La resolución 2797 (2025) del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el Sáhara Occidental ha sido presentada por Marruecos como una “victoria histórica”. El texto renueva por un año el mandato de la misión de paz de Naciones Unidas (Minurso), creada para la celebración del referéndum de autodeterminación obstruido sistemáticamente por Rabat, y coloca la propuesta marroquí de autonomía “como base” de las negociaciones, considerándola “una de las soluciones más factibles”.
Sin embargo, entre los párrafos calculados y las abstenciones de Rusia, China y Pakistán, se esconde un equilibrio frágil: la resolución no reconoce la soberanía marroquí sobre el territorio, no elimina el derecho a la autodeterminación y refleja más un ejercicio de diplomacia de compromiso que un cambio sustantivo.
Cinco expertos, consultados por El Independiente, y las posiciones de varios países en el Consejo ayudan a descifrar qué significa realmente este nuevo texto, festejado en las calles de Marruecos como una afirmación de su soberanía sobre el Sáhara Occidental medio siglo después de la Marcha Verde, la operación ideada por Hasán II para ocupar ilegalmente el entonces Sáhara Español, la provincia número 53 de España.
1) ¿Entierra la resolución el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui?
No. Lo relega, pero no lo entierra. “El texto no cierra la cuestión de la autodeterminación, pero está claro que marca otro avance para Marruecos al crear un consenso internacional fuerte en torno a la autonomía”, explica a este diario Riccardo Fabiani, director para el Norte de África del International Crisis Group. “La autonomía está ahora en el centro de la resolución y la autodeterminación queda en un plano marginal. Pero el lenguaje sigue refiriéndose a la autonomía como ‘base’ (sin el artículo) y ‘una de las soluciones más factibles’, dejando la puerta entreabierta a otras posibles salidas”.
Fabiani añade: “Este lenguaje ambiguo fue el resultado de un compromiso de última hora bajo la presión de China y Rusia. Pero este texto difícilmente producirá un regreso a las negociaciones: Estados Unidos trató de imponer la autonomía al Polisario y a Argelia, y claramente no funcionó”.
El analista Yahia Zoubir sostiene que “la resolución está llena de contradicciones”.“Prorroga la Minurso, cuya función es la celebración de un referéndum. Al mismo tiempo, busca despojar de su esencia al derecho de autodeterminación. Los medios habituales, y los marroquíes, proclaman que es una victoria total para la autonomía. Sin embargo, la autonomía no es la única opción. Otras pueden discutirse. Incluso si no considera la propuesta del Polisario, no dice que no pueda discutirse, especialmente dado que no hay condiciones previas para las negociaciones”.
Incluye cláusulas que hacen referencia a la necesidad de una ‘resolución mutuamente aceptable’
Zoubir añade una frase clave: “Sí, la resolución puede interpretarse como un rechazo a tratar el Sáhara Occidental como una cuestión de descolonización, pero no lo dice explícitamente”. Y prosigue: “La resolución no reconoce la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, aunque el representante francés en el Consejo lo afirmara tras la votación. Creo que, aunque Marruecos proclame victoria porque el voto da la impresión de que el Consejo de Seguridad apoya su narrativa, las cosas no están tan claras. Los países examinarán la resolución antes de decidir sus posiciones. Lo que es seguro: el derecho internacional murió el viernes. La ONU ya no es lo que se suponía que debía ser”.
El profesor Stephen Zunes, de la Universidad de San Francisco, coincide en que el texto “puede verse como un revés para la autodeterminación del Sáhara Occidental y para el derecho internacional en general, pero no debe interpretarse como la eliminación del derecho de los saharauis a decidir su futuro”. “Incluye cláusulas que hacen referencia a la necesidad de una ‘resolución mutuamente aceptable’ (a la que el Polisario no accedería), a la necesidad de que sea ‘coherente con la Carta de la ONU’ (que prohíbe la expansión del territorio por la fuerza) y a que podría representar un resultado ‘más factible’. Además, hace referencia a una ‘autonomía genuina’, y la propuesta marroquí claramente no lo es”.

