filme, denunció el ataque en su cuenta de X: “Un colono israelí acaba de dispararle a Odeh Hadalin en los pulmones, un activista extraordinario que nos ayudó a filmar No Other Land en Masafer Yatta. Los residentes identificaron a Yinon Levi, sancionado por la UE y EE. UU., como el tirador. Es él quien aparece en el video disparando como un loco”. El mensaje fue acompañado por imágenes del incidente, en las que se observa a un hombre armado disparando en las inmediaciones de la aldea.
Un tirador con antecedentes internacionales
El principal señalado, Yinon Levi, no es un desconocido para las autoridades internacionales. En 2024 fue sancionado por Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea por su implicación en ataques violentos contra civiles palestinos en Cisjordania. La aldea de Umm al‑Khèr se encuentra rodeada por asentamientos israelíes ilegales, desde los que colonos armados han protagonizado reiteradas agresiones.
Según informes locales, tras el ataque, fuerzas israelíes detuvieron brevemente a Levi para ser interrogado, pero también arrestaron a cuatro palestinos y dos turistas extranjeros presentes en la zona, en un procedimiento que ha sido criticado por organizaciones de derechos humanos.
Masafer Yatta: epicentro de la presión militar y colonial
Masafer Yatta, un conjunto de aldeas en las colinas del sur de Hebrón, ha sido blanco de hostigamiento constante por parte de colonos y del Ejército israelí, que ejecuta demoliciones de viviendas, escuelas, pozos de agua y caminos alegando que se trata de “zonas de tiro militar”.
Desde el inicio de la guerra en Gaza en octubre de 2023, los ataques de colonos israelíes en Cisjordania se han intensificado, generando un clima de inseguridad crónica para la población palestina. Según organizaciones de derechos humanos, el patrón de violencia incluye desalojos, incendios provocados, agresiones físicas y tiroteos con la complicidad tácita o la protección activa de las fuerzas de ocupación.
El asesinato de Hadalin ocurre en un contexto de represalias frecuentes contra activistas locales. En marzo de 2025, Hamdan Ballal, codirector palestino de No Other Land, fue golpeado por colonos y detenido brevemente por soldados israelíes en Susiya, otra de las aldeas de Masafer Yatta.
Una voz silenciada
Odeh Hadalin era profesor, activista y colaborador comunitario. Su labor trascendió fronteras cuando participó en la producción de No Other Land, documental que retrata cinco años (2019‑2023) de la vida en Masafer Yatta frente al desalojo forzoso y la demolición sistemática de infraestructuras palestinas.
El filme, codirigido por Basel Adra, Hamdan Ballal, Yuval Abraham y Rachel Szor, obtuvo el Óscar al mejor largometraje documental en marzo de 2025, y puso en el centro del debate internacional la situación de estas aldeas olvidadas.
La historia de Hadalin ilustra los riesgos que enfrentan los palestinos que documentan la ocupación: en junio de 2025, fue detenido en el aeropuerto de San Francisco y deportado cuando intentaba iniciar una gira interconfesional en EE. UU.
Reacciones y denuncia internacional
El asesinato ha desatado indignación entre organizaciones palestinas, grupos de derechos humanos y activistas internacionales. Para Yuval Abraham, su muerte es la prueba de que la violencia de los colonos opera con impunidad: “Esto es cómo Israel nos borra: una vida a la vez”, escribió en redes sociales su compañero y amigo Basel Adra.
El suceso revive el debate sobre la falta de control sobre colonos radicalizados y la protección internacional insuficiente para civiles palestinos en territorios ocupados.
Mientras la comunidad local se prepara para el funeral de Hadalin, su historia se convierte en símbolo de la resistencia civil de Masafer Yatta y del coste humano de documentar una realidad que sigue atrapada entre la ocupación, la violencia y la indiferencia internacional.
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1 Comentarios
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hace 1 minuto
No es la indiferencia internacional.
Es la COBARDÍA más abyecta protagonizada por países que se declaran cínicamente defensores de los derechos humanos.
Porca miseria !!