Has tenido que soportar un comentario desagradable un día cualquiera en cualquier calle del mundo? ¿Te has cruzado con un exhibicionista en algún momento de tu vida? ¿Has estado en una reunión de trabajo en la que un interlocutor hombre sólo miraba a los demás hombres? ¿Te han preguntado en una entrevista de trabajo, implícita o explícitamente, si tienes intención de ser madre en un futuro próximo? ¿En algún momento un jefe o superior ha bromeado con el -al parecer divertido- ciclo menstrual?

Si has contestado sí a una o varias de estas preguntas, perteneces al 50% de la población y ¡enhorabuena!: hoy es tu día.

Durante hoy, y quizás a lo largo de la semana, leerás titulares sobre la brecha salarial (en torno al 20%) y oirás cifras sobre los asesinatos machistas (21 mujeres asesinadas en lo que va de año). Así que hoy es un día para reivindicar. Para exigir justicia salarial, presupuestos públicos y recursos económicos contra la violencia machista, conciencia para que las calles y los espacios públicos sean vivibles para todos pero, sobre todo, para todas. Para poner en valor las tareas del cuidado, sin las que la vida, sencillamente, no podría reproducirse; para exigir que esas tareas, centrales, deben ser una responsabilidad compartida y colectiva.

¿Has estado en alguna reunión de trabajo en la que hombres solo miran a otros hombres?

Es cierto que se ha avanzado mucho a lo largo de los siglos. Imagínate, ¡hace 40 años en España no podías viajar al extranjero sin permiso de tu marido! Así que hoy es también un día para celebrar. Para celebrar la contribución de las mujeres  a la vida: sin cuidados no se mueve el mundo, y esa responsabilidad sigue recayendo mayoritariamente sobre las mujeres. Para celebrar los avances y las mejoras que la lucha de cientos de miles de mujeres durante siglos, una lucha política pero también cotidiana, nos han legado a las demás. Para reconocer a las poetas, a las músicas, a las científicas, a las economistas, a todas las que merecían pero nunca recibieron un Nobel. Para reconocer a las cuidadoras, a las madres, a las abuelas: las invisibles que dan vida.

Y, en particular, si formas parte del otro 50% de la población, hoy es un día para reflexionar. Sobre qué gestos cotidianos pueden no ser tan igualitarios como parecen a primera hora. Sobre cuánto tiempo has dedicado al cuidado de tu casa en comparación con tu novia o tu hermana. Sobre si ese comentario sobre una compañera de trabajo era realmente gracioso o podía herir sus sentimientos. Sobre cuántas veces has acompañado a tus hijos al colegio en el último mes, o a tus padres o familiares mayores al médico.

Peores salarios, violaciones, asesinatos: únete a nuestra reivindicación al menos un día

Y no te molestes. Es posible que hayas hecho todas estas cosas y algunas más. Pero algo sigue fallando en una sociedad en la que el pasillo de ropa de niñas es rosa y el de niños azul; en la que las profesiones feminizadas -con mayor porcentaje de trabajadoras mujeres: camareras de piso, trabajadoras sociales o limpiadoras- tienen peores salarios; en la que cada ocho horas un hombre viola a una mujer, y cada semana - de media- dos hombres asesinan a dos mujeres. No te molestes: reflexiona con calma, ponte a un lado al menos por un día y únete. Para esta batalla por la igualdad y la justicia, necesitamos aliados.

Así que hoy nos vemos en la calle, en las instituciones, en todas partes, apoyando el necesario #NosotrosParamos o parando directamente. Por todas las que ya no estáis, salimos a las calles. Feliz y combativo 8 de marzo.