A unas 260 millas al suroeste de El Hierro, más allá de las 200 millas de jurisdicción marítima reconocida y en un limbo legal donde la soberanía no está todavía atribuida, se eleva desde el fondo abisal un gran edificio volcánico llamado Monte Tropic. No es un relieve aislado en el mapa de la zona: forma parte de una cadena de más de cien montes submarinos o volcanes sumergidos conocida como Las abuelas de Canarias, antecesoras geológicas del archipiélago. El Tropic, rico en minerales y tierras raras, se ha convertido en el último tesoro que Marruecos se ha propuesto arrebatar a España, partiendo del hecho consumado de su control de las aguas del Sáhara Occidental.

PUBLICIDAD

Para la ciencia española, no hay duda: estos montes son la prolongación natural sumergida de las islas, formados por el mismo punto caliente que generó Tenerife, La Palma o Gran Canaria. Esa continuidad es la base de la solicitud que España presentó en 2014 ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de Naciones Unidas para extender sus derechos sobre el subsuelo marino hasta 350 millas. La decisión aún no ha llegado. Entre tanto, Rabat ha hecho su propia oferta: su soberanía a cambio de que España obtenga “seguridad jurídica reforzada para Canarias y acceso regulado a oportunidades estratégicas”, según un pliego publicado en Atalayar, un medio en español cercano al régimen alauí.

Costras de ferromanganeso ricas en cobalto en el monte Tropic. | IGME/CSIC

A más de 3.000 metros de profundidad

En Tropic y en los montes cercanos se han identificado costras de manganeso, nódulos polimetálicos y depósitos con presencia de telurio, cobalto y otros minerales esenciales para la fabricación de baterías y paneles solares. Estudios posteriores han estimado que el telurio contenido en Tropic sería suficiente para alimentar la producción de cientos de millones de vehículos eléctricos y cubrir parcialmente el consumo energético de países enteros. Por este motivo, la Unión Europea ha catalogado el área como reserva estratégica de materias primas críticas. Sin embargo, la paradoja que lo condiciona todo es que esa riqueza se encuentra en aguas sin soberanía reconocida. En términos legales, Tropic se sitúa donde nadie puede extraer, y, en consecuencia, donde todos ambicionan poder hacerlo algún día.

Según estimaciones publicadas por la revista Science, únicamente la reserva de telurio -calculada en unas 2.600 toneladas- y cobalto podrían cubrir las necesidades de producción de 277 millones de coches eléctricos y una porcentaje de paneles solares suficiente para satisfacer el consumo eléctrico de la mitad de Reino Unido. Los hallazgos de la última década, como el que firmó en 2017 el Instituto Geológico y Minero de España, han desvelado concentraciones de elementos estratégicos y raros “superiores a las de muchos yacimientos terrestres, presentes en costras de ferromanganeso en los montes submarinos canarios”. El telurio no es el único elemento estratégico contenido en estos montes submarinos, ya que también se han identificado tierras raras y cobalto, empleados en nuevas tecnologías.

Las Islas Canarias y los montes submarinos | IGME/CSIC

“Se están encontrado materiales ricos para algunas nuevas tecnologías, que se van a utilizar, por ejemplo, en energías renovables, en la construcción de placas solares o turbinas eólicas o en baterías de vehículos eléctricos”, explica a El Independiente Helenio Hoyos, investigador de la Universidad de La Laguna. “Controlar el monte Tropic daría un acceso privilegiado a materiales estratégicos y ofrecería ventajas industriales con un alto valor tecnológico”, agrega.

Controlar el monte Tropic daría un acceso privilegiado a materiales estratégicos y ofrecería ventajas industriales con un alto valor tecnológico

Anselmo Fariña, miembro del grupo canario de seguimiento del expolio de recursos naturales del Sáhara Occidental, reconoce que es “un tema sobre la mesa”. “Está situado a algo más de 300 millas al oeste de Dajla, fuera de lo que es la zona económica exclusiva del Sahara occidental y también fuera de lo que es la zona económica exclusiva que España plantea en torno a las Islas Canarias. Estaría, por tanto, en aguas internacionales. Sin embargo, tanto España como Marruecos han presentado sendas peticiones de ampliación de su zona económica exclusiva, con distintas argumentaciones. Marruecos, con dos leyes de valor exclusivamente interno, se ha adueñado de las aguas del Sahara Occidental”, denuncia. “El argumento de España es que hay una continuidad en los fenómenos geológicos que han dado lugar a la formación de los montes submarinos están vinculados con la formación de las Islas Canarias”.

