Las aguas bajan cada vez más turbias en el Partido Socialista. La guerra es ya a muerte y eso que la contienda no ha hecho más que empezar. Las posiciones que está adoptando el PSOE , el que apoya a Susana Díaz y al que llamaremos oficialista para distinguirlo del sector rebelde que adjudicaremos a los seguidores de Pedro Sánchez, son las de una confrontación radical y han recalado en el grupo parlamentario, cuya disciplina y coincidencia de criterios básicos son imprescindibles para que el partido pueda jugar un papel mínimamente coherente y efectivo en el Congreso de los Diputados, que es el lugar donde se hacen las layes que luego determinan y condicionan la vida de los ciudadanos.

El problema gravísimo para este partido es que una profunda brecha abierta en el seno del grupo parlamentario no hace sino solemnizar la división en lo más hondo de esta formación política, y tal herida puede llegar a ser incurable. La situación se ha agravado desde que la candidatura de  Susana Díaz se ha hecho oficial, lo cual está empujando a los diputados socialistas andaluces a hacer notar su fuerza. Son 2o de un total de 85, nada menos que el 23,5 % de todo el grupo parlamentario, es decir, un elemento decisivo a la hora de votar.

El problema gravísimo es la profunda brecha abierta en el seno del grupo parlamentario

Todavía no lo han formulado con esta crudeza, pero en conversaciones privadas dejan caer que, en el caso de que ganara Pedro Sánchez la carrera de las primarias, ellos se reservarían la opción de no obedecer las decisiones que se impongan al grupo en el Congreso. En una palabra, amenazan con devolver al sanchismo el mismo golpe letal que los partidarios de Sánchez asestaron al partido cuando se negaron a acatar la orden de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno.

Pero no sólo son los diputados andaluces los protagonistas de esta discordia de fondo que tiene hondamente agrietado al cuerpo de diputados socialistas. Odón Elorza se queja amargamente de que la dirección del partido se ha negado en siete ocasiones a tramitar otras tantas iniciativas parlamentarias suyas que pedían la reapertura de la investigación sobre el accidente del tren Alvia en la localidad gallega de Angrois. Naturalmente, Elorza atribuye esta reiterada negativa a una suerte de castigo por parte de la Gestora por su público y contundente respaldo a Pedro Sánchez desde el primer momento. Se siente de alguna manera represaliado.

Margarita Robles ha sido una de las voces más críticas con el "cambio de cromos" entre el PP y el PSOE

No es el caso de Margarita Robles  que, a pesar de no ser afiliada al PSOE,  de haber formado, y seguir  formando, parte del equipo de apoyo a Sánchez y de no haber acatado la decisión de abstenerse en la investidura, ha conservado su puesto como presidenta de la Comisión de Justicia en el Congreso. Todo lo cual no ha impedido que siguiera expresando públicamente su apoyo al derrotado secretario general y que siga exhibiendo sus posiciones muy críticas con la orientación de la Gestora. Ella ha sido una de las voces más críticas con lo que ha calificado de "cambio de cromos" entre el PP y el PSOE a cuenta de los recientes nombramientos de los nuevos magistrados del Tribual Constitucional.

Este nivel de crítica y de desencuentros en el seno del grupo parlamentario no puede decirse que sean insólitos en la historia del PSOE. Lo que es nuevo y otorga un peso y una gravedad desconocidas hasta ahora es que las discrepancias son muy de fondo, que los sectores enfrentados dentro del conjunto de los diputados defienden dos modelos de partido incompatibles entre sí.

Cuando termine la batalla de las primarias, pervivirá el enfrentamiento como guerra fría

Pero lo que permite augurar tiempos tormentosos en la vida socialista es que esas dos visiones antagónicas van a tener que convivir durante todo el tiempo que dure esta legislatura, lo cual puede convertir la vida del grupo parlamentario en un combate devastador. Y eso que la batalla en serio no ha empezado todavía. Los dos candidatos más claramente enfrentados van a intentar matar a su adversario. Pero independientemente de la improbabilidad de que uno de los dos caiga fulminado a manos del otro, lo que no va a morir es la división en el seno del grupo de diputados del Congreso.

Es ahí donde, cuando haya terminado la batalla con la elección por primarias del secretario general, pervivirá el enfrentamiento en su modalidad de guerra fría. Dura tarea tendrá por delante el que resulte ganador.