Pues estamos como estábamos. La esperada intervención de Susana, que se suponía que iba a fijar posición firme sobre el conflicto abierto -y con tintes de reyerta callejera- en el seno de su partido, ha sido un paseo de generalidades aderezado con algunas claras críticas al secretario general pero carente de propuestas y de decisiones firmes que permitan saber de qué lado va a caer la tostada con mermelada que ahora mismo está en el aire y no llegará al suelo hasta el próximo sábado.

En  definitiva, ha dicho que había que coser pero no ha explicado qué rotos eran los más urgentes, ni cómo se podían cerrar ni con qué aguja se iba a hacer. Por no aclarar, ni siquiera ha sugerido que ella se ofrecía a ser la costurera, que era exactamente lo que todos estábamos esperando de su comparecencia de ayer.

De modo que nada ha cambiado. Los de pedro Sánchez siguen atrincherados en Ferraz, no dejan pasar a Verónica Pérez, presidenta del Comité Federal y que dice de si misma que es la máxima autoridad en este momento del PSOE. Pero lo dice en vano porque no ha podido ni pasar del vestíbulo a dónde, por cierto no ha acudido nadie de los de la trinchera. Espectáculo patético porque ni los críticos han preparado el ataque con eficacia, ni los resistentes oficialistas han podido encontrar una respuesta de más bajo nivel político. De modo que lo que parecía que iba a ser un enfrentamiento de estrategias y una puesta a punto de los principios ideológicos del partido, que acabara como consecuencia con una decisión sobre cómo resolver el bloqueo en que se encuentra el país por culpa suya, está cayendo de nivel  hasta convertirse en una reyerta. En nada más.

La intervención de Susana Díaz no ha elevado el tono salvo por el mensaje buenista de que todos los  socialistas lo son de corazón  y, por lo tanto, todos tienen que mantenerse unidos.  No quiere un Congreso convocado a toda prisa pero no sabemos con qué fuerzas cuenta para impedirlo en el Comité Federal del sábado. Comité al que, por cierto, es muy dudoso que los miembros dimisionarios de la Comisión Ejecutiva puedan participar de la reunión.

Y, al final, el asunto capital, cual es la formación del Gobierno de España, ha dejado de estar presente en  las conciencias de los ciudadanos.  Seguimos esperando porque dependiendo quién sea el vencedor de esta pelea, el futuro de nuestro país seguirá un derrotero seguro o se dirigirá derecho al barranco