Tras una carrera presidencial acalorada y polémica, Donald Trump se ha alzado con la victoria. La campaña presidencial de 2016 ha sido, sin lugar a dudas, la más controvertida e incierta que hemos visto en mucho tiempo.

Con independencia de la reacción inicial del mercado, no creo que el resultado de las elecciones presidenciales en EEUU determine la evolución a largo plazo de los mercados. Se han publicado numerosos estudios que han demostrado que el resultado de las elecciones presidenciales tiene un efecto limitado en el comportamiento de la bolsa estadounidense, y no creo que vaya a ser diferente esta vez.

Además, antes de comentar la posible incidencia de los resultados en diferentes sectores, es importante insistir en que los poderes del presidente de EEUU están sujetos a un control, ya que existe una separación entre el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial. Antes de la implementación, toda la legislación federal tendrá que ir a través del Congreso.

En consecuencia, con independencia de la mayoría republicana en el Congreso, será difícil implementar políticas extremas, dada la estructura legislativa de EEUU. Por tanto, los inversores no deben perder de vista los fundamentales de las empresas y no deben dejarse llevar por el ruido y volatilidad que creen estos acontecimientos.

No obstante, dado que el mercado había apostado por una victoria de Clinton como la hipótesis de partida, el triunfo de Trump probablemente genere un pico inicial de volatilidad. A Donald Trump se la ha considerado, en general, como un candidato que podía suscitar una incertidumbre sin precedentes en áreas como el gasto público, la política monetaria, el comercio y la legislación.

Por consiguiente, los bonos del Tesoro de EEUU y el oro podrían beneficiarse inicialmente de los movimientos que desencadenen unos inversores en busca de seguridad. A corto plazo, también espero mayores fluctuaciones del dólar estadounidense debido a las incertidumbres que rodean a la política comercial.

El aumento de los estímulos con cargo a los presupuestos públicos, la repatriación y el proteccionismo deberían dar apoyo al dólar estadounidense, especialmente frente al peso mexicano y al yuan. De hecho, Trump ha disparado en repetidas ocasiones contra los acuerdos comerciales con México y China.

En esta misma línea, otro de los grandes ejes de la campaña de Trump fue un control mucho más férreo de la inmigración. Los sectores más afectados por sus propuestas sobre inmigración son aquéllos donde la mano de obra barata tiene más peso. El mejor ejemplo es el sector agrario (agricultura, pesca y silvicultura), donde existe un importante número de trabajadores indocumentados.

En las bolsas, tras una racha inicial de volatilidad, la rebaja del tipo del impuesto de sociedades (si se aplica tal y como se ha propuesto) sería positiva a corto‐medio plazo. Por sectores, el sector sanitario debería remontar el vuelo tras la derrota de Hillary Clinton en las elecciones y su evolución se verá cuando Trump aclare sus planes para la Affordable Care Act (Obamacare) y los precios de los medicamentos.

El sector financiero también podría salir beneficiado si Trump mantiene su promesa de campaña de flexibilizar el marco normativo. En unas elecciones marcadas por los fuertes contrastes en las políticas de los candidatos, hubo un ámbito de inusual acuerdo entre Clinton y Trump: el gasto público.

La percepción general es que la política monetaria está cerca de alcanzar sus límites, por lo que el próximo resorte que accionar probablemente sea el gasto público y, en concreto, la inversión en infraestructuras. Tras varias décadas de escasa inversión, las obsoletas infraestructuras estadounidenses están actuando claramente como un freno para el crecimiento del PIB.

Además, los presupuestos de defensa también han sufrido recortes en los últimos años, pero es poco probable que se produzcan nuevos recortes significativos en un contexto mundial marcado por las inquietudes en torno a la seguridad. En general, a los Republicanos se les considera partidarios del gasto en defensa, por lo que no ha sido ninguna sorpresa que Donald Trump se haya significado a favor de aumentar el gasto en esta partida.

Tanto Clinton como Trump han estado de acuerdo en estos temas, por lo que el mercado ya lo descuenta en parte, pero en las dos áreas existen oportunidades de inversión muy interesantes. Cuando el mercado deje atrás toda la efervescencia en torno a las elecciones y sus resultados, la atención se desplazará hacia la Reserva Federal y su próxima subida de tipos.

La inflación y los salarios han proseguido con su ascenso y, hasta hace muy poco, las probabilidades de que subieran los tipos en diciembre eran muy altas. Tendremos que esperar para ver si esta inesperada victoria de Trump influye de alguna manera en su decisión.

De cara a 2017, la economía estadounidense sigue gozando de buena salud y debería seguir avanzando a un ritmo moderado a partir de ahora. El crecimiento probablemente encuentre apoyo en la fortaleza del mercado laboral, el dinamismo del consumo y la recuperación continua del mercado de la vivienda.

En general, sigue habiendo infinidad de oportunidades de inversión en EEUU, pero hay que ser conscientes de que nos encontramos en las últimas fases del ciclo empresarial y, en el cómputo global, los márgenes son elevados y los múltiplos de valoración no son bajos.

Además, el aumento de las presiones salariales y de los tipos de interés, sumado a la fortaleza que sigue mostrando el dólar, podrían debilitar los márgenes en algunos sectores. Es importante ser selectivos en la coyuntura de mercado actual.

Ángel Agudo  es gestor de fondos de renta variable estadounidense de Fidelity.