La mayoría de los inversores pasa su vida pensando que el principal reto de la renta variable es lidiar con la volatilidad. Personalmente, creo que es infinitamente más importante hacerlo con las consecuencias de los experimentos en política monetaria a los que asistimos. Primero, y más obvio, por lo que está sucediendo en el mercado de renta fija de gobierno y corporativa donde, si todo va bien, el inversor recibirá de vuelta menos capital del que ha puesto, como sucede en el 70% de la deuda soberana y en el 25% de la corporativa que existe hoy en el mercado secundario de la zona euro con rentabilidades negativas. Como inversor, me inquieta.

Mirando globalmente, más allá de Europa, la situación actual de tipos reales negativos no solo es poco común, sino que solo se ha producido durante la Primera y Segunda Guerra Mundial. Como inversor value en renta variable, este entorno es exigente, pero no exento de buenas oportunidades. El dopaje de los bancos centrales ha traspasado los límites de la renta fija para llegar también a parte de la renta variable. Estamos asistiendo al mercado más polarizado desde la burbuja tecnológica. Hacía mucho tiempo que no veíamos tanta dispersión en valoraciones entre algunas áreas del mercado (como sectores de salud o consumo estable), y otras que a día de hoy ofrecen buenos negocios a buenos precios.

El dopaje de los bancos centrales ha traspasado los límites de la renta fija para llegar también a parte de la renta variable

Algunas compañías, que se están comportando casi como bonos, están realmente caras. ¿Pueden revalorizarse más? Probablemente, pero a estos precios, el riesgo no está en la calidad de algunos negocios sino en el mismo precio: eso significa no solo no invertir, sino también ir deshaciendo posiciones a medida que se estrecha el margen de seguridad, como hemos hecho en Thales. La mejor gestión del riesgo que podemos hacer es mantener y elevar el potencial de revalorización de nuestras carteras, que a día de hoy se sitúa por encima del 40%.

Durante este trimestre también hemos iniciado una posición en el sector bancario. Que las valoraciones hayan llegado a niveles atractivos no quiere decir que todas las entidades sean ni mucho menos atractivas o que, aun siéndolo, ofrezcan un balance de calidad. Hay actores en el sector financiero de los que no nos gustaría ser accionistas (por mucho que hayan caído sus cotizaciones) y podemos decir que probablemente tampoco lo seremos, al menos, en unos cuantos años.

Estamos asistiendo al mercado más polarizado desde la burbuja tecnológica

La importancia de la selección de valores en el sector financiero se refleja en que, mientras ING gana un 17% desde que lo incluimos en cartera, Deutsche Bank acumula pérdidas en el año del 45%. ¿Puede Deutsche Bank vivir un potente rally alcista? Honestamente, no solo no lo descarto, sino que puede que se revalorice con más fuerza incluso que algunas entidades de calidad en las que hemos tomado posiciones (como el ya mencionado ING o BNP Paribas). Pero el objetivo de minimizar la posibilidad de una pérdida permanente de capital es la línea roja que impide que pongamos capital a este riesgo, similar al que mostraban en su día algunas empresas de materias primas con exceso de deuda.

¿Qué podemos esperar para los próximos meses? Deberíamos aspirar a dejar en un cajón los pronósticos para la extensísima hoja de ruta de eventos políticos y monetarios que restan de aquí a final de año y también en 2017. Es imposible predecir el desenlace de esos eventos, o al menos a nosotros nos lo parece. Pero sí podemos prepararnos, como lo hicimos de cara al Brexit. Hoy, tras haber recogido beneficios en algunas posiciones tomadas entonces (Just Eat, Ocado…), seguimos haciendo lo que mejor sabemos: prepararnos para posibles episodios de volatilidad del mercado.

Dedicamos poco tiempo a saber si ese episodio se apellidará Trump, Renzi o Yellen, y mucho a tener una lista de la compra preparada con buenos negocios en los que solo falta que se ofrezcan a buenos precios. Para estar seguros de que podremos aprovechar esas oportunidades llegado el momento, contamos con una liquidez del 17% en la cartera internacional y del 12% en la ibérica.


Beltrán de la Lastra es presidente y director de inversiones de Bestinver. Se incorporó a la firma de inversión de la familia Entrecanales en noviembre de 2014 y, con anterioridad, había desarrollado durante 18 años su carrera profesional en JP Morgan en Londres, donde ocupó diversas responsabilidades como gestor de fondos de inversión.