Atrás quedó ya el tiempo en el que Argelia y España dejaron en suspenso sus relaciones diplomáticas, reducidas a la mínima expresión. El histórico cambio de posición en el conflicto del Sáhara Occidental, del que el Gobierno español nunca informó a Argel a pesar de las declaraciones públicas de José Manuel Albares, provocó la ruptura del Tratado de Amistad y Buena Vecindad. En el último año la reactivación del comercio ha abierto una senda que ahora enfila la reconciliación política, al más alto nivel.

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Según ha podido saber El Independiente, la voluntad es recomponer esos lazos a lo largo del próximo año y hacerlo de manera evidente. La visita de Estado del presidente argelino Abdelmajid Tebboune, que algún medio de comunicación en España dio por cierta hace unos días, no se contempla. Pero sí podría producirse el viaje del ministro de Exteriores español José Manuel Albares a Argel en los próximos meses, como imagen evidente de un deshielo que quedó abortado en febrero de 2024.

Relanzar el viaje de Albares

Por aquel entonces las exigencias de Albares frustraron el viaje, que Exterior -en línea con la habitual opacidad de su política de comunicación- achacó a “la agenda argelina” y la consideró simplemente “aplazada”. “Los aplazamientos de viajes al exterior son cosas que ocurren en algunos momentos”, arguyó Albares. Tal y como publicó entonces este diario, el socialista se negó a ofrecer una rueda de prensa en Argel y a suscribir una declaración conjunta en la que se citara el conflicto del Sáhara Occidental y se apostara por una solución “mutuamente aceptable” en el marco de la ONU. Su intención era viajar para simplemente relanzar las relaciones comerciales.

Una actitud que explica que durante cerca de dos años la visita fuera dada por imposible. Ahora la voluntad es poder efectuarla en el primer semestre de 2026 y que sirva para escenificar una suerte de reconciliación. Concretarla y realizarla será uno de los primeros cometidos de Ramiro Fernández Bachiller, nombrado a principios de este mes nuevo embajador de España en Argelia. Fernández Bachiller, hasta ahora jefe de la legación diplomática española en Polonia, cuenta con el plácet argelino, que valora su perfil veterano y sólido tras pasar por las embajadas de Rumanía, Moldavia, Gabón o Corea del Sur.

El viaje sería tan solo una de las muestras de esa recomposición en marcha. El comercio bilateral -cerrado a cal y canto durante cerca de dos años y del que quedó exento el gas argelino- ha crecido exponencialmente. Entre enero y mayo de 2925, las ventas de productos españoles al país magrebí se elevaron un 162% respecto al mismo periodo del año pasado, según datos oficiales de comercio exterior. Con 900 millones de euros en facturación, son números que rozan ya los niveles anteriores a la crisis de 2022. Argelia, además, se ha consolidado como el principal suministrador de gas natural a España, por delante de EEUU y Nigeria, según los datos publicados este martes por iCores. En octubre España importó 30.304 gigawatios/hora (GWh) de gas natural, casi un 28 % más que un año antes. De Argelia procede el 39,6 % del total de gas importado.

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, con el titular de Interior, las Colectividades Locales y de Transporte de Argel, Said Sayoud.

Control de flujos migratorios

Una tendencia que debe extenderse ahora a otras áreas. La inmigración es una de ellas. Desde Argelia el mensaje que se ha trasladado es de cooperación total con España en el control de los flujos, en mitad de un incremento que preocupa en las Islas Baleares. Según la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), la ruta del Mediterráneo occidental ha registrado un aumento del 27% de cruces irregulares entre enero y octubre. Más del 75 % de los migrantes partieron de Argelia con la argelina y la marroquí como las principales nacionalidades de quienes se arriesgan en la travesía.

El último informe quincenal del ministerio del Interior constata que las llegadas por mar a Baleares han aumentado un 28,3% respecto al mismo periodo de 2024. Hasta el 1 de diciembre se habían contabilizándola llegada de 6.688 migrantes frente a los 5.212 de los primeros once meses del año pasado. En total, más de 300 embarcaciones que han llegado el flujo a máximos históricos, con Baleares batiendo el récord de todo el año anterior ya en octubre. De las 1.865 personas que murieron intentando llegar a España hasta mayo de 2025, 328 fallecieron en la “ruta argelina”, con Baleares como principal destino. La presidenta de Baleares, Marga Prohens, reclamó a Bruselas el  15 de octubre una actuación ante el «drama» de la inmigración irregular en esta comunidad autónoma.