2) ¿Es, como proclama Marruecos, un apoyo definitivo a su propuesta de autonomía?
No. Es un avance diplomático, pero no un cierre jurídico. Fabiani considera que el texto “no cambia el statu quo, pero permite a Marruecos seguir acumulando legitimidad diplomática en torno a su plan de autonomía”. No obstante, insiste en que “el lenguaje sigue siendo deliberadamente ambiguo: se habla de autonomía como base, no como única opción.”
Esa ambigüedad se reflejó en las explicaciones de voto de varios países. Reino Unido, que apoyó la resolución redactada por Estados Unidos, lo dejó claro: “Damos la bienvenida a la adopción de esta resolución, que representa un paso hacia una solución política justa y duradera que proporcione la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental. Este es el inicio del proceso, no el final”.
El embajador británico, James Kariuki, añadió: “Acogemos con satisfacción que esta resolución destaque la propuesta de autonomía de Marruecos de 2007, que consideramos la base más creíble, viable y pragmática para una solución. Pero nuestro voto a favor no constituye un reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental”.
También Dinamarca dejó constancia de su matiz: “Nuestro voto a favor de la resolución no constituye un reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, ya que cualquier solución debe ser acordada entre las partes de conformidad con la Carta y los principios de las Naciones Unidas, incluido el derecho a la libre determinación”.
Y Eslovenia subrayó el mismo punto: “El derecho a la autodeterminación está consagrado en la Carta de las Naciones Unidas. Es un derecho que no puede ser arrebatado a ningún pueblo, ni por el Consejo de Seguridad ni por los Estados miembros. Celebramos que este derecho se reconozca y garantice en la resolución. No interpretamos el texto aprobado hoy como una decisión sobre la soberanía. Mi delegación sigue considerando el Sáhara Occidental como un territorio no autónomo”.
Desde el plano académico, Souhire Medini, investigadora visitante del The Washington Institute, comparte esa lectura: “Esta resolución es una victoria para Marruecos porque el plan de autonomía se describe como ‘una base’ y ‘una solución muy factible’. Pero la resolución también se refiere al ‘principio de autodeterminación’. Observo que la explicación de voto del Reino Unido también hace referencia a este principio”. En suma, la resolución consolida el lenguaje de la autonomía, pero no el reconocimiento de soberanía. Marruecos gana relato; no territorio.
3) ¿Podría la resolución llevar a las dos partes a negociar o alimentará la disputa?
El riesgo mayor es el estancamiento. Fabiani prevé “más bloqueo diplomático y la misma situación militar sobre el terreno”. La renovación anual de la Minurso “reduce la presión” y deja el proceso en punto muerto. “Así que creo que nos dirigimos hacia más estancamiento diplomático y la situación militar habitual sobre el terreno. El hecho de que la Minurso se renueve por un año significa que también hay muy poca presión sobre las dos partes para aceptar cualquier compromiso o hacer progresos”, añade.
El investigador Hugh Lovatt, del European Council on Foreign Relations, advierte que el triunfo diplomático de Rabat podría tener un coste: “Es un gran victoria para Marruecos y un desastre para el Polisario, que probablemente se atrincherará. Retórica estadounidense aparte, esto no anuncia el fin del conflicto del Sáhara Occidental, pero sí marca el final formal del proceso diplomático de treinta años”. “El problema es que, al forzar la propuesta de autonomía del Consejo de Seguridad sobre el Polisario, Estados Unidos corre el riesgo de minar las perspectivas de una diplomacia eficaz”, alerta.
Y apunta además a un factor geopolítico crucial: “Comentarios recientes del presidente argelino Abdelmadjid Tebboune sugieren que los argelinos están, hasta cierto punto, satisfechos de desvincular su relación bilateral con Estados Unidos del tema del Sáhara Occidental, siempre que no tengan que hacer concesiones reales”.
