El triunvirato europeo formado por el canciller alemán, Friedrich Merz, el primer ministro británico, Keir Starmer, y el presidente francés, Emmanuel Macron, se ha propuesto una misión crucial: evitar un acuerdo de paz que sea en realidad una capitulación. Es el objetivo del líder ruso, Vladimir Putin, y Donald Trump lo ve como un final rápido a la pesadilla: se impone el más fuerte y nos aliamos. Pero ni los ucranianos ni sus aliados europeos se resignan. El canciller alemán, Friedrich Merz, está dispuesto a acoger una cumbre la próxima semana en Berlín si hay suficientes avances este fin de semana sobre un eventual alto el fuego.
Merz, Starmer y Macron, que se vieron el lunes con Zelenski en Londres, han entendido que el futuro de Ucrania está ligado al futuro del propio destino de Europa. Como dijo este jueves el secretario general de la OTAN, el holandés Mark Rutte, "somos el próximo objetivo de Rusia. Y ya estamos en peligro". Rutte dejó claro que "Rusia ha traído de vuelta la guerra a Europa, y debemos estar preparados para una guerra de la misma magnitud que la que sufrieron nuestros abuelos y bisabuelos".
Los líderes europeos han defendido su relevancia en el proceso ante Trump, a quien han tendido la mano para un encuentro en Europa. Conversaron con el presidente estadounidense el miércoles pero a Trump no le gustó que pusieran objeciones a sus planes. Trump solo quiere asistir a una cumbre en la que se suscriba ya una paz que solo existe en su imaginario.
Conversaciones el fin de semana
Merz hizo hincapié este jueves en que solo Zelenski y el pueblo ucraniano pueden determinar qué compromisos son viables. Cualquier alto el fuego debe estar respaldado por garantías sólidas para evitar otro ataque de Rusia, añadía. "No se debe alcanzar la paz sin nuestra participación", remarcó Merz, ya que está en juego la seguridad de Europa.
El primer ministro británico se ha reunido este jueves de forma telemática con los miembros de la llamada "coalición de voluntarios" para ponerles al día sobre la situación en estos días críticos. Es fundamental que se mantenga la unidad y que la ayuda a Ucrania se mantenga haya o no haya alto el fuego.
Este fin de semana van a mantener conversaciones el asesor de seguridad nacional británico, Jonathan Powell, el francés Emmanuel Bonne y el alemán Günter Sautter, con el enviado especial de EEUU, Steve Witkoff, y los representantes ucranianos.
Trump ha comprado la versión de Putin de que Ucrania pierde irremediablemente la guerra y que por eso ha de aceptar sus condiciones. Como queda claro en la nueva Estrategia de Seguridad, el presidente de EEUU percibe a Europa débil y a Rusia fuerte. Olvida que la Rusia de Putin lleva casi cuatro años de guerra cuando su idea era controlar al vecino díscolo en apenas unas semanas. "A Trump le cuesta entender que Europa es fuerte", insistía el canciller alemán. Así es. Y solo con muestras de verdadera firmeza podrá comprenderlo.
Putin quiere el Donbás
Para Trump y su enviado, Steve Witkoff, un empresario adinerado como él, resulta incomprensible que Zelenski no acepte concesiones territoriales. Trump quiere forzar a los ucranianos a ceder el Donbás, todo Donetsk y Lugansk, incluso territorios que no ha logrado tomar Rusia por la fuerza en estos casi cuatro años. Para disfrazar esta cesión, ahora hablan de crear una "zona desmilitarizada" o "económicamente libre". Es una fórmula que plantea serias dudas, como señala Zelenski, si se trata de que se retiren los ucranianos pero no lo hagan los rusos.
Sorprenden exigencias como la celebración de elecciones en Ucrania en breve plazo. Zelenski ha dicho que aceptaría, siempre que haya supervisión de observadores europeos. Está claro que es la vía por la que Rusia quiere seguir desestabilizando el país vecino.
Los ucranianos y los europeos han vuelto a dar un repaso a la propuesta inicial y la han reenviado a los estadounidenses. La duda es si la aceptarán. Los rusos no están dispuestos a nada que suponga una mínima concesión por su parte. Aún así, lo que busca Putin es una paz frágil, que deje a Ucrania desasistida y lista para que en una etapa posterior pueda caer bajo su control.
Cómo se forja el triunvirato
El triunvirato europeo formado por Merz, Starmer y Macron se ha convertido en el interlocutor de Zelenski y de Trump. Hasta la primavera de este año también formaba parte de este grupo en vanguardia Polonia pero la victoria de Karol Nawrocki en las presidenciales, un aliado de Trump, ha obrado en contra de su papel en Europa. Con el primer ministro, Donald Tusk, se entienden bien Merz, Starmer y Macron, pero ya se vio distancia cuando viajaron los cuatro a Kiev después de asumir el nuevo canciller alemán. Con Nawrocki en la Presidencia, Trump les habría forzado a aceptarlo en lugar de Tusk.
Cuando, a finales de noviembre, la Casa Blanca presentó un plan de paz de 28 puntos que, en esencia, entrega Ucrania al imperialismo ruso, Merz, Starmer y Macron, se reunieron para elaborar un plan de rescate para Kiev. También enviaron a Ginebra a sus asesores de seguridad para que, punto por punto, eliminaran los aspectos más peligrosos del plan de Trump. Jonathan Powell, Emmanuel Bonne y Günter Sautter hablan por teléfono varias veces a la semana.
Giro en política exterior
Francia, Alemania y Gran Bretaña han dado un giro radical a su política exterior. Macron abandonó los intentos de llegar a un acuerdo pacífico con Putin. Dejó de llamar al Kremlin. Merz puso en marcha fondos prácticamente ilimitados para la reconstrucción de la Bundeswehr. A pesar de los temores sobre la estabilidad del euro, se convirtió en el principal defensor de la adquisición de las reservas de divisas rusas para las necesidades de Ucrania. Y Starmer vio en el acercamiento a París y Londres una forma de revertir parcialmente los dramáticos efectos del Brexit.
Es cierto que Alemania no es una potencia nuclear como Reino Unido y Francia, pero, a diferencia de estos dos países, cuenta con reservas financieras no solo para construir, como planea la canciller, "el ejército convencional más fuerte de Europa", sino también para asumir la mayor parte de la carga del apoyo a Ucrania tras la retirada de EEUU. Es, por tanto, una relación relativamente equilibrada.
Sin embargo, la prueba decisiva para el nuevo triunvirato será la adquisición de las reservas de divisas de Rusia. La decisión se tomará en la cumbre de Bruselas el 18 de diciembre. Los británicos están dispuestos a transferir 8.000 millones de libras de estos fondos depositados en Londres, pero no quieren tocar los fondos mucho mayores que pertenecen a los oligarcas rusos.
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