“Sólo le falta pedirme que me corte la coleta… Me lo pensaría”. Iglesias ya se arreglaba para Sánchez como si fuera Cleopatra, enlechándose los brazos ya blancos y haciéndose grecas en el pelo griego (Cleopatra fue la última egipcia griega en una Alejandría que sería pronto romana). Eso le decía Iglesias a Ferreras, tirándose de las trenzas como una enamorada desesperada y colegiala. Hasta se había vestido, para la entrevista o para el cortejo, de escolar con corbata, un poco Angus Young y un poco estudiante del Club de los Poetas Muertos. No sabía todavía Iglesias que se iba a terminar cortando la coleta de verdad, pero sólo para cortarle la oreja o el rabo a Sánchez, de una manera imprevista, elegante y desconcertante, como un torero que hubiera hecho la faena de su vida sentado. Como Juncal.
Para seguir leyendo Regístrate GRATIS
Identifícate o Regístrate con:
Te puede interesar
Lo más visto
- 1 Tumban 50 multas que un inspector puso a la cadena Primor
- 2 España se queda a oscuras: no recuperará la luz hasta esta noche
- 3 España comienza a recuperar la luz y las comunicaciones tras el gran apagón nacional
- 4 ¿Por qué Canarias y Baleares han esquivado el apagón?
- 5 Estos son los móviles que tendrán Internet gratis en todo el mundo
- 6 La energía hidráulica, solar y eólica, claves para acelerar la reposición energética
- 7 La Audiencia Nacional anula la retirada de las medallas de plata a seis comisarios jubilados
- 8 Estos son los posibles sucesores del Papa Francisco
- 9 Quiénes son los pesos pesados en el cónclave