El Brexit está lleno de piernas. Al menos si nos atenemos a lo que dice la RAE: un piernas es un títere, una persona sin autoridad ni relieve. Visto así, tal vez tenga más sentido del que creíamos que el Daily Mail llevara esta extremidad al titular de su portada. Aunque el tabloide británico equivocó la foto.

Aquella portada tan machista como anacrónica, centrada en las extremidades inferiores de la primera ministra británica Theresa May y la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, decía que no importa el Brexit, sino el "legs (piernas)-it". Estas dos mujeres, con sus respectivas cuatro piernas, estaban allí reunidas para decidir el futuro de sus naciones, y al tabloide no se le ocurrió destacar otra cosa que sus extremidades inferiores. “¿Sus mejores armas? ¡Esas piernas!”, escribía la columnista Sarah Vine.

Hubiera tenido más interés, al menos periodísticamente hablando, que nos contara Vine qué fue de los verdaderos piernas, aquellos políticos que abogaban porque el Brexit era una buena idea pensando en ganar poder por el camino en vez de en defender el interés general de sus votantes. A la mayoría les ha salido mal la jugada y se han quedado ahora, cual títeres, sin autoridad ni relieve, con Brexit y sin cargos. Unos piernas, vaya.

Qué fue de los verdaderos piernas, aquellos políticos que abogaban por el Brexit y no pintan nada

Por ejemplo, Michael Gove, que era el ministro de Justicia pro-Brexit que traicionó a Cameron para sucederle y se quedó con las ganas cuando May entró en Downing Street. No contó con él para el Ejecutivo. Se da la circunstancia de que Gove es marido de Sarah Vine, la columnista que firmaba la pieza de la discordia.

De todos los piernas del Brexit, Boris Johnson y Nigel Farage son mis favoritos. A cual más excéntrico, May se quitó de en medio al primero, que también aspiraba a suceder a Cameron, nombrándolo ministro de Exteriores seguramente para tenerlo entretenido y lo más lejos posible. Al principio fue un jarro de agua fría en Bruselas, pero la ventaja de mandar un pirómano al incendio es que por lo menos todas las partes saben a qué atenerse.

Farage, que abandonó las riendas del UKIP tras el referéndum, y tuvo su minuto de gloria cuando lo recibió Donald Trump en su torre del oro del populismo, vaga ahora de periódico en plató vaticinando el fin de la Unión Europea mientras su partido xenófobo se hunde en las encuestas. Quién necesita una corriente extremista que se salga del guión cuando el guión entero se ha vuelto extremista.

Farage tuvo su minuto de gloria cuando lo recibió Trump en su torre del oro del populismo

Y el último en sumarse a los piernas del Brexit ha sido el ex líder conservador, Michael Howard, que en declaraciones a Sky News invocó a Margaret Thatcher. Recordaba este fugaz líder de los Tories, jubilado salvo del de Lord de todos sus cargos, que "hace 35 años, otra mujer y primera ministra mandó una fuerza de choque a la otra punta del mundo para defender la libertad de otro pequeño grupo de británicos contra otro país de habla hispana". Al oírle, en vez de madera, Fabian Picardo bien pudo tocar el Peñón. Por fin alguien le hace caso al primer ministro gibraltareño aparte de Margallo.

Theresa May ni siquiera había nombrado Gibraltar en la carta de salida de la UE. Bastante tiene May con mantener unido al Reino Unido, ahora que Escocia quiere repetir el referéndum.

Y eso nos lleva de vuelta a la reunión de May y Sturgeon, la de las cuatro piernas cruzadas (cada una las suyas), que protagonizaron la desafortunada portada del Mail. En aquella reunión, en realidad, no había ninguna piernas. Todo lo contrario. Las dos líderes, a diferencia de los políticos anteriormente mencionados, sí que tienen mucho poder en lo que al Brexit se refiere.

Una tercera líder política, Angela Merkel, es la parte contratante con quien van a tener que medirse ambas para negociar. Una su salida y la otra la entrada en la UE. El futuro de Europa está en manos de estas mujeres, no en sus piernas.

El futuro de Europa está en manos de estas tres mujeres (May, Sturgeon y Merkel), no en sus piernas

Por eso la mejor respuesta a este tipo de salidas del tono del Daily Mail, un diario por cierto leído por más de 3,4 millones de lectores entre los que hay, fundamentalmente, un público femenino, es la ridiculización. Como hizo con mucha audacia el periodista Alan Rusbridger, editor durante 20 años del diario The Guardian, recuperando otra foto histórica también llena de piernas, las de Franklin D. Roosevelt, Josef StalinWinston Churchill.