“El Monte Tropic parece que está animando a que se lleve a cabo una negociación entre Marruecos y España, con un tercero en discordia: Estados Unidos. Para Trump sería mucho mejor que el Monte Tropic quedase bajo control marroquí, porque es un estado débil y sobre el que se pueden ejercer fácilmente presiones. De quedar bajo el control de España, lo sería también de la Unión Europea”, sostiene Fariña.

España batalla por su soberanía

Públicamente España sostiene que la evidencia científica avala su petición ante la ONU y que, si se aprueba la extensión hasta 350 millas, Tropic quedaría dentro de su plataforma continental jurídica. José Antonio Yturriaga, ex embajador español curtido en el derecho del mar, lo expresa con claridad al recordar que el monte está fuera de la Zona Económica Exclusiva y que su explotación sólo sería posible si la Comisión de Límites autoriza la ampliación española. “Marruecos no puede solicitar legítimamente derechos de extensión sobre el litoral saharaui, ya que no es la potencia administradora del Sáhara Occidental. Esa precisión legal es fundamental porque desmonta la premisa marroquí de que Tropic o sus recursos pueden considerarse extensión de su plataforma”, desliza.

Sin embargo, Marruecos avanza por un carril distinto al técnico: el político. En 2020 aprobó dos leyes (37-17 y 38-17) que definen una ZEE de 200 millas frente a todas sus costas, incluyendo el litoral del Sáhara Occidental que Rabat considera parte de su territorio, en contra de lo que establece el derecho internacional. Y ha abierto un marco de negociación basado no en la mediana equidistante —principio que tradicionalmente fija fronteras entre Estados con costas enfrentadas— sino en la “equidad”, un criterio que le permitiría proyectarse hacia el oeste y reducir la proyección marítima española sobre Canarias.

El Monte Tropic está situado frente a las costas del Sahara Occidental, al sur del cabo de Bojador, por lo que Marruecos no tiene derecho alguno sobre él

La controvertida tesis marroquí ha quedado plasmada recientemente en un documento difundido por Atalayar. Ese texto sostiene que el principio de equidad debe prevalecer frente a la mediana para delimitar aguas entre una costa continental extensa y un archipiélago. Propone sustituir la línea media por un acuerdo correctivo en favor de Rabat, crear una Zona de Desarrollo Conjunto en Monte Tropic para la futura explotación minera, y avanzar hacia una transferencia progresiva del control del espacio aéreo sobre el Sáhara. El artículo afirma incluso que la Resolución 2797 (2025) del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada a finales de octubre, reconoce la soberanía de Marruecos sobre el territorio, y que ese reconocimiento legitimaría la asunción plena de competencias aéreas y marítimas en las que denomina “provincias del Sur”. La resolución, con abstención de Rusia y China, no cambia el estatus jurídico de la ex provincia número 53 de España, el último territorio pendiente de descolonización de África.

El catedrático de Derecho Internacional Pública de la Universidad del País Vasco Juan Soroeta rebate en declaraciones a El Independiente punto por punto ese argumentario. Sostiene que la resolución citada no otorga soberanía alguna a Marruecos, que la descripción de un “Sáhara marroquí” carece de validez jurídica y que cualquier acuerdo bilateral que afecte a aguas vinculadas al territorio pendiente de descolonización implicaría para España “una vulneración directa del Derecho Internacional”. “El Monte Tropic está situado frente a las costas del Sahara Occidental, al sur del cabo de Bojador, por lo que Marruecos no tiene derecho alguno sobre él. El propio artículo lo reconoce: 'los límites propuestos por España se superponen a la plataforma continental frente a sus provincias del Sur'”, subraya Soroeta. 

Las Islas Canarias junto a los montes submarinos.

“Este 'estudio' falta a la verdad al decir que la Resolución 2797 (2025) del Consejo de Seguridad constituye el reconocimiento internacional de la soberanía marroquí, y que 'proporciona un fundamento jurídico claro para que Marruecos asuma progresivamente la gestión plena y exclusiva del espacio aéreo sobre todo su territorio, incluidas las provincias del Sur'. Ni la resolución mencionada reconoce la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental, ni es base alguna para que Marruecos actúe como si fuera la soberana”, añade el catedrático.

