Uno de los aspectos que caracterizan el clima mediterráneo, imperante en la mayor parte del país, es el régimen irregular de precipitaciones, alternándose años secos o muy secos y a veces consecutivos, con otros más lluviosos. De hecho, a la secuencia de años secos se les conoce popularmente como sequía.

Podríamos encontrarnos ante el comienzo de uno de esos periodos de sequía propios de nuestro clima

Efectivamente, si analizamos los datos recogidos a lo largo de los años por un número representativo de estaciones pluviométricas de todo el país, nos encontramos con un nivel y distribución de las precipitaciones que ha variado poco desde al menos mediados del siglo XIX hasta ahora. A lo largo de más de 150 años se ha producido una alternancia de años con pocas o muy pocas precipitaciones incluso varios años seguidos (la pertinaz sequía de la que se hablaba en los años cuarenta), con otros más lluviosos. De esta manera, las sequías han sido recurrentes y habituales en nuestro país.

Esta primavera está resultando en general muy poco lluviosa, por lo que podríamos encontrarnos ante el comienzo de uno de esos periodos de sequía propios de nuestro clima.

Sin embargo, hay dos condicionantes nuevos que no estaban presentes en el siglo y medio anterior, y que suponen un perjuicio añadido a los efectos perniciosos de nuestras sequías recurrentes.

Por una parte, se ha producido en las últimas tres décadas en nuestro país una subida en las temperaturas medias a causa del cambio climático de casi un grado. Ello ha producido una reducción de los recursos hídricos que llegan a los ríos (y por tanto aprovechables) de aproximadamente un 20% en los últimos 25 años, para niveles similares de lluvias. Es decir, llueve más o menos lo mismo, pero por la mayor temperatura existente, el agua se evapora más, a la vez que las plantas evapotranspiran más, y por tanto consumen más agua.

El consumo de agua sigue subiendo, especialmente en el regadío

Por otra parte, el consumo de agua sigue subiendo, especialmente en el regadío. Según los planes hidrológicos recientemente aprobados por el Gobierno, está previsto que se incremente el consumo neto de agua en el país para 2021, del orden del 10%.

En definitiva, es posible que nos encontremos ante el inicio de uno de los periodos de sequía propios y habituales de nuestro clima, pero con los agravantes de que el agua disponible es menor para igual volumen de lluvias, y los consumos siguen aumentando, lo que necesariamente nos conduce en pocos años hacia una situación de auténtico colapso hídrico para una buena parte de nuestro país, cuyas consecuencias ambientales, sociales y económicas pueden resultar muy graves.

Desde Ecologistas en Acción consideramos que lo primero que habría que hacer, es adoptar todas las medidas necesarias para frenar el cambio climático en todo lo posible. Pero además también es imprescindible adaptarnos a esta nueva situación, con menos recursos hídricos aprovechables de los que teníamos antes. En este sentido, consideramos que para recuperar un cierto reequilibrio hídrico, hay que frenar totalmente el crecimiento del consumo de agua, a la vez que se reduzca progresivamente la superficie regada, pues el regadío es el gran consumidor de agua en España, más del 80%.

No hay agua para más, si no queremos dañar gravemente nuestros ríos y poner en peligro incluso el abastecimiento a poblaciones

Resulta imprescindible bajar el actual consumo. Existen más de 4 millones de hectáreas de regadío en el país, y para alcanzar ese reequilibrio hídrico al que nos hemos referido, no podría haber más de 3-3,2 millones de hectáreas regadas. No hay agua para más, si no queremos dañar gravemente nuestros ríos y poner en peligro incluso el abastecimiento a poblaciones.

En definitiva, la lucha contra la sequía, agravada por los nuevos condicionantes, pasa necesariamente por hacer todo lo posible por frenar el cambio climático, a la vez que adaptarnos a una disponibilidad de agua menor, no consumiendo por encima de los recursos hídricos renovables.

Santiago Marín Barajas