Amnistía Internacional denuncia que los recortes de la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, están poniendo "millones de vidas y derechos humanos en riesgo en todo el planeta". En su informe Vidas en riesgo, que ha publicado este jueves, la organización lamenta que tras los importantes recortes "ya se han documentado muertes", aunque el secretario de Estado, Marco Rubio, aseguró recientemente en el Congreso que eso no había sucedido, y advierten de que asumir que no habrá consecuencias "desafía a la lógica".

"Amnistía Internacional pide a la Administración Trump que restaure la ayuda al exterior a programas en los que el recorte caótico y repentino de la financiación ha perjudicado a los derechos humanos", exige la organización.

El propio Donald Trump reconoció la semana pasada que sus recortes de la ayuda exterior han sido "devastadores", y deseó que "pronto" "mucha gente" empiece "a gastar mucho dinero". Y de nuevo repitió que Estados Unidos "no debería estar solo" ayudando a todos esos países. "Nadie nos ayuda", dijo junto al presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa.

Sin embargo, a lo largo de los últimos meses Trump ha defendido los recortes que ha llevado a cabo en la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (United States Agency for International Development, o USAID). Estados Unidos es el mayor donante de ayuda humanitaria de todo el planeta, contribuyendo con el 38% del total, según registros de Naciones Unidas. El año pasado, aportó 61.000 millones de dólares en ayuda exterior, la mitad a través de su agencia USAID.

"Esta decisión abrupta y caótica de la Administración Trump es temeraria y profundamente dañina", ha dicho Amanda Klasing, directora de relaciones gubernamentales de Amnistía Internacional Estados Unidos.

"La decisión de recortar en todos estos programas de forma tan brusca y de esta manera tan poco transparente viola las leyes de derechos humanos internacionales que Estados Unidos está obligado a cumplir y menosprecia décadas de liderazgo estadounidenses en esfuerzos humanitarios y de desarrollo. Aunque la financiación estadounidense a lo largo de las décadas ha tenido una relación complicada con los derechos humanos, la escala y lo repentino de estos recortes han creado un vacío potencialmente mortal que otros gobiernos y organizaciones de ayuda no tienen capacidad de llenar de forma realista en el corto plazo, violando los derechos a la vida y a la salud, y la dignidad, de millones".

En concreto, Amnistía advierte de que hay dos áreas concretas en las que los recortes están haciendo un daño más importante: la de los programas que aseguraban la asistencia sanitaria a personas vulnerables, y los que apoyaban a los inmigrantes y las personas que buscan asentarse en un lugar más seguro. "Los derechos a la vida y a la salud están bajo grave amenaza", insiste el documento.

Guatemala, Haití, Sudáfrica y Siria, entre los más afectados

En concreto, el Gobierno estadounidense financiaba investigaciones de prevención del VIH, programas de vacunas, de salud materna y de ayuda humanitaria, entre muchos otros. "Desde la brusca suspensión del presidente Trump de la ayuda a múltiples países, muchos servicios vitales han sido suspendidos o cerrados", reza el informe.

Entre ellos, programas en Guatemala para apoyar a las supervivientes de violencia sexual, como los que alimentan a niñas embarazadas que han sido violadas y que les prestan ayuda médica, psicológica y legal, y otros similares en Haití, donde "servicios de salud y para personas que han sido violadas han perdido toda la financiación, incluida la que iba dirigida a los niños supervivientes de violencia sexual".

De la misma manera, la organización destaca otros programas importantes en Sudáfrica, donde reside "la mayor epidemia de VIH" del mundo, en Siria, donde se prestaba ayuda a 36.000 personas en el campo de detención de Al-Hol por su presunta relación con el Estado Islámico, o en Yemen y Sudán, donde ese dinero servía para alimentar a niños desnutridos, a mujeres embarazadas y violadas, y a niños con cólera u otras enfermedades, o para rehabilitar a víctimas de conflictos armados, en el caso de Sudán del Sur, a donde la Administración Trump envió la semana pasada un avión con deportados de países asiáticos.

"Los recortes en la financiación de refugios y de grupos que prestan servicios esenciales a los migrantes, sobre todo a aquellos en situaciones peligrosas o difíciles como los refugiados, personas solicitantes de asilo y personas que se desplazan dentro de su mismo país, se han extendido y son devastadores", recalca la organización, citando siete países: Afganistán, Costa Rica, Haití y la República Dominicana, México, Myanmar y Tailandia.

"Es un falso dilema el pensar que el Gobierno de EEUU tiene que elegir entre hacer frente a las necesidades económicas de los americanos o el creciente coste de la vida aquí en EEUU y el desarrollo y la ayuda humanitaria fuera", remarca Klasing. "La ayuda al extranjero representa alrededor del 1% del presupuesto de EEUU, y Estados Unidos tiene una responsabilidad mundial e interés en ofrecer ayuda a los más marginados".