Medini atisba una pequeña grieta para el diálogo: “Si todas las partes aceptan participar en las discusiones, como establece la resolución, esto podría ser el comienzo de negociaciones sustanciales. Argelia, que no votó, ha entreabierto la puerta: su embajador dijo que Argelia ‘siempre estará dispuesta a participar de manera responsable y creativa en cualquier negociación que respete escrupulosamente la equidad, la imparcialidad y la justicia’”. Medini considera que ese margen podría aprovecharse si existe voluntad real de las partes.
4) ¿Cambia la resolución el estatus del Sáhara Occidental como territorio no autónomo pendiente de descolonización?
No. El texto no altera el marco jurídico internacional. Medini lo resume con claridad: “Esto no cambia el estatus del Sáhara Occidental como territorio no autónomo, algo que compete a la Cuarta Comisión de Descolonización, no al Consejo de Seguridad.”
El propio Consejo, en su redacción final, solicitó además al secretario general “presentar una revisión estratégica en un plazo de seis meses sobre el futuro mandato de MINURSO, considerando los progresos de las conversaciones”, un recordatorio de que el proceso sigue bajo supervisión y sin resolución definitiva. Eslovenia reiteró tras la votación que “el Sáhara Occidental sigue siendo un territorio no autónomo” y que “la autodeterminación no puede ser anulada por resolución alguna.”

5) ¿Cuáles son ahora las perspectivas del conflicto?
El conflicto entra en una fase de ambigüedad gestionada. Lovatt observa que “mucho depende de Argelia”. Zunes plantea que “la autonomía genuina solo será creíble si garantiza participación real, derechos políticos y verificación internacional. De lo contrario, será una autonomía nominal”.
Medini, más pragmática, ve en el texto una oportunidad si se gestiona con inteligencia: “La resolución puede ser un impulso útil. El rey de Marruecos ya ha anunciado que Marruecos actualizará y detallará su Iniciativa de Autonomía. Esto es muy necesario. Pero solo será posible si todas las partes muestran el pragmatismo necesario para salir del bloqueo”.
Posibles escenarios
Estancamiento prolongado (el más probable): La Minurso se mantiene, entre hostilidades de baja intensidad y una diplomacia en punto muerto.
Escalada contenida: El Frente Polisario se atrinchera ante lo que considera la imposición de la autonomía; Marruecos endurece su posición y se intensifican incidentes.
Ventana de negociación técnica: Rabat detalla su propuesta, el Enviado Personal de la ONU articula un proceso de confianza robusto, Argelia coopera y el Polisario participa. Requiere voluntad que hasta ahora ha sido mínima.
Una victoria narrativa, no normativa
La resolución 2797 reordena el tablero discursivo a favor de Rabat, pero no zanja el conflicto ni deroga la autodeterminación. Marruecos ha ganado un relato, no un reconocimiento; un lenguaje, no un título de soberanía.
Como concluye Fabiani: “El statu quo no cambia, pero Marruecos sigue avanzando, paso a paso, para imponer la autonomía como la solución de facto del conflicto.” El Consejo de Seguridad ha optado por la ambigüedad: autonomía como base, autodeterminación como principio, y un conflicto que -justo cuando se cumplen 50 años- sigue sin final visible. La victoria, por ahora, es narrativa, pero está lejos de ser definitiva. España sigue siendo la potencia administración de 'iure' del territorio.
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1 Comentarios
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hace 7 horas
Este análisis, apoyado en las opiniones de varios expertos en la materia, alimenta la idea de que no todo está perdido para los saharauis, aunque el respaldo de la mayoría del Consejo de Seguridad (no de la ONU, como titulan alegremente muchos medios periodísticos) sea un indudable éxito diplomático de Marruecos.
A mi juicio, será importantísima la posición que adopte Argelia a partir de ahora. Si Argelia suavizara o disminuyera a mínimos su apoyo a los saharauis para satisfacer los deseos de Trump de un acercamiento argelino-marroquí que el ególatra presidente estadunidense pudiera vender a la opinión pública mundial como un «éxito» personal, la situación de la causa saharaui se convertiría, tristemente, en agónica.