Las llegadas por mar a Baleares han aumentado un 28,3% respecto al mismo periodo de 2024

Argelia, que siempre ha negado el uso de la migración como arma de presión sobre España, ofreció al titular de Interior Fernando Grande-Marlaska y la delegación de altos funcionarios que le acompañaba cooperación plena en su reciente visita a Argel, a mediados de octubre, la primera de un ministro español desde el estallido de la crisis en marzo de 2022. El encuentro con su homólogo Said Sayoud sirvió para relanzar el acuerdo de retorno que regula la devolución de inmigrantes indocumentados a Argelia. Con tal propósito, se establece la creación de una comisión técnica mixta que revisará si resulta necesario actualizar el protocolo.

El ministro argelino, Said Sayoud, insistió entonces que Argelia no usa “la inmigración irregular como chantaje político”, a diferencia de lo que atribuye a otros países, en referencia a su archienemigo regional, Marruecos, con el que batalla por la hegemonía en el Magreb. Además de la devolución de migrantes, el acuerdo incluye cooperación reforzada en seguridad con el incremento del intercambio de información entre sus servicios de seguridad. Ambas partes se comprometieron a intercambiar los protocolos operativos y trabajar para detectar documentación falsa en la lucha contra las redes criminales de tráfico de personas y narcotráfico. También se abordó la necesidad de limitar el uso de “lanchas rápidas” usadas por mafias para transportar migrantes desde Argelia hacia Europa.

Argelia subraya que no existe hoy ningún problema con España. Defiende que, en el ámbito migratorio, a lo largo de 2024 abortaron unas 30.000 salidas ilegales. Y que esa cooperación en seguridad, migración y comercio se está trasladando ya a otros sectores, como la expedición de visados a profesionales, la movilidad de estudiantes o la tecnología compartida.

La posición del PSOE respecto a Marruecos no es unánime

A esa nueva era de entendimiento han ayudado varios factores como la composición del propio de Gobierno de coalición, con el ala de Sumar negándose a participar en la Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos de la semana pasada y las declaraciones de la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz insistiendo en que España “no cederá ni un milímetro de la tierra saharaui”. La presencia en sus filas de Tesh Sidi, de origen saharaui y contra la que la prensa oficialista marroquí ha cargado reiteradamente, también ha contribuido a esa reconciliación. En Argel se ha llegado también a la conclusión de que, tres años después, el giro del Sáhara sigue siendo una decisión solitaria de Sánchez y de un círculo de máxima confianza muy cercano a las tesis del Palacio Real marroquí, con Albares y el ministro de Agricultura Luis Planas -ex embajador en Rabat- como máximos exponentes.

El apoyo a las tesis alauíes -la vaga propuesta de autonomía para el Sáhara- ni siquiera concita unanimidad interna en el PSOE. No es una posición unitaria en una formación que, según sus críticos, vive hoy los estragos del cesarismo y la ausencia de debate interno. Con Sánchez cada vez más debilitado por los casos de corrupción que afectan a dos de sus ex secretarios de organización -Ábalos y Cerdán-, la pérdida de apoyos parlamentarios de formaciones como Junts y la posibilidad de un adelanto electoral en el horizonte, existe cierta esperanza de que una recomposición futura de liderazgos en las filas socialistas permita aflorar la disidencia interna respecto a las relaciones con Marruecos y el posicionamiento en el Sáhara.

Las relaciones de Argelia con el PP han sido históricamente buenas -especialmente desde la llegada a la Moncloa de Aznar y el acercamiento del PSOE a los postulados de Marruecos a través del hoy agonizante Partido Socialista Francés- y la percepción es que -incluso si, una vez en el Gobierno, Génova no revierte la posición, tal y como ha pedido repetidamente en iniciativas aprobadas en el Congreso- al menos no hará nada por seguir avanzando en las concesiones a Rabat con un hipotético reconocimiento de la soberanía marroquí del Sáhara.

En una línea muy similar a como se comportó la administración Biden respecto al legado heredado por Trump: no revirtió el reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara pero insistió en que la autonomía era “una de las soluciones posibles” y evitó establecer consulados en los territorios del Sáhara ocupados militarmente por Marruecos. El PP podría optar por tratar de abrazar una cierta neutralidad.

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