Es de agradecer que Miquel Iceta, candidato a la presidencia de la Generalitat catalana, incorpore nuevos ingredientes a la monotemática campaña de estos días.

Ayer, en Los Desayunos de TVE, confesó que no era su intención provocar ni el debate ni el alboroto generados cuando anunció que pediría el indulto para los presos que deje el procés después de sentencias firmes. Reconoció Iceta que a veces, en el ardor de la batalla mitinera, se te pueden escapar anuncios precipitados o poco reflexionados. Incluso, insistió, prematuros.

Lo que me parece más interesante de la propuesta Iceta no es tanto su idoneidad estratégico-electoral como el impacto que puede generar en sus votantes habituales y sobretodo en los potenciales. Repasemos. El PSC (PSOE) sale a la mar en busca de nuevos seguidores en aguas fronterizas con Ciudadanos y los comunes y ha incorporado a su oferta a los democratacristianos de la antigua Unió Democràtica de Catalunya y también, algo más escondidos, a dirigentes de Societat Civil Catalana.

Iceta te acoge en sus brazos tanto si te sientes tan español como catalán, más español que catalán e incluso más catalán que español (pero español)

Iceta te acoge en sus brazos tanto si te sientes tan español como catalán, más español que catalán e incluso más catalán que español (pero español). Todos caben en su regazo. En esta extraña campaña (como él la define) sin rubor ha dejado la izquierda a un lado y se ha concentrado en captar al centro moderado. Vaya, casi lo que hacía la antigua CiU pero con menos senyera.

Pero resulta que Iceta ha osado sugerir la posibilidad del indulto para quién termine condenado en firme por culpa del procés. Ni en su casa madre de Ferraz conocían sus intenciones. No le han aplaudido. Ni sonreído. Más bien le han conminado a matizar.

Porque en el agua de Ciudadanos y del PP, salir a pescar se clama venganza contra los traidores a la patria. No indultos. Y en el resto de España en las aguas puras y cristalinas del PSOE también. Aunque sea habitual que el Consejo de Ministros conceda, de vez en cuando, algunos indultos incluso a ladrones de guante blanco o a funcionarios policiales corruptos. Todo es perdonable menos el desafío y la traición.

Iceta anunció además que si llega a President de la Generalitat se dedicará en cuerpo y alma durante los dos primeros años de legislatura a fomentar un diálogo fluido y fructífero con Rajoy. Siempre dentro de la Constitución dice que conseguirá sacar a Catalunya del callejón al que más de dos millones de independentistas han llevado.

Y nos dijo el futuro Molt Honorable socialista catalán, si la mayoría le apoya, que si no lo consigue en esos dos primeros años, pues se retirará. ¿Entonces? Si el PSC tuviera la capacidad para dedicarse dos años a dialogar con Rajoy y no consiguiera nada de lo anunciado… ¿Se haría independentista? ¿Pediría un referéndum? No. Seguramente pediría el voto para Sánchez que seguro, seguro, seguro, negociaría con Catalunya y bien frotado saldría de la lámpara maravillosa y socialista cual genio. Como Zapatero con aquel apoyaré. ¿Recuerdan?