La Reserva Federal estadounidense ha decidido de forma unánime mantener sin cambios los tipos de interés este miércoles. La decisión ha debido ser complicada en medio de la guerra arancelaria, que se prevé que aumente la inflación, y en un momento en el que el riesgo a que la economía americana se ralentice es alto. Para combatir cada uno de esos males hacen falta medidas distintas -en el primer caso, subir los tipos, y en el segundo, bajarlos-, con lo que el equilibrio es complicado, y además su presidente, Jerome Powell, está sufriendo los ataques del presidente estadounidense, Donald Trump, quien lo amenaza como nunca en la historia lo ha hecho un presidente.
En un mensaje en su red social, Truth Social, Trump llamó "un gran perdedor" a Powell a finales de abril y aseguró que "muchos" estaban pidiendo mayores bajadas en los tipos de interés, e insistiendo en que a día de hoy "prácticamente no hay inflación" en Estados Unidos. "Con los costes bajando tan adecuadamente, tal y como predije que lo harían, podría no haber casi nada de inflación, pero puede producirse una RALENTIZACIÓN de la economía a menos que míster demasiado tarde, un gran perdedor, baje los tipos de interés AHORA", publicó.
La inflación estadounidense se situó en marzo en el 2,4% en comparación con los precios del año anterior, un dato ligeramente más bajo al de febrero (2,8%) y pese a la incertidumbre que rodea a las políticas de Trump. La explicación tiene que ver con que el efecto de los aranceles tardará algo más en notarse, porque primero afectarán a la cesta de la compra y después a los salarios y a los servicios, según han apuntado los expertos.
En este contexto, la Reserva Federal estadounidense ha proclamado la decisión de los miembros de su Comité Federal de Mercado Abierto al término de su tercera reunión del año. Los tipos continuarán entre el 4,25 y 4,5%, donde están desde diciembre, cuando recortó los tipos en 25 puntos básicos, llevándolos a su mínimo en dos años. Ya entonces, tras la tercera bajada consecutiva, la institución advirtió de que probablemente solo bajaría los tipos dos veces más en 2025, pero entonces se desconocía qué decisión tomaría Trump cuando jurase el cargo en enero.
El miedo a que los aranceles generen más presiones inflacionistas ha llevado a que la Fed sea prudente, como se esperaba, mientras sus economistas siguen de cerca los datos que podrían revelar que los precios están subiendo de nuevo después de años luchando para bajarlos. Aún así, cree que por el momento la economía está creciendo "a un ritmo sólido" y así lo explica en su informe, donde revela que necesitará señales claras de que la actividad se está debilitando para tomar otra decisión. Los aranceles han subido el listón.
"A pesar de que los vaivenes en las exportaciones han afectado a los datos, los últimos indicadores sugieren que la actividad económica ha continuado creciendo a un ritmo sólido. El nivel de desempleo se ha estabilizado a una tasa menor en los últimos meses, y las condiciones del mercado laboral siguen siendo sólidas. La inflación continúa siendo algo elevada", dice la Fed en su comunicado. "El comité busca conseguir que el nivel máximo de empleo y que la inflación se sitúe en el objetivo del 2% a largo plazo".
"La incertidumbre sobre la economía ha aumentado. El comité está atento a los riesgos en ambos lados de su mandato dual y cree que los riesgos de mayor desempleo e inflación han aumentado. Para considerar la extensión y los tiempos de ajustes adicionales (...) el comité estudiará con cuidado los próximos datos, el contexto y el balance de los riesgos. El comité tendrá en cuenta un amplio rango de información, incluyendo lecturas de las condiciones del mercado laboral, las presiones inflacionarias y expectativas y los desarrollos a nivel financiero e internacional".
La Fed necesita claridad sobre qué medidas piensa tomar Trump que puedan afectar a la economía, de los aranceles a las deportaciones, pasando por los recortes de gasto público, por nombrar solo los más relevantes. En base a esa información, el banco central podrá determinar si como resultado se generará más inflación, y si será temporal o permanente, y así podrá decidir cómo actúa a la hora de bajar o subir los tipos de interés. A día de hoy, Trump ha paralizado gran parte de los aranceles que impuso a los productos procedentes de todos los países del mundo, pero continúa en vigor una tasa universal del 10% y gravámenes adicionales al acero, el aluminio y los coches, además de otro arancel del 145% a todos los productos procedentes de China.
En la rueda de prensa posterior a la decisión, Jerome H. Powell ha dicho que aún no puede decir "qué será lo que sacuda" a la economía, en referencia a que sus economistas no saben si deberán prestar más atención a la inflación o al crecimiento. Por eso, han decidido mantener su postura previa, cuando aseguraron que la Reserva Federal no tiene "prisa" en bajar los tipos de interés, en parte porque está "bien posicionada" para responder "a tiempo a los posibles desarrollos económicos" y porque los costes de esperar son, por el momento "bajos". "Realmente no está claro qué debemos hacer", lo ha resumido ante los periodistas.
Al contrario de como ha sucedido en otros momentos de la historia, ahora la Fed no puede anticiparse a las señales que muestra la economía, por ejemplo bajando los tipos de interés si parece que la actividad se está debilitando, porque la inflación subiría aún más si el precio del dinero baja. Ya hace unos años sus economistas se equivocaron al pensar que la inflación sería mucho más pasajera de lo que realmente fue, y no quieren volver a cometer el mismo error. Por eso, ahora el listón está más alto, aunque esperar más para tomar una decisión pueda terminar resultando perjudicial no solo para la imagen de la institución, también para el conjunto de actores económicos.
Dejar pasar un poco más el tiempo traerá otro efecto negativo, con toda probabilidad: más reproches de Trump, que, aunque este miércoles no se ha pronunciado, podría continuar insistiendo en que la culpa de que la economía no crezca con más fuerza es de Powell y de las decisiones de su equipo. Como modo de castigo, el presidente estadounidense podrá escoger a un nuevo presidente de la Reserva Federal de su cuerda, ya que el mandato de Powell expira en mayo.
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