Existen, tanto en la teoría como en la práctica, muchas formas de entender la democracia. Hay quien la concibe como un mero procedimiento formal de elección. Una elección, en el mercado electoral, de representantes y a través de ellos, designación de gobernantes. Así para estos, su única misión, es hacer normas y hacerlas cumplir. Sin ser tan importante cumplirlas ellos mismos.

Otros concebimos la democracia como algo más que el frío cálculo numérico de quién ha obtenido más votos. Ello no tiene que ver con ser de izquierdas o derechas; no es una cuestión ideológica de cómo organizar la sociedad; ni de invertir en colegios o cárceles. Es algo más sencillo, pero también más profundo.Tiene que ver con una forma de establecer la relación entre el ciudadano y la política. Es un compromiso que se establece entre los servidores públicos y aquellos a los que se sirve. Es confianza, una base ética y moral sobre la que fundamentar cómo funcionan las cosas en la comunidad. Es el ejercicio permanente de la responsabilidad política como un deber insoslayable con la ciudadanía.

Las razones que han llevado al PSOE-M, a través de su Grupo Parlamentario en la Asamblea de Madrid, a presentar una moción de censura contra la Presidenta de la Comunidad de Madrid, tiene que ver con un problema de dignidad, de respeto y de regenerar nuestro sistema político e institucional ante su flagrante deterioro. No tiene que ver con imponer un giro político en el gobierno de la Comunidad de Madrid, que sería igualmente legítimo y justificado, después de tres años de legislatura en los cuales el gobierno autonómico ha estado más tiempo ocupado en defenderse de un escándalo tras otro (Púnica, Lezo, Gürtel, Canal de Isabel II, concesiones irregulares…) que en preocuparse y ocuparse de los asuntos de los madrileños, que son suficientemente graves y preocupantes como para no estar todo el día trabajando en defenderse de los atropellos cometidos.

Hemos pedido que nos apoyen en la moción sin condiciones y con un programa político de un año que no es nuestro proyecto ni el de ninguno

Tampoco tiene que ver con un reparto de sillas, como han dicho, o de un desalojamiento espurio del gobierno; se hace en cumplimiento del artículo 20 de nuestro Estatuto de Autonomía previsto para que la Asamblea exija la responsabilidad política a su Presidente y a su Gobierno y censure sus comportamientos políticos inadecuados. Según dicho artículo, la censura se realiza de forma constructiva, es decir ofreciendo una alternativa para asegurar la gobernabilidad y por ello hemos presentado a nuestro portavoz Ángel Gabilondo, dotado de toda la idoneidad política, personal y moral y con sobrada capacidad de gestión contrastada para que dirija los asuntos urgentes de nuestra Comunidad saliendo del parón actual y situándola en las condiciones adecuadas para que el próximo año se celebren las elecciones autonómicas en normalidad y no con la excepcionalidad que estamos viviendo día a día.

De igual forma, la moción de censura necesita un voto afirmativo de la mayoría absoluta de la Asamblea. Los socialistas no disponemos de esa mayoría y hemos pedido a los otros grupos que estén convencidos y asuman que es necesario reaccionar de manera urgente y sin esperar a que se sigan deteriorando nuestras instituciones, que apoyen nuestra moción y a nuestro candidato al ser los socialistas la minoría mayoritaria en la Cámara. Sin condiciones, ni condicionante alguno y con un programa político de un año que no pasa por ser nuestro proyecto, ni el de ninguno, tan sólo llevar a cabo, en el poco tiempo que queda hasta las elecciones, las propuestas que en la Cámara han recibido el apoyo de los distintos grupos de oposición, así como los que han sido aprobados por todos los grupos. Haciendo eso ya haríamos mucho, en cualquier caso revertir la caída libre en la que están nuestras instituciones.

Esta situación no es fortuita, se ha producido por una forma de hacer las cosas en las que, desde hace años se viene imponiendo el Partido Popular, con sus gobiernos y con el consentimiento y júbilo de sus parlamentarios. Es por ello por lo que los socialistas no podemos aceptar que se produzca la sustitución de uno por otro. No es garantía de nada, salvo de aparentar la sustitución, de una forma de entender la política por la misma. Sin duda, sería decirle al ciudadano que en la política se lo guisan y se lo comen los políticos sin importar el daño y la tomadura de pelo que ello les signifique.

El que existan partidos políticos que pongan por delante sus intereses electorales a los cívicos no significa que todos seamos iguales. Espero que los ciudadanos sepan entender que una cosa es hablar de regeneración democrática y otra practicarla. Los socialistas estamos practicándola por las vías previstas.