“Concluye el 'estudio' con una afirmación casi irreprochable: 'La delimitación marítima entre Marruecos y España, el estatuto del Monte Tropic, la extensión de la plataforma continental y la gestión del espacio aéreo sobre el Sáhara marroquí (sic) constituyen un conjunto de cuestiones interdependientes cuya solución requiere una aproximación holística, jurídica y políticamente madura'. Obviamente, el 'casi' hace referencia a un Sahara marroquí inexistente. Por lo demás, es este uno de los grandes problemas para España, que se deriva de su condición de potencia administradora del Sahara Occidental y su dejación de obligaciones de conformidad con la Carta de la ONU. España no podrá delimitar sus fronteras marítimas con Marruecos hasta que se concluya la descolonización del territorio. En sus manos está la posibilidad de impulsar la aplicación del Derecho Internacional. No solo en Palestina y Ucrania. También en el Sahara Occidental”, indica Soroeta.

Mapa de la guerra de Marruecos por las aguas de Canarias y el Sáhara Occidental
Mapa de la guerra de Marruecos por las aguas de Canarias y el Sáhara Occidental. Fuente: Atalayar/información propia

Una explotación aún inviable

El interés por el cotizado monte Tropic encierra, no obstante, una enorme letra pequeña. “Su explotación es inviable tecnológicamente a día de hoy, por la profundidad a la que se encuentra, entre 3.000 y 4.000 metros bajo el mar”. “No existen tecnologías que puedan ser utilizadas, como vehículos autónomos o sistemas de subida de material. La minería submarina a gran profundidad no se ha demostrado todavía comercialmente viable, por el riesgo técnico de poder superar el impacto medioambiental desconocido en cuanto a la destrucción de los ecosistemas que se puedan encontrar en agua de estas profundidades”, argumenta Hoyos.

Un obstáculo que -advierte Fariña- hace que el objetivo inmediato no sería necesariamente Tropic —difícilmente explotable a corto plazo por su profundidad superior a 3.000 metros— sino el Banco Concepción, situado a 90 kilómetros al noreste de Lanzarote, cuya cima se encuentra a tan solo 200 metros y con indicios de minerales estratégicos accesibles con la tecnología actual. “España ha protegido esa zona mediante legislación interna, pero la protección no tiene reconocimiento internacional automático, y Marruecos podría aspirar a incorporarla en un escenario de delimitación favorable”, alerta.

Desde el punto de vista jurídico, el profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Córdoba Eduardo Jiménez Pineda recalca que la batalla por el monte Tropic se enmarca en las delimitaciones marítimas pendientes entre España y Marruecos. “La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de la que España y Marruecos son parte, establece que el criterio, en ese caso, de delimitación entre costas situadas frente a frente, que son las costas entre Marruecos y España, es el de la línea media. Es decir, que todas esas reclamaciones que está haciendo Marruecos exceden claramente la línea media, y son ilegales desde el punto de vista del derecho internacional y España podría protestarlas para reclamar o defender sus aguas jurisdiccionales”, estima tras señalar, además, que Rabat no tiene derechos sobre las aguas del Sáhara Occidental.  “Además de los recursos pesqueros, están los recursos petrolíferos que están en esa zona intermedia”, subraya.

Nódulos polimetálicos. IGME-CSIC

Todas esas reclamaciones que está haciendo Marruecos exceden claramente la línea media y son ilegales desde el punto de vista del derecho internacional

A la variable económica se suma una ecológica decisiva. Tropic y los montes de la cordillera canaria albergan “ecosistemas de profundidad comparables a una selva tropical”, con corales milenarios, campos de esponjas, zonas de cría de cefalópodos y hábitats de tortugas, cetáceos y tiburones. La minería submarina arrancaría costras formadas durante millones de años, con una recuperación considerada prácticamente imposible. La ciencia pide tiempo; la geopolítica empujada por un Marruecos envalentonado tras lo que considera victorias a su vaga propuesta de autonomía para el Sáhara, imprime velocidad.

Entretanto, España espera respuesta de la ONU para extender su plataforma continental y Marruecos legisla y presiona políticamente para consolidar reivindicaciones marítimas y aéreas sobre el Sáhara Occidental. “Ahora mismo la zona está dentro del área donde España ha reclamado los derechos sobre la plataforma continental. Políticamente, nos encontramos en aguas ciertamente internacionales. ¿Quién realmente se quedará con la explotación de esas aguas? Es un problema que ahora mismo se está debatiendo, tanto en la Unión Europea como en la ONU. Está por ver la delimitación y la explotación de las aguas; y quién finalmente es el que va a ejercer el derecho sobre ellas”, concluye Hoyos. 

PUBLICIDAD