A un Hugo Chávez empoderado lo recibían en Sala Plena, el Poder Judicial venezolano. Los magistrados sin vergüenza alguna, ataviados con toga y birrete, cantaban: ¡Uh! ¡Ah! ¡Chávez no se va ! Había muerto la justicia en Venezuela. ¿Qué podía venir después? ¿Cómo iba a terminar un país que unos años antes le había entregado la democracia al militar golpista y marxista?

Ante la mirada indiferente de una sociedad que desconoce los indicadores democráticos, los venezolanos sin saberlo quedaban en estado de indefensión absoluta y de inmediato se activó la maquinaria judicial que comenzaría a aniquilar uno a uno a todo aquel que se enfrentara al régimen.

Por televisión y en cadena nacional Hugo Chávez ordenaba la detención, el proceso judicial y condenaba a los venezolanos que se interponían en su camino, su primera víctima fue una juez a quien utilizó como ejemplo para que otros jueces entendieran que la justicia en Venezuela se llamaba Hugo Chávez Frías. Se hizo un silencio y como borregos los hombres y mujeres encargados de impartir justicia imparcial y oportuna se arrodillaron ante la tiranía que nacía sin problemas.

El país entró en la era del oscurantismo.

Nicolás Maduro ejecuta el plan macabro de Chávez con la frialdad de un cirujano. Las cárceles venezolanas, convertidas por la crueldad revolucionaria en depósitos de seres humanos, son el albergue de los presos políticos. Hombres y mujeres que desafiaron a la dictadura chavista, que se atrevieron a plantarle cara a la infamia que se apoderó de Venezuela hoy languidecen en las mazmorras de la atávica tiranía marxista en pleno siglo XXI.

¿Quien es Leopoldo López en esta ecuación? Es el emblema del tirano. Es la cabeza que muestran los chavistas como un trofeo al estilo de los bárbaros medievales. Es la pieza de canje. Es el enemigo que encabeza las encuestas como el líder opositor que hoy ganaría unas elecciones presidenciales en Venezuela. Es el hombre que nadie quiere que salga de la cárcel aun cuando esté privado ilegítimamente de su libertad, porque la maquinaria de exterminio judicial que es la justicia en Venezuela no pudo demostrar jamás que haya cometido un delito.

¿Es inconveniente que Leopoldo López sea libre? Lo es y es una verdad que hay que comenzar a desvelar de una vez en esa Venezuela cada día mas empequeñecida.

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Thays Peñalver es abogada venezolana, autora de La conspiración de los 12 golpes