Un recorte de plantilla de unos 18.000 trabajadores, la quinta parte del equipo; la creación de una especie de banco malo con 74.000 millones de euros en activos ponderados por riesgo; el desmantelamiento de la división de trading de renta variable; una notable reducción del peso del negocio de banca de inversión. En definitiva: un viraje radical que lleva a un banco que ambicionó con dominar el mundo de la banca de inversión a nivel global a reenfocarse como poco más que un banco corporativo local, que dé servicio a las empresas alemanas y europeas.

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